Cuando compuso “Un año más”, Emiliano Hernán Gallardo Pavez (Coquimbo, 1928) se sentía solo.
En los años 50 se había sentado al piano allá donde lo invitaran: en los boliches del puerto de Coquimbo, en el casino de Peñuelas, en la Radio Minería, en el Goyescas, acompañando a la Orquesta Huambaly o a Antonio Prieto. Incluso antes, cuando todavía no era un veinteañero, había animado una velada tocando a cuatro manos con el presidente Gabriel González Videla. Era un fantasista de las teclas, decían.
Pero todo eso estaba atrás: a inicios de los ‘70, Hernán Gallardo Pavez estaba de regreso en Coquimbo y sus padres habían muerto. “En el fondo, como que hablaba de lo que a mí me había pasado”, dice en un registro que el programa Doremix hizo poco antes que falleciera en la pobreza y el desamparo, dejando un desconocido legado de miles de canciones, cientos de poemas y dos novelas inéditas.
“Empecé haciendo la canción, la música y la letra en la tarde, como a las siete u ocho. Yo tenía un tecladito chico no más, entonces me fui a acostar, como a las diez de la noche, tarareaba la canción, pero al otro día se me olvidó. Fui al pianito, algo me acordaba, de algunas cosas, pero tenía muy presente un tono en disminuido. Por eso me guié”, relata ahí.
El primer grupo que grabó “Un año más” fue Makalunga, un quinteto liderado por el cantante Héctor “Tito” Rojas y formado en 1974 en Coquimbo. Varios de sus integrantes habían estado en Los Cumaná, que desde inicios de la década habían incluido varias composiciones de Hernán Gallardo Pavez en su repertorio.
En 1975, los integrantes de Makalunga se encerraron en los estudios de la coquimbana Radio Occidente y registraron nueve canciones, para mostrarlas en los sellos discográficos de Santiago y conseguir un contrato. Una de ellas, en dos versiones diferentes, era “Un año más”. La habían conocido poco antes.
“Nos juntamos un 20 de julio, me acuerdo perfectamente, en el Club Social, donde había un piano acústico de cola grande. Nos juntamos con el pianista que tenía yo, que era Darío Godoy, muy buen pianista, y (Hernán Gallardo Pavez) me pasó una balada (…) La había hecho cuando su padre murió y él cayó en una depresión. Pero era para cumpleaños, nunca fue para Año Nuevo. Si el tema nunca dice Año Nuevo, nunca”, recuerda “Tito” Rojas en una entrevista incluida en Hagan un trencito, el libro del colectivo de investigadoras Tiesos Pero Cumbiancheros, donde se encuentran todos los testimonios de músicos incluidos en este artículo.
Makalunga, sin embargo, nunca logró ese contrato. Poco después de registrar los demos, “Tito” Rojas tomó una oferta de trabajo en el extranjero y el grupo se acabó. Las cintas con las dos versiones de “Un año más” pasaron al olvido y permanecieron inéditas hasta hace poco.
Hoy se pueden escuchar en el Archivo de Música Tropical Chilena, que conserva un mérito indiscutible: embobados por la salsa que habían conocido en sus anteriores giras con Los Cumaná y basados en “Barrunto”, de Héctor Lavoe y Willie Colón, Makalunga fue el primer grupo que convirtió aquella triste balada de Hernán Gallardo Pavez en una pieza de música tropical.
Aparecen las guitarras
El director musical de Los Cumaná, Luis Tirado, recuerda que Hernán Gallardo Pavez llegó a su casa en Coquimbo para enseñarle “Un año más”. Fue poco después que muriera su padre y aún no la tenía completamente terminada, pero igual se la mostró. “Empezaba con la marcha fúnebre, yo me acuerdo cuando la tocó”, dice en Hagan un trencito.
Años más tarde, Gallardo volvió para insistirle con su composición: “Tengo este tema, es re fácil”, le dijo, pero Los Cumaná no podían aceptarla, porque estaban listos para ir a tocar a Bélgica, en una segunda etapa de su carrera. “No tengo tiempo ni pa’ ir a grabarla, ¿por qué no conversai con Los Viking 5?”, le sugirió Tirado.
Entonces Los Viking 5 estaban todavía convirtiéndose en el emblema tropical de Coquimbo que son hoy. Habían debutado con el LP Cumbias (1972) y ya acumulaban giras y discos. “Oye, Juan (Núñez), el Hernán Gallardo te tiene un tema”, le dijo Tirado al fundador del grupo.
Así fue como “Un año más” se convirtió en una cumbia: “Los hermanos Núñez la llevaron a uno de sus ensayos, realizando algunos arreglos para transformarla, sin pensar jamás que sería un éxito tan, tan grande: ¡la cumbia chilena más importante!”, relata Ángel Núñez, quien heredó de su padre la dirección de los actuales Viking 5.
“Hernán Gallardo nos pasó el tema. Los autores de la región se acercaban a Los Viking 5, ‘tenemos unos temas, queremos que los escuchen’ (…) Siempre tuvimos esa sugerencia de Odeón de temas extranjeros que estaban sonando, pero que no estaban editados en Chile, eran de otros grupos. Grabar un tema de un autor regional era difícil, no sabíamos si iba a pegar o no, era complicado”, explica también el guitarrista Guillermo Montero.
