Un estudio realizado por la Corporación Empresa y Sociedad (CES), perfiló quienes son los que perciben el sueldo mínimo en Chile, siendo grandes factores el área en que se desarrolla el trabajo, la ubicación geográfica, el nivel de estudios y el rango etario.
Por ejemplo, en este último punto, el informe reveló que los jóvenes son los que mayormente concentran el salario base en el país. Así, el 41 por ciento de quienes tienen entre 15 y 19 años declaran percibir un monto igual o menor a 276 mil pesos, que es el sueldo mínimo en Chile.
Un 31 por ciento de quienes tienen entre 20 y 24 años dicen ganar el sueldo mínimo o menos y el 20 por ciento de quienes tienen entre 25 a 29 años declara lo mismo.
Sobre esta cifra en concreto, el académico de derecho del trabajo de la Universidad Diego Portales, César Toledo, indicó que no es de sorprender que sea en este segmento etario donde se gane menos, tomando en cuenta, sobre todo, la escasa experiencia y preparación de los jóvenes.
“Ahí, lo que marca más que la edad tiene que ver con la cualificación, porque los menores hasta los 24 años muy probablemente están desarrollando trabajo en los cuales ellos no le imprimen un valor agregado que tiene que ver con algún tipo de experticia sobre una materia determinada. Otra cosa distinta luego es la dificultad de inserción de los jóvenes en el mundo formal, pero eso ya ocurre cuando las personas tienen una edad superior, más cercano de los 24 hacia delante”.
Para Toledo, otro factor que incide es el bajo poder de negociación, pues entre más vulnerable se es -como es el caso de los jóvenes con escasa cualificación-, menos opción de negociar.
Otros datos relevantes que arrojó el estudio fueron que en los sectores donde hay un mayor pago de sueldo mínimo o menos son el servicio doméstico (40 por ciento), agricultura y ganadería (32 por ciento) y hoteles y restaurantes (23 por ciento).
En cuanto a la ubicación geográfica, las tres regiones donde más se declara el pago de sueldos mínimos son la del Maule (30 por ciento), la del Biobío (25 por ciento) y la de O’Higgins (24 por ciento).
Otro dato relevante fue que del total de quienes declaran percibir el ingreso mínimo, un 52 por ciento son hombres y un 48 por ciento mujeres.
Esta última cifra va en contra de la tendencia actual que indica que las mujeres ganan en promedio un tercio menos que los hombres, sin embargo, para Pablo Eguiguren, director ejecutivo del CES, esto no es novedoso tomando en cuenta que se está hablando de personas que ganan muy poco dinero, por tanto, la diferencia no es tanta como en puestos gerenciales o cargos elevados, donde el desequilibrio es notable.
Más allá de los datos duros, desde CES plantearon –y ante la discusión que se viene a mediados de año para fijar el sueldo mínimo- que en Chile el salario base debiese ser diferenciado según las necesidades y condiciones que cada quien tenga.
En ese sentido, Pablo Eguiguren dijo que si se toma como referencia a los países de la OCDE, todas aquellas naciones tienen mecanismos más sofisticados para fijar el sueldo mínimo, así, la política pública se ajusta a las necesidades y características de la población.
“Por ejemplo en ciertos países algunas regiones tienen sueldos mínimos diferenciados para incentivar la contratación de personas. En otros países el sueldo mínimo es diferenciado hasta los 25 años entendiendo que la gente más joven tiene menos experiencia por tanto es menos productivo. No es tan raro que uno pudiera pensar que el sueldo mínimo se le pueda subir a una persona de 30 años, pero es cuestionable que el sueldo mínimo sea mucho más alto para una persona recién salida del liceo”.
Para el economista de la Fundación Sol, Marco Kremerman, previo a la diferenciación del salario mínimo, hay un problema que se debe resolver, y es el del bajo ingreso que Chile tiene como sueldo mínimo, pues aseguró que el salario de 276 mil pesos ni siquiera alcanza para cubrir la línea de la indigencia para dos personas.
“Chile tiene un problema anterior a eso, y es que el salario mínimo en términos básicos está desalineado al tamaño de la economía, de hecho hoy, la línea de la pobreza que el propio gobierno fija, pensando en una familia promedio de unas cuatro personas, está cerca de los 420 mil pesos, o sea, al menos ese debiera ser el valor del salario mínimo, y desde ahí en adelante se podría pensar en alguna política pública de diferenciación, pero a partir de que el piso mínimo está asegurado”.
En Chile cerca de un millón de personas reciben el salario mínimo. La Ley 20.935 fue la encargada de fijarlo entre el 2016 y el 1 de enero del 2018, por lo que se deberá legislar prontamente cualquier nuevo ajuste.