Antes del éxito de Hamlet o Romeo y Julieta, William Shakespeare escribió la tragedia que se instaló como la pieza más sangrienta del teatro occidental: Tito Andrónico. En esa historia ficticia, el general del ejército romano regresa victorioso tras una larga guerra contra los godos del norte. Para conmemorar el triunfo, sacrifica al hijo mayor de la reina goda, quien se convierte, al poco tiempo, en emperatriz de Roma y desde su puesto de poder, se venga de Tito quitándole a dos de sus hijos.
Tito, en represalia, mata a los descendientes de la reina y hace un pastel con sus restos. En total, 14 muertes, una violación y un sinnúmero de escenas de mutilaciones y canibalismo.
La violencia y el poder de Tito Andrónico impulsaron al director Sebastián Jaña y al dramaturgo Luis Barrales a reflexionar en torno al horror y la brutalidad que median nuestras relaciones. ¿Si todos los caminos conducían a Roma, hacia dónde conducen en la actualidad? ¿Cuál es el imperio que nos gobierna hoy? ¿Somos conscientes de que vivimos bajo el control de un imperio?
Estas son las premisas que dan vida a Matar a Rómulo, obra que es protagonizada por María Gracia Omegna, Claudio Ravanal, Moisés Angulo, Felipe Zepeda y Nicole Sazo.
El montaje narra la historia de Alberto, un profesor chileno radicado en Nueva York quien realiza un workshop sobre el terror y barbarie en Tito Andrónico de William Shakespeare dirigido a cuatro jóvenes extranjeros: una croata, un sirio, un italiano y una chilena.
En pleno desarrollo del taller, se produce el atentado terrorista que derribó las torres gemelas el 2001 y las vidas de estos cinco personajes cambian abruptamente de rumbo.
“El montaje se estructura a partir de cuatro escenas de Tito Andrónico, que situamos en distintos momentos y espacios. Si bien la acción principal ocurre en Nueva York el año 2001, hay constantes viajes que van desde el siglo V A.C., hasta el Chile de la actualidad”, explica Jaña.
“Decidí trabajar con Tito Andrónico dada su imposibilidad de representarla sin caer en el cliché de las súper producciones europeas que grafican literalmente lo descrito por Shakespeare. Mi intención fue ahondar en ese personaje guerrero que es capaz de sacrificar todo, incluso su familia, por el bien del imperio. Esto nos llevó a reflexionar sobre las fuerzas que nos gobiernan y los peligros que nos aquejan. Si bien, como país, estamos anexados a este imperio virtual que nos propone la contemporaneidad, físicamente, estamos al margen. Al margen de todo, incluso de los ataques terroristas”, agrega.
La puesta en escena destaca por una compleja instalación sonora y audiovisual, y por una escenografía compuesta por más mil frascos rellenos con pellet plástico.
La obra estará en cartelera hasta el 16 de diciembre, de miércoles a sábado a las 21:00 horas. La entrada tiene un valor de $ 5.000 (general) y $ 3.000 (estudiantes y tercera edad).