El anuncio revelado por el gobierno de Seúl es el último ejemplo del giro diplomático que ha vivido la península coreana en los últimos meses y que ha dado lugar a una histórica cumbre intercoreana el viernes recién pasado.
Durante su encuentro, el dirigente norcoreano y el presidente surcoreano, Moon Jae-in, acordaron buscar la “desnuclearización total“ de la península.
“Kim dijo, durante la cumbre con el presidente Moon, que llevaría a cabo el cierre de las instalaciones nucleares en mayo y que invitaría pronto a expertos de Corea del Sur y Estados Unidos para informar del proceso a la comunidad internacional con transparencia”, declaró Yoon Young-chan, el portavoz de la presidencia surcoreana.
“Kim declaró: ‘Estados Unidos nos considera repugnantes pero, en cuanto hablemos, se darán cuenta de que no soy alguien que va a lanzar un arma nuclear hacia el Sur o hacia Estados Unidos'”, añadió el portavoz.
“Presiones máximas”
Durante un encuentro con sus seguidores en Michigan, Trump anunció que se reuniría con Kim Jong Un dentro de tres o cuatro semanas y prometió “hacerle un gran favor al planeta”logrando un acuerdo sobre la cuestión nuclear con Pyongyang.
El presidente estadounidense sacó pecho por el giro diplomático emprendido por el régimen norcoreano que, según él, es fruto de una “campaña de presiones máximas” compuesta por discursos muy duros, el incremento de las sanciones contra Corea del Norte y el aislamiento diplomático del país asiático.
“¿Recuerdan lo que decían? ‘Nos va a sumir en una guerra nuclear'”, recordó Trump. “No, la fuerza nos preservará de la guerra nuclear, ¡no nos va a sumir en ella!”.
Pero también avisó de que la cumbre podría ser un fracaso. “Lo que tenga que pasar, pasará. Puedo ir ahí y que no funcione”, dijo. En ese caso, “me iré”.
La cumbre con el líder norcoreano podría tener lugar en Mongolia o en Singapur.