A las 7.20 de la mañana el Papa Francisco salió de la Nunciatura Apostólica, caminó hacia el sector donde lo esperaban los periodistas y les dedicó unos minutos, en los que agradeció la labor realizada en la cobertura de su primera visita a nuestro país. Añadió que se lleva “un buen recuerdo de ver periodistas que pasan ahí de pie esperando, sigan así, sirviendo al pueblo y recen por mí. Que Dios los bendiga a todos”. Luego de eso subió al auto que lo trasladó hasta el Aeropuerto para tomar el vuelo hasta Iquique donde realizó su última actividad pública en Chile.
En la misa que se celebró en la Playa Lobito, en las afueras de la ciudad de Iquique, estuvieron presentes cincuenta mil personas, según los organizadores, quienes corrigieron a la baja el número de asistentes que inicialmente habían fijado en noventa mil. No se trata de un dato menor, considerando que el lugar estaba preparado para recibir a más de 350 mil personas y la asistencia final obligó a la organización de la visita papal a admitir que se habían “sobrepreparado” para la ceremonia en el norte de Chile.
El líder de la Iglesia Católica dedicó gran parte de su homilía a los inmigrantes e hizo un llamado a poner atención a quienes “se aprovechan de la irregularidad de muchos inmigrantes”. También expresó que Iquique conoce muy bien el fenómeno de la inmigración y que, por lo tanto, es necesario que se recuerde “el esfuerzo de hombres y mujeres que ante la adversidad no se dan por vencidos y se abren paso buscando vida”.
En sus palabras también hubo una clara crítica a la visión que algunos chilenos han evidenciado respecto del proceso migratorio que vivimos e interpeló a los oyentes a valorar el aporte de quienes vienen de otros países a intentar una nueva vida en Chile:
“No nos privemos de todo lo bueno que tienen para aportar, después dejemos que Jesús termine el milagro, transformando nuestros corazones en signo vivo porque hemos experimentado que Dios está con nosotros. Alegría y fiesta contagiosa que nos lleva a no dejar a nadie fuera del anuncio de esta buena nueva”.
Durante la eucaristía, el Pontífice coronó a la Virgen de La Tirana y llamó a estar “atentos frente a la precarización del trabajo que destruye hogares. Estemos atentos a la falta de techo, tierra y trabajo de tanta familia y, como María digamos, no tienen vino Señor. Como los servidores de la fiesta aportemos lo que tengamos por poco que parezca, no tengamos miedo de dar una mano y que nuestra solidaridad sean parte del baile o la canción que hoy podamos entonarle a nuestro Señor”.
La presidenta Bachelet viajó a Iquique y despidió al Papa en el salón VIP del Aeropuerto Diego Aracena y señaló que “más allá de las creencias de unos y otros, agradecerle de la visita en Chile, agradecerle del mensaje que ha dado, de que sigamos avanzando como país en un clima de unidad, de fraternidad, de solidaridad, que nos pongamos en el lugar del otro y seamos capaces de mirarnos a los ojos”.
Posteriormente, la primera Mandataria entregó sus conclusiones de la visita papal mediante un tweet en su cuenta oficial:
Las palabras y acciones del Papa Francisco hacia los pueblos indígenas, quienes viven privados de libertad, los migrantes, jóvenes y nuestro pueblo en general, han sido un testimonio de esperanza en el futuro de Chile. ¡Gracias @Pontifex_es! #FranciscoEnChile pic.twitter.com/wrArJR8DHe
— Michelle Bachelet (@mbachelet) 18 de enero de 2018
El Papa Francisco inició esta tarde su visita oficial de cuatro días a Perú, donde las autoridades lo recibieron en el Grupo Aéreo N°8, para luego abordar el papamóvil y recorrer la Avenida Brasil de la capital peruana.