Lago Llanquihue: La difícil sinergia entre la contaminación fecal y la acuícola

El vertimiento de excretas sin tratar al lago facilita el pasaje a las aguas de este de bacterias de la flora normal humana y de patógenos intestinales capaces de producir diarreas, incluyendo salmonellas y Escherichia coli. Estos excrementos también pueden contener numerosos parásitos intestinales diarreicos (giardia, isospora) y virus con las habilidades de producir hepatitis y también diarrea, y en el caso de estos últimos, meningitis y otros cuadros de infección generalizada.

El vertimiento de excretas sin tratar al lago facilita el pasaje a las aguas de este de bacterias de la flora normal humana y de patógenos intestinales capaces de producir diarreas, incluyendo salmonellas y Escherichia coli. Estos excrementos también pueden contener numerosos parásitos intestinales diarreicos (giardia, isospora) y virus con las habilidades de producir hepatitis y también diarrea, y en el caso de estos últimos, meningitis y otros cuadros de infección generalizada.

La noticias de la importante contaminación fecal del lago Llanquihue me hacen recordar con nostalgia las didácticas y originales clases de mi profesor de Epidemiologia, y también director de la Escuela de Medicina, U de Chile, Dr. Benjamín Viel Vicuña. Cualquier asistente a sus inolvidables presentaciones entendería ahora que esta contaminación, al parecer masiva, además de constituir un escándalo público y una degradación cultural, entraña considerables peligros para la salud de la población en la cuenca del lago misma y más allá de ella. El profesor Viel, con un discurso elegante, una visión penetrante, y un raciocinio certero nos ilustraba de como uno de los grandes avances de la salud pública y de la civilización había sido el manejo adecuado de las excretas. Excrementos, que él decía con cierta ironía, las civilizaciones nómades dejaban detrás huyendo de ellos, pero que una vez que los asentamientos permanentes de población aparecieran, comenzaron a agobiar a los humanos dentro y alrededor de sus viviendas y a ser causas de enfermedad y de muerte, como ocurriera repetidamente en la Edad Media y el Renacimiento. La creación de las alcantarillas para alejar de las viviendas los excrementos y de las técnicas para convertirlas en materia inocua e inactivar a los microrganismos presentes en ellos, para así impedir la contaminación ambiental y la diseminación de estos entre las poblaciones humanas y animales, es sin lugar a dudas como lo decía el profesor Viel, un gran logro de la cultura occidental de fines del Siglo XIX y comienzo del Siglo XX. El desarrollo de estos procesos sanitarios sin tropiezos o limitaciones ha sido siempre y en diversos países, un signo de democracia y de una adecuada respuesta del aparato político a las necesidades de salud y de bienestar de sus gobernados. Como lo he señalado previamente (Ambiente y Desarrollo. 2005. 21: 80-87), si bien la presencia de excretas, desechos y otros innumerables signos de degradación macroscópica de los ambientes acuáticos y terrestres de la región de Los Lagos, y especialmente de Chiloé, constituyen una bofetada a la estética y al buen gusto, son los aspectos microscópicos de estos desarrollos los que más tienen el potencial de afectar negativamente la salud de humanos, de animales y del ambiente.

El vertimiento de excretas sin tratar al lago facilita el pasaje a las aguas de este de bacterias de la flora normal humana y de patógenos intestinales capaces de producir diarreas, incluyendo salmonellas y Escherichia coli. Estos excrementos también pueden contener numerosos parásitos intestinales diarreicos (giardia, isospora) y virus con las habilidades de producir hepatitis y también diarrea, y en el caso de estos últimos, meningitis y otros cuadros de infección generalizada. La habilidad de estos patógenos de sobrevivir en el agua por prolongados periodos hace que la población pueda exponerse a ellos e infectarse a través de actividades como la natación y el consumo de productos de pesca y del agua sin tratar del lago. El uso de antimicrobianos en las actividades acuícolas asentadas en el lago hace que estos estén presentes como residuos en sus aguas y en sus sedimentos, seleccionando por bacterias resistentes a antibióticos entre las bacterias contaminantes y también entre las bacterias ambientales propias del lago. La teoría de la evolución aplicada a las bacterias, y el conocimiento de la herencia bacteriana, indica que esto crea un puente que facilita la comunicación genética y la diseminación de la resistencia entre bacterias ambientales, humanas y de peces, incluyendo patógenos. Esto, convierte al lago en una caldera que facilita la diseminación de la resistencia a los antibióticos entre bacterias de diferentes ambientes y probablemente crea bacterias con mecanismos de resistencia hasta ahora inéditos, complicando de manera potencialmente importante la terapia de infecciones producidas por ellas en humanos y en animales. El transporte que la acuicultura realiza de las formas juveniles de salmónidos del lago al ambiente marino, ayuda también a la diseminación de patógenos y de la resistencia a antibióticos a otros escenarios, y lo mismo sucede con las aguas contaminadas que fluyen del lago al mar a través del rio Maullin.

