El desarrollo de algunas reformas durante el gobierno de Michelle Bachelet ha motivado que muchos se pregunten cómo será recordada la mandataria saliente. Entre el sector más fiel a su gestión, así como otros de izquierda que no necesariamente trabajaron en el Ejecutivo, existe consenso de que en materia de reivindicaciones sociales es el gobierno que más ha avanzado en los últimos 18 años.
Y es lógico, puesto que desde un principio que se planteó que el foco del segundo paso de Bachelet por La Moneda se inclinaría hacia este ámbito, pero si bien hay logros alcanzados como la despenalización del aborto en tres causales, existen otros temas de relevancia social que no fueron concretados.
Quizás uno de los ejemplos que más penará de ahora en adelante serán las reformas en educación. Pese a que el Congreso despachó algunas iniciativas, sectores de la comunidad educativa, los que a través de la movilización impulsaron la idea de cambio, quedaron insatisfechos.
Desde la mirada académica, el investigador del Observatorio Chileno de Políticas Educativas Rodrigo Cornejo apuntó a que el Ejecutivo utilizó el lenguaje de los manifestantes para representar un supuesto ideal de gobierno, pero que en la práctica no se consiguió, lo que califica como la pérdida de una oportunidad histórica.
“Las demandas fueron tomadas y eso ayudó a que hubiera mucha expectativa. Ahora, si uno mira la implementación de las leyes, dista mucho de cumplir el precepto básico que se puso Bachelet, que fue sacar la educación del mercado y fortalecer la educación pública, eso aparece en todos los textos de Bachelet. Pero si uno mira si las leyes efectivamente sacan la educación del mercado y fortalecen la educación pública, la respuesta es un rotundo y gigantesco no”, dijo.
Como ejemplo cita tres casos: la ley de carrera docente que introduce políticas de competencia, evaluación individual, que diferencia salarios por rendimiento; el fin al copago, donde la familias dejarán de pagar, pero será el Estado el que subsidiará; y la ley de desmunicipalización, donde establecen a los establecimientos en servicios locales sin financiamiento especial ni infraestructura particular, algo que dificulta el aumento de la matrícula en educación pública, siguiendo con su tendencia a la baja que se ha consagrado durante la gestión de Bachelet.
Otra de las inquietudes inconclusas tiene que ver con la reforma al Código de Aguas comprometida por Michelle Bachelet, la que si bien se cumplió, no fue en el sentido en que las comunidades esperaban.
En conversación con Radio y Diario Universidad de Chile, Rodrigo Mundaca, vocero del Movimiento de Defensa del Agua, la Tierra y la Protección del Medioambiente (Modatima), fue enfático en señalar lo perjudicial de las acciones del gobierno de la Nueva Mayoría.
“Fue una reforma que no se hizo cargo de la restitución de la propiedad del agua y el dominio de la tierra. Una reforma que no se hizo cargo de hacer del agua un bien común y un derecho humano. Una reforma que cambiaba el concepto de derecho de aprovechamiento por el de concesión, así estaba en la Cámara de Diputados, pero cuando pasa al Senado, el gobierno vuelve a derechos de aprovechamientos. En esta reforma prevalecieron las presiones de los poderes fácticos, el Consejo Minero y la Sociedad Nacional de Agricultura”, expresó.
El objetivo de las organizaciones era que se derogara el Artículo 19 numeral 24 de la Constitución, algo que no se concretó, incluso en el proyecto de nueva carta magna presentado recientemente, Michelle Bachelet mantuvo dicho punto que establece la privatización de las aguas.
En el mundo artístico y cultural sucede una situación similar. Barbara Negrón, directora del Observatorio de Políticas Culturales, apuntó a que una de las faltas principales fue la no existencia de un proyecto de ley que avanzara en materia de derecho laboral de los artistas, algo que estaba comprometido, pero que -finalmente- pasó a segundo plano para dejar todas las energías concentradas en la creación del ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio.
“Había una promesa relacionada a eso en su programa que tenía que ver con perfeccionar la ley de trabajadores de la cultura pero no se avanzó en ese ámbito, no hubo algún proyecto de ley destinado a eso. Hubo avances en otros ámbitos importantes, como la creación del Ministerio”, indicó.
Otro punto esperado era la posibilidad de modificar la cuestionada Ley de Pesca, inicialmente firmada durante la administración de Sebastián Piñera, pero que no sufrió ninguna alteración durante la administración actual, pese a que se hicieron públicos varios casos de financiamiento irregular de estas grandes empresas pesqueras (beneficiadas con la ley) a la política.
Hernán Cortés, presidente de la Federación Nacional de Sindicatos de Pescadores Artesanales de Chile, explicó que “el tema pesquero no se vio modificado a favor de la pesca artesanal con respecto a las peticiones de eliminar esta ley corrupta. Los cambios que hubo no eran de fondo, como la propiedad de los peces y establecer un resguardo a las tripulaciones artesanales, el tema del contrato a la parte, poder licitar las materias primas para que entren nuevos actores, etc. Eso no está”.
Para Cortés, la Presidenta “chuteó la pelota hacia adelante”, en referencia a lo que se viene con el gobierno de Sebastián Piñera, algo que probablemente sea el tema de reflexión por estos días de todas estas voces.