En 2016 Marina, una niña de 11 años, escribió una carta a la entonces presidenta Michelle Bachelet y al rector del Instituto Nacional. En su escrito pedía que las niñas pudieran ser admitidas en el emblemático liceo. “Pienso que, con una educación igualitaria para los hombres y mujeres, se haría un cambio permitiendo la igualdad de género en el país y no puede ser que las mujeres no podamos ir a un colegio porque somos mujeres o que los hombres tampoco puedan porque son hombres”, señalaba Marina.
Si bien su carta generó el debate en el momento, no se avanzó mucho más. Ahora, en el marco de las movilizaciones estudiantiles que buscan acabar con la educación sexista, es que el alcalde de Santiago, Felipe Alessandri, indicó que los colegios mono géneros de su comuna podrán ser mixtos desde el próximo año si así lo desean.
El cambio no será obligatorio, sino que las comunidades escolares deberán discutirlo y de querer aceptar la propuesta deben hacerlo saber al municipio durante este semestre para que el segundo ya se comience a trabajar en los detalles de la implementación.
Una de las principales dificultades que podría presentar esta modificación es que las mujeres sean discriminadas y menospreciadas en el ámbito académico, pues tendrían que adecuarse a culturas escolares que remiten el alto rendimiento escolar al rol masculino, dejando en segundo plano el desarrollo femenino.
Según la socióloga, Pamela Saavedra, “cuando los colegios son segregados se les enseña a las mujeres de manera distinta y alcanzan mayores logros, pero hay que tener cuidado con los esencialismos”, pues, afirmó, en los colegios de un solo género también se crean estereotipos a los que los estudiantes deben responder en su comunidad, generándose “diferencias jerárquicas dentro de mismo género que pasan a ser muy importantes”.
A partir de esto, la experta en masculinidades señaló que no se debe omitir que en los colegios segregados se suelen potenciar estereotipos clásicos, como la rudeza en los hombres y la feminidad en la mujer. Por esto no descarta que el cambio a colegios mixtos pueda generar consecuencias positivas siempre que la idea nazca de la comunidad y se realicen capacitaciones, foros y conversaciones en torno a la implementación.
El psicólogo y académico de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Chile, Mauricio López, señaló que para concretarse esta idea el sistema requiere ajustes organizacionales y culturales, pues “no puede ser un cambio sin ninguna consecuencia”. Sin embargo, destaca que más a largo plazo puede generar efectos positivos para los estudiantes.
“Desde el punto de vista educativo y social, respecto al género o cualquier tipo de diferencia, la educación debe favorecer el intercambio y diversidad de características entre estudiantes. Educarse con personas de características diferentes hace a la educación más rica, pues, impulsa a que tengamos que enriquecer nuestras habilidades para relacionarnos con los otros, por lo que evidentemente es un cambio positivo”, afirmó.
Ambos expertos coincidieron que para que se lleve a cabo el cambio no se debe hacer de un día para otro, si no que las comunidades deben generar procesos de adaptación en los que se entreguen recursos a la comunidad escolar para entender cómo enfrentar el cambio sin caer en prejuicios y discriminaciones.
Por otro lado, una de las áreas que ha estado en la palestra por ser un ente clave a la hora de acabar con la educación machista es la de los docentes. Mario Aguilar, presidente del Colegio de Profesores, indicó que son conscientes de que su rol es importante, “nosotros como profesores debemos ponernos en disposición a avanzar en algo que los tiempos están pidiendo”, señaló.
Sobre si los profesores podrían tener tratos diferenciados en el rendimiento académico de cada género, el docente indicó que “cada comunidad deberá tomar las medidas del caso para que en un inicio las niñas no sean menospreciadas por sus compañeros y profesores”.
Por su parte, la vocera de la Coordinadora Nacional de Estudiantes Secundarios, Amanda Opazo, afirmó que este cambio es uno de los principales pasos para acabar con la educación machista, por lo que valoró la actitud del alcalde de Santiago e hizo un llamado a que el Ministerio de Educación adopte esto como una política estatal.
La vocera destacó que, más allá de que en un inicio las mujeres puedan ser discriminadas, “el que una mujer entre a un espacio machista y comience a generar un cambio de mentalidad en sus compañeros y profesores ya va a ser un avance”.
Para acabar con el machismo educacional, la dirigente estudiantil afirmó que los profesores deben ser evaluados, para así separar a quienes lo son de quienes no y saber qué tipo de enseñanza entregan.
Finalmente, sobre si el emblemático Instituto Nacional debe ser mixto o no, Opazo indicó que debe ser uno de los primeros en adherirse a la propuesta, pues “tiene una importancia nacional y son la base principal para empezar a generar los cambios y acabar con su cultura machista”, agregando que en muchas ocasiones los mismos alumnos son víctimas de un ambiente educacional que los vulnera al imponerles ideas machistas.
Vicente Salinas, presidente del Centro de Estudiantes del Instituto Nacional indicó que como comunidad escolar ya han tenido esta discusión y están abiertos al cambio, sin embargo, el Rector no ha fomentado la conversación entre los diversos estamentos.
El estudiante indicó que la inclusión de las mujeres es parte de la realidad actual, por lo que debe ser estar en la formación integral de su comunidad escolar, sin embargo, afirmó que “debe ser un proceso, porque no pueden llegar las mujeres y que la comunidad no esté preparada, no se deben encontrar con prácticas machistas.”
Durante este año, y luego de una serie de tomas y manifestaciones, el Liceo Arturo Alessandri Palma de Providencia, cambió de mono género a mixto, permitiendo el ingreso de niñas en los cursos de séptimo a primero medio.
Según su director, René Sporman, hasta ahora el cambio ha sido exitoso, y si bien aún quedan ciertas actitudes machistas por parte de la comunidad están trabajando en mejorar la cultura escolar.
Su versión fue reafirmada por Cristóbal Soto, presidente del Centro de Estudiantes, quien destacó que con esto no solo se les enseña conocimiento, sino que también tienen espacio para el compañerismo, la creación de lazos y pueden aprender a respetarse entre estudiantes más allá del género.
Desde los centros de estudiantes de diversos colegios emblemáticos no han descartado el cambio y aseguran que seguirán trabajando en actividades para generar el debate y la conversación necesaria para aceptar o no la propuesta de Alessandri.