Recientemente en Beijing, los Presidentes de China y Chile firmaron 10 acuerdos bilaterales para fortalecer el intercambio comercial entre ambos países.
Al quedar atrás los intereses de Estados Unidos por concretar el Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP), el país asiático se adelanta, según analistas, apoderándose del escenario comercial no sólo en toda América Latina, si no con Asia, África y Europa, a través de las llamadas “nuevas rutas de la seda”.
Para algunos expertos, esto es tremendamente positivo para el país, sin embargo para otros sólo demuestra la dependencia, la falta de regulación y el rol explotador, extractivista que hacen las empresas chinas de recursos naturales.
En este sentido, el diputado del partido radical e integrante de la comisión de relaciones exteriores de la Cámara baja, Carlos Abel Jarpa, aseveró que estos acuerdos no sólo benefician a exportadores de materias primas, como el sector frutícola, sino que también potencia el rol del país en un bloque latinoamericano y dentro además de las naciones que integran la APEC.
“Todo esto viene a potenciar al país frente a la comunidad internacional, con especial importancia en los bloques tradicionales como la APEC y donde hay otros muchos países interesados, observadores de la APEC, por consolidar lazos entre Chile y China, partiendo de la base que el país asiático es la segunda economía más importante del mundo, por lo que todas estas alianzas son beneficiosas para ambas naciones”, argumentó.
Para la integrante de la Plataforma Chile Mejor sin TPP, Lucía Sepúlveda, muchos de estos nuevos acuerdos comerciales incorporan contenidos del pasado tratado transpacífico, donde además se constata la voluntad de la Presidenta Michelle Bachelet de hacer oídos sordos a las voces que advierten sobre los perjuicios de estas alianzas para los chilenos y en beneficio exclusivo para las trasnacionales.
Lucía Sepúlveda, indicó que lo que más preocupa es que no existe evaluación integral de los, por ejemplo, daños ambientales que esto trae, debido a la extracción de recursos naturales, especialmente en el sector minero.
“Los contenidos impulsados en el antiguo tratado transpacífico se está apareciendo en estos nuevos acuerdos comerciales, lo grave es que no existe evaluación integral de que ha pasado en Chile con la montaña de pactos que tenemos, los efectos del daño ambiental y el deterioro que se ha producido en términos de la explotación y el extractivismo de recursos naturales, nada de eso se ha evaluado”, detalló.
Para el economista Jorge Leiva, es indiscutible la intención, no sólo comercial de China con nuestro país, sino que también dedicado a construir fuertes relaciones con los principales estados latinoamericanos.
Leiva, también ex ministro de economía del Presidente Eduardo Frei Ruiz Tagle, indicó que este hecho se puede constatar con la participación China en importantes proyectos en la región y la apertura de nuevos mercados para sus productos industriales.
“Estados Unidos se pone en contra de la tendencia existente hasta ahora y China insiste en mantener una posición de apertura, no sólo enfocado a expandir el comercio con Sudamérica, sino que también con África y el resto de Asia, ese gran proyecto que se conoce como la ruta de la seda, para también concretar inversiones. Estamos hablando de un país con 1.300 millones de habitantes que requiere por lo tanto de muchas materias primas de las que no dispone”, subrayó.
Cabe destacar que China es el principal socio comercial de Chile, tanto como destino de exportaciones, como proveedor. En 2016, el intercambio comercial entre ambas naciones superó los U$31 mil millones, un 26% más que el comercio bilateral en 2006, año anterior a la vigencia del Tratado de Libre Comercio.