La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) no había pisado Nicaragua desde hace más de 25 años. Sin embargo, el pasado lunes, luego de cuatro días de reuniones con autoridades y sectoresafectados por la violencia desatada desde el inicio de las protestas el 18 de abril, sus enviados presentaron conclusiones severas.

En distintas zonas del país, la CIDH documentó y escuchó “centenares de denuncias que evidencian graves violaciones a los derechos humanos que se caracterizan por el uso excesivo de la fuerza por parte de los cuerpos de seguridad del Estado y también de terceros armados”, indicó Antonia Urrejola, relatora de la CIDH para Nicaraga, en rueda de prensa.

Según el organismo autónomo de la OEA, los antimotines “utilizaron armas de fuego, pistolas de balas de goma y gases lacrimógenos en forma indiscriminada”. Varios testimonios también hablan del uso de francotiradores en Managua y Matagalpa, lo que indica “la posibilidad de que se habrían registrado ejecuciones extrajudiciales”, denunció Urrejola.

Antes de dejar Managua, la misión de la CIDH condenó “enfáticamente” las “muertes, agresiones, detenciones arbitrarias” ocurridas en el marco de las protestas. Y urgió al gobierno sandinista a “cesar la represión”, que sigue hasta la fecha, y a desmantelar las grupos parapoliciales – las llamadas “turbas” – que atacan a la población.

El gobierno de Daniel Ortega no ha respondido al contenido del informe.