Todo hacía indicar una jornada tensa en Brasil cuando decenas de miles de manifestantes marchaban hacia el Congreso para protestar por las reformas económicas que Temer está impulsando, además de pedir su renuncia debido a las acusaciones de corrupción.
Cuando los manifestantes se hallaban en la explanada de los ministerios protestando contra el mandatario, la policía comenzó a dispersar a la masa intentando reprimir las protestas.
Lo que comenzó como pequeños roces entre la policía y los manifestantes que intentaban abrirse paso se convirtió en una serie de enfrentamientos en los que los agentes lanzaron gases lacrimógenos y pimienta para contener a la multitud. En respuesta, los inconformes prendieron fogatas y utilizaron sanitarios portátiles para crear barricadas.
La sede del Ministerio de Agricultura fue atacada con cócteles molotov que desataron un incendio en una de sus entradas, sofocado rápidamente por los bomberos en medio de los desórdenes. Igualmente sufrieron daños los aledaños Ministerios de Hacienda, Cultura, Turismo y Energía y Minas, y a lo largo de la Explanada muchos de los manifestantes le prendieron fuego a contenedores de basura y otros objetos.
Tras los incidentes de ayer, Temer ordenó enviar a las Fuerzas Federales a las calles de Brasilia durante una semana pero al confirmarse la insuficiencia de los medios policiales solicitados por el presidente de la Cámara de Diputados, decidió emplear, con base en el artículo 142 de la Constitución Federal, efectivos de las Fuerzas Armadas.