Egipto inició tres días de duelo nacional en homenaje a las 305 víctimas del atentado cometido el pasado viernes contra una mezquita Rawda de Bir al-Abd, a unos 40 kilómetros al oeste de la capital de la provincia Norte Sinaí.
La fiscalía señala también que entre las víctimas hay 27 niños y ha concretado que el ataque fue realizado por entre 25 y 30 asaltantes, que llegaron en 5 vehículos con banderas del Estado Islámico.
Se trata del atentado más sanguinario que ha sufrido el país y uno de los más mortíferos desde el 11 de septiembre de 2001, en Estados Unidos.
“Las fuerzas armadas y la policía vengarán a nuestros mártires”, declaró el presidente Abdel Fatah al Sisi, que prometió vengar el atentado.
Durante la pasada noche, el Ejército ha lanzado ataques aéreos en la zona del ataque, en la región oriental del Sinaí, donde las fuerzas de seguridad combaten a la rama egipcia del grupo yihadista Estado Islámico (EI).
Los principales dirigentes del país han condenado el ataque y han insistido en combatir el terrorismo y la ideología extremista. La rama de los yihadistas que opera en Egipto, lleva a cabo frecuentes ataques contra las fuerzas del orden en la península del Sinaí, en la frontera con Israel y la banda de Gaza. La amplitud de los ataques se ha ido reduciendo mientras aumentan los golpes contra la población civil, no solo cristianos y sufíes, también contra los beduinos del Sinaí, acusados de colaborar con el ejército.