El compromiso firmado por 33 gobiernos es amplio, tiene 57 puntos, con una abundancia de generalidades. Se señalan cosas como “desarrollar una cultura de transparencia” o “fortalecer las instituciones democráticas para la prevención y combate de la corrupción. También se habla, en los mismos términos genéricos sobre “la autonomía e independencia judicial”. Aunque se destaca la “necesidad de adoptar medidas específicas”, no se adopta ninguna acción concreta.
La plenaria presidencial fue abierta por el anfitrión, el presidente peruano Martín Vizcarra, quien hizo un llamado a una “alianza regional contra la corrupción” y exigió “medidas concretas” contra este grave problema, lo que no se vio reflejado en el documento aprobado. Luego, en conferencia de prensa, Vizcarra dijo que “es responsabilidad de cada quién cómo se adoptan los compromisos adoptados”.
Durante la plenaria de los representantes de los gobiernos se dio un choque verbal entre el vicepresidente de Estados Unido, Mike Pence, y el canciller cubano, Bruno Rodríguez. Pence calificó a Cuba como “una tiranía”, acusó “a los dictadores de Cuba” de “exportar sus fallidas ideologías” y anunció que su gobierno seguirá apoyando a los grupos anticastristas.
Pence defendió el ataque militar de su país, realizado junto al Reino Unido y Francia, contra Siria, que calificó como exitoso. Agradeció el apoyo dado por la mayoría de los gobiernos presentes, con las excepciones de Cuba y Bolivia, a la postura de Washington en la crisis siria. “Enviamos un mensaje claro al régimen sirio. También enviamos un mensaje a Rusia y a Irán”, señaló el vicepresidente de Trump.
El tema no estaba en la agenda, pero el caso Venezuela fue ampliamente abordado. Hubo una condena mayoritaria al gobierno de Maduro, que no pudo responder porque estaba ausente y no había ningún representante venezolano. Cuba y Bolivia asumieron la defensa del ausente régimen venezolano y condenaron las sanciones contra Venezuela y lo que calificaron como ataques encabezados por Estados Unidos contra ese país.
“Lamento que nuestro hermano Nicolás Maduro no esté aquí sentado junto a nosotros producto de las presiones de Estados Unidos”, denunció Evo Morales, que también fue enfático en su respaldo a Lula y en exigir su libertad. Apoyo al que se sumó el canciller cubano. Ambos denunciaron el uso de una falsa lucha contra la corrupción y de los aparatos de justicia como mecanismos para perseguir a líderes progresistas de la región. El canciller cubano calificó a Lula como “un prisionero político”.
El presidente boliviano demandó que para una lucha efectiva contra la corrupción se debía actuar contra los paraísos fiscales, algo ausente en el compromiso aprobado y que los otros mandatarios.
En la paralela Cumbre de los Pueblos, encuentro alternativo al evento oficial, sindicatos, organizaciones sociales e indígenas y partidos de izquierda de la región, emitieron un pronunciamiento elaborado en el que se denuncia “la contraofensiva” de la derecha regional para “borrar los avances democráticos y de inclusión social y política que han promovido los gobiernos progresistas en esta última década y media”, y se propone “avanzar en la articulación social para enfrentar al modelo neoliberal en el continente”.
En el documento se manifiesta una “inquebrantable solidaridad” con Lula. También hubo respaldos para Nicolás Maduro, Evo Morales, Rafael Correa y Cuba. Y condenas a Estados Unidos, cuyo gobierno es calificado en el texto como “racista y xenófobo”.