Marejadas: La nueva preocupación para el desarrollo urbano costero

Un llamado a generar conciencia e internalizar como un elemento fundamental a la hora de establecer la ocupación del borde costero, hicieron expertos a la hora de analizar el cada vez más frecuente fenómeno de las marejadas. No obstante, hicieron énfasis en algunas falencias que aún se verifican a la hora de establecer un estudio más profundo del comportamiento anómalo del mar chileno.

Un llamado a generar conciencia e internalizar como un elemento fundamental a la hora de establecer la ocupación del borde costero, hicieron expertos a la hora de analizar el cada vez más frecuente fenómeno de las marejadas. No obstante, hicieron énfasis en algunas falencias que aún se verifican a la hora de establecer un estudio más profundo del comportamiento anómalo del mar chileno.

El fenómeno de las marejadas en las costas de nuestro país se ha hecho cada vez más frecuente y ha generado también mayores daños en la infraestructura del borde costero de las ciudades y pueblos ubicados en la costa chilena, como fue el caso de Viña del Mar el 25 de junio pasado, en uno de los últimos eventos importantes en este sentido.

Por esta razón, el Ministerio de Obras Públicas anunció un plan de reconstrucción de la infraestructura del borde costero que incluye la instalación de dolos en el mar a siete metros de la costa, levantar el paseo peatonal en un metro y cambiar la pendiente de la calle próxima para que el agua retorne al océano a través de colectores.

Sin embargo, este creciente fenómeno de la naturaleza ha generado también que expertos en la materia pongan el acento en algunas falencias que tenemos como país para enfrentarlo.

Mauricio Molina, ingeniero civil oceánico de la Universidad de Valparaíso destacó que es difícil hablar de un potencial incremento en la ocurrencia de estos eventos, ya que no existen estadísticas anteriores para hacer una evolución temporal, como tampoco es aún posible determinar el grado de influencia del cambio climático en esto.

“El problema es que no tenemos estadísticas de largo plazo, sabemos a partir de información histórica que eventos como estos han ocurrido antes en el año 1965, y en 1968 fueron eventos que también fueron altamente destructivos, por lo tanto no estamos en condiciones de asegurar, fehacientemente, de que es el cambio climático el que está produciendo estos cambios en los últimos años. Por lo tanto, no podemos aseverar de que esto se va a volver trágico y más fuerte en los años venideros”.

Molina planteó que se está verificando entre las autoridades la preocupación por incorporar este fenómeno a la hora de tomar medidas respecto del borde costero y de su uso, tal como lo manifestado por el MOP en Viña del Mar.

“Nosotros creemos o queremos que como sociedad, que lo que construyamos sea permanente, definitivo que esté ahí ojalá cien años y que nunca le pase nada. Pero si lo hacemos con pocos antecedentes, si no conocemos muy cómo funciona nuestra costa, no es extraño que nos ocurra lo que nos está ocurriendo como sociedad”.

La profesora del Departamento de Geografía de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo, y miembro del Programa de Reducción de Riesgos y Desastres Naturales de la Universidad de Chile, María Victoria Soto, señaló que al parecer las marejadas o bravezas están siendo más frecuentes, así como el impacto que en ellas pudiese tener el fenómeno del cambio climático: “Pero la verdad es que todo eso está en estudio”, señaló.

En lo que sí la profesora Soto expresó que en nuestro país existe un considerable avance es en materia de informes y pronósticos sobre la ocurrencia de marejadas, en este caso por parte de la Directemar (Dirección General del Territorio Marítimo y Marina Mercante) y el Servicio Hidrográfico de la Armada (SHOA).

En este sentido calificó el evento del 25 de junio pasado como “importante”, tanto por sus características como por los efectos provocados, entre estos últimos se observó la erosión provocada en el borde costero de Valparaíso y los daños en la infraestructura cercana a las playas.

También, recordó el caso de las marejadas ocurridas en agosto de 2015 en La Serena y Coquimbo, que ocasionaron daños en el borde costero, especialmente en la primera ciudad, ya que, por ejemplo, la misma Avenida del Mar está construida sobre lo que antes era parte de la playa.

“No así en La Serena, ahí los impactos fueron enormes porque las marejadas, las olas traspasaron la Avenida del Mar, que está construido sobre lo que nosotros denominamos una Alta Playa. Eso es playa, donde está la avenida eso es zona natural de ataque del oleaje, y bueno se vieron los impactos que las olas traspasaron la Avenida del Mar y llegaron hasta los antejardines de los edificios”.

La integrante del Programa de Reducción de Desastres Naturales señaló que el caso de Viña es similar al de La Serena ya que ahí también se ha ganado terreno al mar, por lo que la propuesta del MOP para la Avenida Perú en la Ciudad Jardín podría ser una solución ya que “no puedes cambiar el uso del suelo”, señaló Victoria Soto.

Ambos expertos hicieron énfasis en la necesidad que los municipios del borde costero nacional integren e incorporen al fenómeno de las marejadas como un elemento fundamental a la hora tanto de planificar como modificar los usos que se le dará a ellos y así mitigar los efectos negativos de eventos que, como todo parece indicar, se harán cada vez más frecuentes.

El Servicio Meteorológico de la Armada activa las alertas cuando se pronostican estos eventos que se han repetido en la zona norte y centro. Durante estos días, el Centro Meteorológico Marítimo de Valparaíso informó sobre la presencia de marejadas   desde el sector del Golfo de Penas hasta Arica, incluyendo Isla de Pascua y el Archipiélago de Juan Fernández. La alerta es el aviso número 31 de lo que va del año y el séptimo de categoría “anormal”.





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