Estos eventos también me recuerdan a otro maestro en la educación médica de mi generación, y es quien fuera profesor de Parasitología y decano de la Facultad de Medicina, U. de Chile, Dr. Amador Neghme Rodríguez. Esto porque el profesor Nehgme fue un pionero en describir la presencia y el ciclo biológico de la tenia del pescado, una lombriz que infesta a humanos y animales, pero que necesita de pequeños crustáceos intermediarios y de peces que habitan los lagos alpinos del sur de Chile (incluyendo el lago Llanquihue ), para completar su ciclo vital. El complejo ciclo de este parasito cuyos hospederos finales son los humanos y los animales que se alimentan de peces presentes en estos lagos, los cuales contienen larvas intermediarias del parasito, necesita para su permanencia en ellos de la contaminación fecal de las aguas lacustres como la que está ocurriendo. Los originales y perseverantes estudios del profesor Neghme y de sus colaboradores, indicaron que en las riveras del lago Llanquihue y otros existe una población humana (y animal) que porta la tenia del pescado en sus intestinos y que elimina constantemente millones de huevos de este parasito en sus deposiciones. Cuando la materia fecal sin tratamiento que los contiene, alcanza el agua, los huevos encuentran las condiciones adecuadas para completar su ciclo e infestar a otros humanos y animales ictivoros, amplificándose el número de infestados y asegurándose la permanencia del parasito en la población y en el ambiente. Si bien es cierto que la trasmisión de este gusano puede ser evitada comiéndose el pescado bien cocido o previamente congelándolo, esto no siempre sucede (ceviche, sushi) y si en general las manifestaciones clínicas carecen de severidad, ellas en algunos casos pueden ser importantes e incluir relevantes anemias. De acuerdo a las investigaciones del profesor Neghme esta tenia parasitaria habría sido introducida por inmigrantes del norte de Europa al sur de Chile, y la falta de saneamiento ambiental el cual como vemos aún continúa en la región, habría facilitado esta introducción, su diseminación y su permanencia en ella.

Como previamente lo he analizado (Rev Med Chile. 2007.135:1064-71) estos procesos tienen el potencial de expandir el rango del parasito en Chile y en el mundo como ya ha ocurrido, dado las exportaciones de salmones originados en estos lagos. El escape de salmónidos infestados con el parasito de los sitios marinos de cultivo, su retorno a lagos similares al Llanquihue en toda la Patagonia chilena, y su consumo por animales, estimula también la dispersión del parasito en la fauna silvestre de esta región asegurando su permanencia indefinida en ella. Las larvas de este parasito pueden infestar a las formas juveniles de salmónidos crecidas en él lago, permaneciendo en ellas hasta que están son llevadas al mar y alcanzan su estado adulto, siendo consumida por humanos y transmitiendo el parasito a ellos. Está claro que las actividades de acuicultura en este lago y otros debieran ser abandonadas, ya que ellas amplifican la situación epidemiológica de la resistencia a antibióticos y de la tenia del pescado en un ambiente con contaminación fecal. ¿Después de este somero análisis cabe preguntarse, qué eventos culturales y políticos fueron los responsables de la desaparición de la discusión en la esfera pública del conocimiento creado e impartido por mis maestros, y cuya perdida afecta tan negativamente el saneamiento ambiental en el país y la salud de la población? La historia de la medicina y de la ciencia indica que eventos similares ocurrieron en Alemania durante el nazismo, en España, durante la dictadura de Franco y en la Unión Soviética durante el gobierno de Stalin. Épocas durante los cuales la violencia y la represión se dirigieran contra las comunidades universitarias y aseguraran la rápida destrucción y la desaparición de grupos académicos y con ello la prescripción del conocimiento que ellos sustentaban y que no sirviera directamente los intereses espurios de estos gobiernos. Sin lugar a dudas en Chile la dictadura militar cumplió similares objetivos siendo las universidades públicas, y especialmente la U. de Chile, el foco de sus afanes destructivos.

El descalabro sanitario en el lago Llanquihue y otras catástrofes similares en el país, parecieran obviamente ser frutos de esa época obscura que afectara negativamente al conocimiento y pervirtiera la democracia necesaria para su preservación. Similarmente el impacto, que tienen en estos problemas el crecimiento económico a ultranza en desmedro de la salud de la población y el ambiente debiera ser analizado. Como también debieran ser estudiados  los resultados de la privatización de servicios básicos como el alcantarillado y el agua potable, que eluden fiscalización y cuya administración privada son también herencias de la dictadura y de la transición.  El rescate del acervo cultural que representa la historia de la salud pública en el país y sus logros tangibles, implica una misión civilizadora impostergable para proteger la salud pública y la del entorno ambiental, comenzando así a borrar definitivamente las huellas malsanas de la incultura dictatorial en estos aspectos.

Agradezco a mi padre que al comienzo de mi adolescencia se diera el tiempo un día, para llevarme especialmente a conocer la gloria del lago Llanquihue y sus volcanes y a una beca Guggenheim USA/Canadá que me diera el espacio para estudiar estos problemas.





Presione Escape para Salir o haga clic en la X