Con una participación histórica correspondiente al 80 por ciento del censo y un alza de cinco puntos en relación a las elecciones del 2012, Inés Arrimadas, representante de Ciudadanos, ganó las elecciones catalanas con el 25 por ciento de los votos y 36 diputados tras superar el millón de votos.
El ascenso de Ciudadanos, con algo más de 10 años de vida ha sido veloz, sin embargo no gobierna ninguno de los ayuntamientos de Cataluña. En 2012, obtuvo por primera vez representación parlamentaria, en las elecciones de 2015 obtuvo 25 diputados y hoy, se convirtió en el partido más votado por los catalanes.
Las fuerzas que apoyan la independencia obtuvieron la mayoría absoluta de los escaños en el Congreso. Así, Junts per Catalunya, terminó la jornada electoral con 34 escaños y el 21,68 por ciento de los votos; Izquierda Republicana de Cataluña (ERC) con 32 diputados y el 21,41 por ciento de los votos, en un escenario de gran polarización y tensión por el desafío independentista que mantiene a la provincia catalana dividida en dos, con un 47,57 por ciento de votantes a favor de la independencia y un 52,43 por ciento que opta por fuerzas no soberanistas.
En tanto, Junts per Catalunya, el partido liderado por Carles Puigdemont, exiliado en Bruselas, obtuvo dos diputados menos. Así, Junts per Catalunya y ERC consiguieron mejorar sus resultados electorales concurriendo por separado, ya que en 2015 la coalición Junts pel Sí obtuvo 62 escaños, mientras que en estos comicios, la unión de ambos les otorgó 66 representantes que, sumados a los cuatro de la CUP, dan al independentismo los 70 escaños soñados, dos más que la mayoría absoluta.
El resto de partidos se queda prácticamente igual o pierde representación en el Parlament.