El domingo 4 de marzo se marcó un hito en la historia del cine chileno. “Una mujer fantástica” de Sebastián Lelio se convertía en el primer largometraje chileno en obtener un premio Oscar. Esta película visibilizó una realidad que muchos desconocían o no querían mirar y nos permitió como espectadores empatizar con Marina, una mujer transexual y su lucha por despedirse de su ser amado. La notoriedad que la cinta ha alcanzado a nivel mundial obligó al mundo político nacional a detenerse en el contenido de este filme y a ponerle urgencia, nuevamente, a la ley de identidad de género.
Estamos viviendo un momento de profundos cambios culturales. Desde Hollywood, el caso Weinstein, y los movimientos #MeToo y #TimesUp han hecho un gran trabajo de “des-normalizar” prácticas abusivas que se instalaron en el corazón de la industria del cine y que se han reiterado y replicado en distintos ámbitos sociales.
El hombre poderoso que se aprovecha de su situación para obtener favores sexuales de jóvenes que quieren avanzar en su carrera es, a estas alturas, un cliché del mundo del espectáculo y más allá de él. Esas no tan sutiles formas de violencia de género se suman a muchas otras que a lo largo de los siglos han definido las relaciones sociales e íntimas entre hombres y mujeres. Lo emocionante de este momento es que miles de voces se levantan para decir que no tiene por qué ser así, que podemos reorganizar la manera en que nos relacionamos para crear una sociedad más justa y amable en donde todas las personas podamos ser sujetos de derecho y respeto por igual.
El fin de “Bomba 4”, de “Miss Reef” y el anuncio de que ya no habrá más equipos de promotoras en la Fórmula uno y en otros eventos, está dando cuenta de que el sentido común de asociar la objetivación del cuerpo femenino a la venta de un producto ya no es aceptable. Por otro lado, y paralelamente, la violencia contra las mujeres sigue aumentando en sus cifras –quizá porque ahora tiene nombre, somos más conscientes de ella y se puede contabilizar- y la crueldad de algunos de estos crímenes -y el tratamiento con que se les presentan en algunos medios de comunicación- nos siguen impactando día a día.
En este contexto hombres y mujeres se preguntan cómo debemos relacionarnos ahora. Qué se puede y que no se puede hacer. ¿Cuál es el límite entre el respeto y el aislamiento? Es tiempo para un profundo diálogo social. Es tiempo de mirarnos a los ojos, de escucharnos y de crear juntos maneras de vincularnos desde la admiración y el respeto.
Desde el Festival de Cine de Mujeres, FEMCINE – que el 20 de marzo inaugura su octava edición- se propone que las películas son una de las herramientas más poderosas de cambiar la manera en que nos comportamos al permitir al espectador cambiar la mirada que tenemos sobre las cosas. Ya que para cambiar la mirada necesitamos experimentar el mundo desde otros lugares, permitirnos ser conmovidos por historias emocionantes y profundas que nos inviten a ponernos en la piel de otras personas, habitar su mundo y comprender sus razones, y una buena película puede hacer todo eso.
Con una programación de más de 70 películas, funciones gratuitas en 6 comunas de la capital –Estación Central, Santiago, Providencia, La Granja, El Bosque y San Joaquín- y una serie de actividades de industria y de formación la invitación de FEMCINE es a exponerse a ese cine que mueve, que conmueve, que moviliza, que transforma. En momentos en que las relaciones sociales necesitan repensarse y reconstruirse, desde este certamen se propone que el diálogo es el único lugar posible para enfrentar este tremendo desafío y qué mejor que hacerlo con películas en donde son las mujeres las que comparten su habitar, su mirada y su experiencia.
FEMCINE8 cuenta con el patrocinio de la Universidad de Chile, es financiado por el Ministerio de las Culturas, las artes y el patrimonio, y se desarrollará entre el 20 y 25 de marzo en GAM, Centro Cultural Gabriela Mistral; Cineteca Nacional de Chile, Centro Cultural Matucana 100, Casa Central Universidad de Chile, Centro Cultural de España, Museo de la Memoria y los Derechos Humanos, Instituto Italiano de Cultura, Casa de la Cultura de El Bosque, Centro Cultural Espacio Matta, Teatro Municipal de San Joaquín.
EL FEMCINE8 cuenta con una variada programación con premiadas películas provenientes de festivales cinematográficos de renombre como Cannes, San Sebastián, Locarno y Berlín. Con temáticas de contingencia como son la migración, la maternidad, así como también la prostitución, pobreza, vejez, marginalidad. Los países presentes, este año, con sus diferentes realidades y miradas son filmes provenientes de Alemania, España, Kirguistán, Argentina, Brasil, Chile, Bulgaria, Francia, México, Costa Rica, Rusia, Reino Unido, Colombia, Italia, Austria, Suiza, Bolivia, Irán, Senegal, Canadá, República Dominicana, Portugal, Bélgica, Australia, Estados Unidos. La programación ya se encuentra disponible en el sitio del festival: www.femcine.cl