El homenaje a Sergio Valech del que se apropió Ezzati

En la Universidad Católica de la Santísima Concepción, el edificio más importante lleva el nombre del cuestionado arzobispo de Santiago. Hoy los estudiantes piden que el título corresponda a quién realizó los aportes económicos más importantes para el modernización de la casa de estudios: el fallecido monseñor Valech.

En la Universidad Católica de la Santísima Concepción, el edificio más importante lleva el nombre del cuestionado arzobispo de Santiago. Hoy los estudiantes piden que el título corresponda a quién realizó los aportes económicos más importantes para el modernización de la casa de estudios: el fallecido monseñor Valech.

El pasado 17 de mayo todos los obispos chilenos, 34 en total, presentaron su renuncia ante el Papa Francisco. Este hecho es la muestra concreta de que la Iglesia Católica local atraviesa una etapa desastrosa, motivada por los reiterados casos de abuso sexual, que se conocen actualmente, perpetrados por sacerdotes. La jornada de este lunes, el Papa envió un comunicado aceptando la renuncia de tres obispos: el de Valparaíso, Gonzalo Duarte; el de Cristián Caro (Puerto Montt) y del polémico obispo de Osorno, Juan Barros.

La magnitud de la crisis vuelve inverosímil la posibilidad de homenajear a alguno de los apuntados como responsables o encubridores de los delitos, sin embargo esto ocurre. Por lo mismo durante las últimas semanas en la Región del Bío Bío resurgió un conflicto que se arrastra desde hace cerca de seis años: el nombre del edificio Monseñor Ricardo Ezzati en la Universidad Católica de la Santísima Concepción.

La obra, de 9.800 metros cuadrados y ocho pisos, es la más imponente y moderna de la casa de estudios. Ubicada específicamente en su sede San Andrés, a pocos minutos de aeropuerto de la ciudad, es utilizada principalmente para impartir clases, aunque además es espacio para actividades artísticas y el último piso reservado para las autoridades, incluido el rector.

Desde hace poco más de un mes que estudiantes de la universidad mantienen tomada parte de las dependencias de la sede, esto dentro del contexto de las movilizaciones que buscan alcanzar una educación no sexista, aunque en el petitorio específico de las bases de la UCSC también está la exigencia de cambiar el nombre del edificio Ezzati.

Si bien en un principio el rector, Christian Schmitz, negó la posibilidad de modificar el título del recinto, durante los últimos días la posición cambió a abrir la discusión sobre el punto, algo lógico tomando en cuenta que los cuestionamientos al arzobispo de Santiago exceden al ámbito de la universidad, sobre todo después de que las víctimas de Fernando Karadima al reunirse con el Papa Francisco calificaran a Ezzati como un encubridor que debería estar en la cárcel.

Según dijo a nuestro medio el presidente de la federación de estudiantes de la casa de estudios, Joel Arroyo, en el proceso de negociación del pasado miércoles la rectoría aceptó la necesidad de ver el cambio de nombre. Para esto las bases ya presentaron un mecanismo, el que consiste en un plebiscito triestamental que podría realizarse durante el segundo semestre para ver el rechazo a Ezzati dentro de la institución educacional.

De todas formas la edificación seguirá teniendo un nombre y ante esto el alumnado también entregará opciones. Por una parte la asamblea de mujeres alista un propuesta, mientras que Arroyo señaló que ellos como federación ya presentaron un título: “Monseñor Sergio Valech”, un nombre con historia positiva en el país por su fuerte defensa a los Derechos Humanos, pero también en particular para el centro educacional penquista en términos financieros.

Cuando la Universidad Católica de la Santísima Concepción estaba a cargo del rector Juan Cancino (entre 2005 y 2016), uno de los principales objetivos era concretar un programa de desarrollo que modernizara y ampliara la casa de estudios. Dentro de esto se consideraba la construcción de un edificio de aulas que además centralizara la administración en la sede San Andrés. Esto se consiguió gracias a una herencia dejada por el sacerdote fallecido en noviembre de 2010, la que, según fuentes ligadas al recinto educacional, era cercana a los 2 mil millones de pesos que se destinaron para comprar los terrenos aledaños la UCSC (ex Mutual de Seguridad) y financiar parte del edificio.

