"Legado Bachelet" en Educación: ¿cambio de paradigma o maquillaje?

¿Constituyó el gobierno de Bachelet un primer paso para un cambio de paradigma entre un sistema educativo con lógicas de mercado y uno que concibe a la educación como un derecho? Si bien existen sectores que valoran los avances como el pavimento hacia una reforma estructural, hay quienes insisten en que los cambios solo administraron un sistema que ve la educación como un negocio.

¿Constituyó el gobierno de Bachelet un primer paso para un cambio de paradigma entre un sistema educativo con lógicas de mercado y uno que concibe a la educación como un derecho? Si bien existen sectores que valoran los avances como el pavimento hacia una reforma estructural, hay quienes insisten en que los cambios solo administraron un sistema que ve la educación como un negocio.

Una de las materias que el gobierno de Michelle Bachelet intentó reformar con mayor ahínco fue Educación. La mandataria recogió una serie de demandas que pararon al país durante varias jornadas en el primer gobierno de Sebastián Piñera y las imprimió en su programa. El resultado de las elecciones que la llevaron a un segundo mandato parecía ser un espaldarazo de la ciudadanía a un gobierno que quería, en el papel, modificar ciertos paradigmas.

A través de la ley de inclusión, de desmunicipalización, la reforma a la Educación Superior, la gratuidad y el proyecto que fortalece a las universidades del Estado, la Nueva Mayoría -o una parte de ella- intentó pavimentar un camino distinto, pero tropezó una y otra vez con las piedras de un camino de ripio, representado por los férreos defensores del sistema educacional vigente.

Es así como algunas de sus reformas chocaron con un vidrio de realidad que limitó su avance. Es el caso, por ejemplo, de la gratuidad. Según algunos detractores, el proyecto que generó tanta controversia sigue siendo una evolución del sistema de becas, más que una normativa estructural. Es lo que señala Cristina Girardi, actual presidenta de la comisión de Educación de la Cámara de Diputados. La parlamentaria PPD es crítica tanto con la tibieza de algunas reformas como, en específico, de la gratuidad: “Los cambios que hizo el gobierno de Michelle Bachelet son absolutamente insuficientes. Todavía quedan muchas cosas pendientes en materia de educación. La gratuidad sigue siendo un financiamiento a la demanda y no a la oferta. Desde el punto de vista de cómo opera, el sistema de financiamiento sigue alimentando a instituciones que no necesariamente son las instituciones que el país debiera apoyar”.

Pero Girardi no es la única que piensa así. Desde Educación 2020 señalan que efectivamente existe una deuda significativa en la cartera de Educación, sin embargo resaltan las políticas de Bachelet como un primer precedente para instalar una lógica distinta en el área. Es lo que afirma Cristian Miquel, investigador de Política Educativa de la organización. Según dice las reformas tienen buenas intenciones, pero la mayoría se queda corta: “La intención fue sentar las bases para varios cambios de paradigma en educación, pero es una obra que está incompleta. No se puede hacer un cambio tan radical de un sistema que lleva 30 años funcionando con lógicas de mercado. Está desarrollándose paulatinamente una reforma que apunta a la no segregación socioeconómica, a un sistema más colaborativo, pero evidentemente queda en deuda. Si hablamos a de la ley de inclusión (fin al copago, selección, lucro), es una ley a la que le queda grande el nombre, porque es una ley de no segregación. Otro tema es cambiar el sistema de financiamiento de la educación escolar, que genera el incentivo de competir por alumnos. Debería haber un financiamiento de los costos fijos”.

Mario Venegas formó parte de la comisión de Educación durante el gobierno de Bachelet y ahora renovó su asiento en el mismo espacio. El diputado demócratacristiano cree a pies juntillas que la intención del gobierno de la Nueva Mayoría era efectivamente cambiar el paradigma y que los progresos se vieron entrampados producto de la ofensiva transversal de una oposición que vio amenazado el modelo: Hubo un real y sincero intento por cambiar el paradigma en el que se organiza el modelo educativo post dictadura, con muchas dificultades. De ahí que proyectos emblemáticos generaron tal discusión de carácter ideológica. Esa es la mejor demostración: cómo los medios de la oposición en ese instante generaron una campaña comunicacional destinada a desacreditar los cambios. Más allá de qué tanto avanzamos, yo creo que había un intento legítimo y se avanzó. En algunos aspectos no se pudo avanzar lo suficiente, pero sí es un cambio de paradigma.

Uno que se muestra abiertamente más crítico y tajante es Mario Aguilar. El Presidente del Colegio de Profesores, y militante del Partido Humanista (del Frente Amplio), cree que las lógicas del sistema educativo no se modificaron en absoluto. Según su perspectiva, un gesto claro de eso fue haber nombrado a una persona del perfil de Nicolás Eyzaguirre como el titular de la cartera: “El cambio de paradigma estaba en el programa pero ni se acercaron a eso. Nombrar a Eyzaguirre como ministro fue la primera señal de que no iba a ser así. Un ex funcionario del FMI, un economista neoliberal. Evidentemente lo que hicieron fue un maquillaje al modelo de mercado en educación. No hubo voluntad política. Los proyectos de ley no fueron profundos, ni los que entraron ni los que salieron. Ni en la nueva educación pública, que no modifica el modelo, ni la carrera docente, que siguió bajo la lógica economicista. Tampoco la ley de inclusión y fin al copago, porque estableció regulaciones al lucro, pero los sostenedores pueden seguir lucrando. Cambio de paradigma son modificaciones estructurales y de fondo”.

Con matices, existe un acuerdo en que las reformas de Bachelet, independiente de si hayan tenido o no la intención de modificar estructuralmente el modelo educativo, no lograron con éxito su cometido: cambiar la lógica de mercado vigente en el área. Esa sigue siendo, entonces, tarea para la casa.





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