Los Viking 5 incluyeron “Un año más” en su sexto disco, Cumbias güenonas (1977), editado por EMI Odeón con una voluptuosa rubia en la carátula. Es la primera de las doce canciones que ahí se escuchan, con la voz de “Chagua” Núñez y la sabrosa guitarra de Guillermo Montero, que hasta se atreve con un solo en plena canción.
“El mérito de Los Vikings es que la sacaron del anonimato. Si no, no existe”, asegura Edson Núñez.
Y aparecen las trompetas
Los Viking 5 transformaron “Un año más” en cumbia y fueron los primeros que la publicaron, pero nadie duda de que la canción se convirtió en un clásico cuando la tocó la Sonora Palacios.
Hay dos elementos que son cruciales: la voz de Tommy Rey, que entonces era vocalista de la agrupación, y los arreglos del director de la agrupación, Marty Palacios. Sobre todo, la melodía de trompetas que se convirtió en marca registrada.
“La introducción que todos conocen la hizo Marty Palacios. Hernán Gallardo Pavez siempre lo decía e incluso la incluía después cuando la tocaba, porque decía que le gustaba”, explica el investigador Sebastián Clavero, coautor de un perfil biográfico del compositor.
¿Cómo llegó la canción a la Sonora Palacios? Hay versiones diversas.
En Hagan un trencito, Los Viking 5 recuerdan que ambos grupos compartieron escenario en la fiesta de La Pampilla y que ahí fue cuando el grupo santiaguino la escuchó. Leonardo Núñez, ex integrante de la sonora, recuerda también ese episodio, pero dice que el autor les había entregado la partitura antes: “Marty (Palacios) la guardó ahí, no le dio bola (…) Fuimos a tocar a La Pampilla, la tocaron Los Viking 5 y el Marty dijo ‘oye, esa canción me la pasó a mí él, revísala po’. La buscamos y estaba, entonces ahí la grabamos”.
Según Marty Palacios, Hernán Gallardo Pavez le insistió para que la agrupación grabara su composición. Incluso se la cantaba como algo parecido a un bolero, pero a él no le gustaba: “Con este tema no pasa nada”, pensaba.
Finalmente, cedió y le propuso al compositor que hicieran un nuevo arreglo: “No había nada para fin de año, nosotros decíamos, ¿qué podíamos tocar pa’l fin de año? ‘Un año más, qué más da, un año más, cuántos se han ido’ (cantando). Ya, esa parte me marcó, dije. Entonces le dije al Tommy que copiara la letra y empeamos a madurarla. Y cuando ya me interesó, me gustó, le hice el arreglo. Fuimos los primeros que la impusimos (…) Lo grabamos en un (disco de) 45 y se lanzó a las radios”, relata.
La Sonora Palacios incluyó “Un año más” en su disco Fiesta tropical (1980) y esa versión fue la que finalmente se convirtió en un standard de la cumbia chilena. La misma agrupación la ha grabado varias veces, así como luego lo hizo la Sonora de Tommy Rey y otros innumerables combos de música tropical. Hasta Los Viking 5 la adoptaron en sus interpretaciones posteriores.
“Se ha convertido en un himno nacional del Año Nuevo, no hay banda que no la toque en esta fecha”, afirma Sebastián Clavero.
Lágrima y festejo
“Un año más” pertenece a ese repertorio bailable y sabroso que esconde penas y nostalgias. No es algo tan extraño, dice Sebastián Clavero: “Hay otras canciones que también tienen eso, son bien cortavenas y la gente las baila igual. La letra puede decir lo peor de la vida, pero si tiene una conga y un cencerro, vamos bailando y arriba las palmas”.
En este caso también hay una explicación musical, añade el investigador: “Los grupos como Los Viking 5 y la Palacios cambian un acorde. En la original hay un disminuido, como triste, que reemplazan por otra nota que musicalmente sería equivalente, pero tiene un carácter de tonalidad mayor, entonces es un poquito más arriba en el ánimo. Está al inicio, cuando dice ‘Un año más, que se va…’. Hernán Gallardo Pavez usaba muchos esos acordes. La entrada de la canción original es así al tiro, al choque: la lágrima inmediata”.
De hecho, Sebastián Clavero recuerda sus conversaciones con Hernán Gallardo Pavez y dice que le gustaba particularmente una versión del grupo Pebre, que descarta el pulso bailable y vuelve al origen de balada. “Él mismo entregó la canción, pero decía que no la hizo para que la gente bailara. Jamás se lo imaginó. La letra lo dice todo, pero como está en cumbia, la gente festeja igual”.
Sea triste o festiva, finalmente el gran tema de “Un año más” es el mismo de tantas otras canciones, libros, películas y obras de arte, que es el inevitable paso del tiempo. Es un tópico universal y quizás eso también explique su éxito incombustible: “No importa los años que tienes / es el tiempo el que no se detiene”.