Mientras los candidatos de Chile Vamos y el Frente Amplio se critican mutuamente en medio de sus primarias presidenciales, el candidato que corre con ventaja en la Nueva Mayoría ha realizado gestos de conciliación hacia sus rivales internos.
El senador Alejandro Guillier, abanderado presidencial del Partido Radical, Partido Socialista, el PPD e Izquierda Cristiana, envió una clara señal de cariño hacia sus socios díscolos de la Democracia Cristiana. Pero, al mismo tiempo, dejó confundidos a muchos de sus partidarios en el Congreso. En un seminario organizado por la Universidad Católica, el legislador independiente por Antofagasta aseguró que, en el marco del proyecto que despenaliza el aborto en tres causales, la objeción de conciencia debía extenderse a todo el equipo médico y no tan sólo al cirujano que dirige la intervención.
Esta postura es justamente la que plantean los sectores más conservadores de la Democracia Cristiana, y una parte de la derecha, lo que mantiene estancado el avance de esta ley.
La coincidencia de Guillier con la DC en una de las iniciativas estrella de Michelle Bachelet, que ya lleva dos años de tramitación, ha generado confusión y molestia entre los senadores de los partidos que oficialmente apoyan su candidatura.
En conversación con Diario y Radio Universidad de Chile, el senador socialista, Alfonso de Urresti, se mostró en desacuerdo con la postura del candidato presidencial, y adelantó que antes de la votación intentarán que el senador independiente cambie su planteamiento.
“No cabe duda de que Alejandro va a manifestar la opinión mayoritaria, que es la opinión del gobierno y de algunos que tenemos la posición de que no debiera existir la objeción de conciencia, pero no cabe duda que Alejandro está alineado en este sentido (…) Vamos a apelar a esta condición de hombre laico y progresista”, aseguró.
Algunos creen que existe una incoherencia en este punto. Varios senadores que participan de manera activa en la campaña de Guillier, como es el caso del socialista Juan Pablo Letelier, quien es el encargado territorial de esa campaña presidencial, se quedaron descolocados con la palabras del periodista en la conferencia de la Universidad Católica. Letelier es un férreo opositor a que la objeción de conciencia vaya más allá del médico cirujano.
Pero no sólo los socialistas están molestos. Desde el PPD, Guido Girardi, uno de los líderes de la colectividad y que operó a favor de Guillier incluso en tiempos en que Ricardo Lagos era el abanderado del partido, rechazó las palabras de su candidato a La Moneda: “Extender la objeción de conciencia al equipo que está en el pabellón lo único que hace en la práctica es entorpecer el derecho de las mujeres”, dijo.
Hay quienes interpretan las palabras de Guillier sobre el tema del aborto como un nuevo guiño hacia la Democracia Cristiana, con el fin de tratar de que ese partido vuelva plenamente al rebaño oficialista.
De hecho, el miércoles, un día después de su participación en el seminario de la Universidad Católica, Alejandro Guillier habló de un “pololeo” entre los cinco partidos que lo respaldan y la Democracia Cristiana. Pero Carolina Goic, la candidata presidencial de la DC, tomó de manera literal las palabras del candidato, asegurando que sólo pololea con su marido.
Como sea, claramente Guillier lleva varios días enviando señales de conciliación y cariño hacia la Democracia Cristiana y su candidata, la que hace varios meses se encuentra estancada en una aprobación que no supera el 2%.
En la propia Falange hay quienes interpretan los últimos gestos de Guillier como una estrategia para apaciguar los ánimos rebeldes de la DC. Uno de ellos es el diputado de ese partido, Gabriel Silber, quien valoró la postura de Guillier.
“Acá hay una ventana no sólo en lo electoral, sino que también en lo programático, de buscar puntos de acuerdo en temas tan sensibles como es la despenalización del aborto en tres causales. En consecuencia yo recojo el guante y el guiño que hace Alejandro Guillier en un tema fundamental como es el debate para la despenalización del aborto”, afirmó.
Dentro de la propia Nueva Mayoría existen distintas hipótesis respecto a la conducta de su candidato. Algunos dicen que Guillier no tiene ideas fuertes y que adecua su discurso según el auditorio que tiene al frente. Otros, más cercanos al candidato, plantean que el abanderado simplemente se rige según sus propias opiniones como hombre independiente y que no sigue las pautas de los partidos que lo respaldan. “Él es laico y masón, y hay temas en los que no va estar de acuerdo con los partidos que lo apoyan”, afirma un asesor del candidato. “Por eso es independiente”.
Según varios personeros importantes de la Democracia Cristiana consultados por nuestro medio, pero que prefirieron hablar fuera de micrófono, los gestos de Guillier no serían casuales. Señalan que durante los últimos días el candidato o gente de su círculo más cercano han mantenido conversaciones con el presidente del Senado, Andrés Zaldívar. Es decir, que habrían negociaciones en la famosa “cocina”, donde el longevo democratacristiano desempeñaría un papel importante para negociar una lista única parlamentaria única del oficialismo. Y, tal vez, incluso preparar el terreno para una bajada de Carolina Goic.
Consultados por Diario y Radio Universidad de Chile, personeros cercanos a Zaldívar jugaron al misterio, señalando que no podían “ni confirmar ni desmentir” las acciones que se le atribuyen al congresista.
En tanto, en entrevista con radio Cooperativa, el propio Zaldívar desmintió que él esté directamente negociando un acuerdo parlamentario, pero sí confirmó su rol articulador en este momento: “Yo participo en todos los esfuerzos que hagamos para que ello se cumpla y, hace rato, estoy hablando con muchos dirigentes que se me han acercado a hablar por el tema”
Así, no está del todo claro si las declaraciones más recientes del senador Guillier corresponden a una estrategia deliberada, o si son producto de la improvisación del ex panelista de Tolerancia Cero. Pero es un hecho que sus palabras más recientes han causado incomodidad entre sus partidarios, reforzando la idea de que el candidato es una carta “ingobernable” para los círculos tradicionales del poder, según afirma una persona cercana a Guillier.