El inicio de obras comenzó en 2011 y todo apuntaba a que el nombre sería el del monseñor Valech por haber realizado la importante donación, pero el título de Ezzati comenzó a perfilarse y se impuso en 2013, tiempo después de su partida de la ciudad, cuando los trabajos ya estaban terminados y el Consejo Superior de la UCSC votó por bautizarlo de esa forma.

Esto no fue “gratuito”, puesto que el cuestionado arzobispo de Santiago dejó su huella en Concepción. Entre 2007 y 2013 ocupó el mismo cargo en el Bío Bío, el que significa también figurar como gran canciller de la UCSC. Por esto mismo fue quien gestionó la utilización de la herencia dejada por Valech, incluso él mismo puso la primera piedra del edificio que posteriormente llevaría su nombre.

Además Ezzati sembró buenas relaciones a nivel político en la región, por ejemplo, con quienes trabajó materias en conjunto fue Jacqueline Van Rysselberghe (UDI) mientras era alcaldesa de Concepción. Por el lado de la ex Concertación Eric Aedo (DC), gobernador de Concepción durante el primer gobierno de Michelle Bachelet, fue uno de sus más cercanos.

Esta ex autoridad penquista relató a nuestro medio que las labores se acercaron tanto que incluso tuvieron rasgos de amistad, algo que se forjó al enfrentar situaciones complejas, como la huelga de hambre de la mujer mapuche, Patricia Troncoso, recuerda Aedo.

Pese a esto el militante falangista considera que es injusto que el edificio de la UCSC, casa de estudios en la que también trabajó, no tuviera el nombre Sergio Valech. Rememora que en un principio, al discutirse el título, la disyuntiva era sobre si era conveniente que la obra tuviera el nombre de una persona viva, algo que fue aceptado porque existían otros casos así.

“Yo lamento todo esto, es una crisis del episcopado, no de los laicos ni la gente que va a la parroquia. Esta crisis la ha generado el excesivo clericalismo de los curas de sentirse distintos. En este marco los estudiantes han reaccionado pidiendo la salida del nombre de la persona que tiene las más altas responsabilidades en la iglesia chilena. Los estudiantes no van a dejar esta bandera de lado y la universidad tendrá que acceder. Ese edificio debió llamarse monseñor Valech. Cuando se decidió el nombre de Ezzati, obedecía al clericalismo, con las autoridades de la universidad intentado agradar al líder clerical”, dijo Aedo.

Cuando se inauguró la edificación el cuestionado sacerdote ya se encontraba ejerciendo su actual cargo en la Región Metropolitana, por lo que la misión de abrir las puertas del recinto la tuvo el sucesor, Fernando Chomali. Este último, según voces de la iglesia penquista, no tiene buena relación con quien lo precedió, pero que habría sido un error político de su parte el impedir el bautizo, puesto que Ezzati pasó a ocupar el cargo más importante del catolicismo local.

Segundo intento de los estudiantes

Anteriormente en 2015 la federación también buscó que se modificara el título de la obra, esto después que se conocieran los correos electrónicos enviados entre Ezzati y el ex cardenal Francisco Javier Errázuriz, en los que buscaban impedir que Felipe Berríos (jesuita) asumiera como capellán de La Moneda.

Si bien aquel intento fue infructuoso para los estudiantes, es un antecedente que aún está en la memoria, sobre todo porque socialmente en Concepción aún existen dudas respecto del paso de Ezzati por la zona.

Esto último principalmente por los abusos sexuales cometidos por el ex rector del Colegio Salesianos de la ciudad, Audín Araya, durante 2008. En aquella oportunidad los apoderados denunciaron ante el establecimiento y este último comprometió el retiro del sacerdote del trabajo con menores de edad, sin embargo la orden en la práctica optó por el traslado del acusado a una escuela de otra ciudad, algo que años después gatilló que las víctimas penquistas impulsaran los procesos tribunales. Si bien Araya fue condenado finalmente, siempre se mantuvo la duda de si Ezzati, de la misma congregación y máxima autoridad de la iglesia en la zona, tuvo conocimiento de las primeras denuncias.

 





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