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Año XVI, 28 de marzo de 2024


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Economía y salud:
las consecuencias del envejecimiento de la población

Un estudio publicado por la OCDE señala que, para el año 2050, Chile protagonizará un fuerte envejecimiento de su población. La realidad deberá ser afrontada por políticas públicas de diferentes materias con el objetivo de que no tenga impacto en el empleo ni en la salud de la población.

Martín Espinoza

  Martes 5 de diciembre 2017 18:33 hrs. 
03 julio 2012
Gente centro de Santiago

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Para 2050 en Chile, por cada 100 personas en edad de trabajar, habrán 43 que tendrán 65 o más años. Eso indica el informe de la OCDE “Pensiones de un vistazo 2017”, que además señala que los hombres se pensionan, en promedio, a los 71,3 años mientras que las mujeres dejan el mercado laboral, en promedio, a los 67,7 años. Ambos géneros se ubican en el tercer lugar comparativo con los otros países de la OCDE.

Chile envejece y para las autoridades es un tema que no pasa desapercibido. Con el afán de aumentar la tasa de natalidad, y ante este inevitable envejecimiento de la población, Sebastián Piñera en 2013 anunció el “bono por tercer hijo”. La política consistía en entregarles a madres y padres $100.000 por cada hijo desde el tercero en adelante. La medida fue duramente criticada por distintos sectores e incluso la revista británica The Economist la tildó de “soborno por hijo”.

Con el inminente envejecimiento de la población, nacen nuevos desafíos en materia de políticas públicas y la cartera de salud prevé desafíos importantes de aquí a las próximas décadas.

El 1 de diciembre se desarrolló en Chile el encuentro “Evaluación del envejecimiento poblacional sobre el sistema de salud de Chile”, convocado por la Organización Panamericana de la Salud. En él, la ministra de Salud, Carmen Castillo, señaló que el envejecimiento es una señal de “exitosas políticas públicas en salud”, a lo que agregó el hecho de que “es una realidad que se encuentra asociada a un incremento de enfermedades crónicas, una alta frecuencia de consultas médicas, un mayor número de atenciones de urgencia, hospitalizaciones, necesidades de medicamentos y acceso a mejor tecnología para diagnosticar y tratar oportunamente a las personas mayores. Todo ello generando una presión asistencial que no habíamos experimentado”.

En ese contexto, la eliminación del 5 por ciento de cotización en salud para adultos mayores  y el Fondo Farmacia, cuyo objetivo es entregar gratuitamente medicamentos para diabetes, hipertensión, colesterol y triglicéridos altos, son avances en pos de este desafío.

Según Rafael Jara, director de la Sociedad de Geriatría y Gerontología de Chile, en nuestro país no hay un foco puesto en lo que se ha denominado como “envejecimiento exitoso”. En Chile hay muchos factores de riesgo desde jóvenes. El sedentarismo, la depresión y otros males se presentan de forma temprana en la población chilena y se consideran señales que deben ser abordadas. “¿Qué haría falta para manejar esto? Educar a la población en lo que es el envejecimiento y qué se debe hacer para llegar a un envejecimiento en buenas condiciones. También se deberían implementar servicios de salud que permitieran entregar atención a los mayores en buenas condiciones y que todo el modelo de salud esté planificado para pensar que las personas tienen que llegar a mayores en buenas condiciones. Debe ser un sistema mucho más estricto y con mucho más seguimiento del paciente sano”.

En materia de salud, a juicio de Jara, se debiera implementar un servicio de atención geriátrica, unidades dentro de hospitales en los que se reciban adultos mayores con enfermedades serias y recién detectadas. Además señala la idea de implementar hospitales de día, en donde se le preste atención médica, kinesiológica y terapéutica, entre otras. “Faltan geriatras y que las otras profesiones de la salud tengan en su malla incorporada la geriatría como parte de su trabajo”.

Pero salud no es la única arista que se vería afectada por el incremento de la población adulta mayor. La economía inevitablemente también se vería tocada por esta realidad. Si las personas van envejeciendo, la tendencia indica que la edad de jubilación debería postergarse, aumentando la edad de las personas económicamente activas. Gonzalo Escobar, economista de la Universidad Andrés Bello cree que el sistema económico no está preparado hoy para afrontar esa realidad y apunta al desempleo como una de las fuertes amenazas: “si se da la predicción las personas deberían postergar su edad de jubilación por ley. ¿El mercado laboral estará dispuesto a absorber a estas personas? Yo creo que no. No veo a personas de 65 haciendo trabajos pesados. Esto va a generar que el ingreso va a ser mayor que la salida en el mercado laboral, entonces lo que uno tiende a pensar es que aumentará el desempleo si es que no se generan nuevos puestos de trabajo”.

La ciudad también representa un escenario de posibles dificultades para la población envejecida. Por ejemplo, y según lo ha investigado el arquitecto Jorge Inzulza, el proceso de desplazamiento urbano, afecta particularmente a los grupos de más avanzada edad, sobre todo si se suma el factor pobreza. En conversación con el programa Semáforo de nuestra emisora, el también profesor de la Universidad de Chile explicó que en el caso de Estación Central, donde la construcción en altura ha prevalecido en el último lustro, los “originarios” del lugar, que en este caso son mayoritariamente adultos mayores, han sido expulsados del territorio y, los obligados a quedarse, han visto cómo su calidad de vida se ha deteriorado.

El modelo de “expulsión” se repite en otras ciudades del país, por lo que se advierte que, sin un pensamiento integrado de la forma en que se deben construir ciudades más democráticas, en los próximos años impactará duramente a los más pobres y viejos, generando un nuevo problema de redes sociales, pero también impactando en lo económico, por ejemplo, al tener que sumar al ya escaso presupuesto mensual, el ítem de transporte o calefacción, antes no incorporado.

Con el estudio de la OCDE llegan nuevos desafíos que de seguro deberán asumir los siguientes gobiernos. Sebastián Piñera contempla dentro de su programa un diagnóstico y, sin dar detalles, menciona sus intenciones de implementar una política de Estado de Envejecimiento Positivo. Por otro lado, Alejandro Guillier maneja una batería de políticas dentro de las cuales se encuentra la prevención a las enfermedades mentales, resguardos de la dependencia de adultos mayores, un fortalecimiento del sistema nacional de apoyo y cuidado, y la creación de una subsecretaría de la persona mayor, entre otras.

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