De un tiempo a esta parte, parece indiscutible la afirmación sobre que el cine chileno ha alcanzado un nivel de prestigio internacional. El Óscar otorgado al cortometraje Historia de un Oso y luego el reconocimiento de la película Una mujer fantástica parecen ser dos de los argumentos que avalan esta idea.
No obstante, pese a estas valoraciones, la realidad en Chile parece ser radicalmente diferente: el interés por las producciones locales continúa siendo flojo mientras que el sistema de financiamiento no logra suplir las necesidades de los proyectos.
Por ello, hace dos años, el productor nacional Giancarlo Nasi comenzó a indagar en el cómo generar una instancia capaz de reunir a los diferentes agentes del campo y así buscar estrategias para consolidar audiencias y enfrentar diferentes problemas de promoción y financiamiento.
La respuesta fue: una Academia de Cine.
“La idea surgió desde la Asociación de Productores de Cine y Televisión (APCT). Desde hace muchos años veníamos observando a la Federación Iberoamericana de Cadenas de Cine que es el organismo que reúne a todas las academias iberoamericanas. Entonces, nos sorprendió mucho que Chile no tuviera Academia, ya que casi todos los países poseen una. En México la Academia de Cine debe tener cerca de 70 años. Lo mismo con Colombia y Paraguay”, comenta Giancarlo Nasi, quien actualmente figura como director transitorio del organismo.
Para concretar el proyecto Nasi debió viajar a España. Allí conoció el funcionamiento de la academia del lugar. “Ellos tienen una sala de cine, una biblioteca de cine, restauran archivos fílmicos y croquis de vestuaristas de películas antiguas. Incluso, hay un programa con el Ministerio de Educación que considera películas nacionales como material pedagógico”, explica.
“Lo interesante es que las Academias no son gremiales, es decir, es el único organismo que reúne a todos los profesionales del cine: guionistas, directores, productores, actores, vestuaristas, maquilladores, postproductores, editores de fotografía, músicos. Esto hace que la Academia sea tan transversal como legítima. Entonces, se convierte en un motor de cambio para la industria cinematográfica de cualquier país”, agrega.
Pilares estratégicos
Para Giancarlo Nasi es importante que la Academia de Cine en Chile aborde tres puntos relevantes: la formación de audiencia, la igualdad de género y el sistema de financiamiento.
“Hoy tenemos un cine al que le va muy bien afuera. Entonces, cabe preguntarse: ¿cómo es posible que las películas nacionales tengan más espectadores en, por ejemplo, República Checa que en Chile? Aquí el punto es cine y educación. Si en el colegio no enseñan a leer nadie leería y eso está pasando con el audiovisual”, dice el productor.
En este sentido, afirma que deben tomarse medida urgentes: “Hoy el lenguaje audiovisual es el que más se utiliza, sin embargo, en las escuelas no se aborda. Es decir, deberíamos enseñarlo porque hay mucha riqueza ahí. Entonces, estamos desperdiciando mucho talento. Es tremendamente importante que se enseñe el cine en las salas de clase”, agrega.
Respecto de la inclusión de las mujeres en el ámbito laboral del cine, Nasi advierte que “es importante crear conciencia en los cineastas de lo que es tener una sana inclusión de las mujeres”.
“Que ganen lo mismo, que tengan las mismas responsabilidades y que puedan tener diversas profesiones”, sostiene.
Finalmente, sobre el financiamiento señala: “¿Qué pasaría si el sistema de fomento fuera más potente, más diverso? La idea entonces es pensar un sistema más inteligente donde el cine financie el cine”.
Según Giancarlo Nasi, para la completa instalación de la Academia de Cine deben resolverse diferentes dudas, entre ellas, dónde se instalará el organismo y cómo se estrecharán los lazos con el Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio y el Mineduc.
Sin embargo, otro otro punto relevante tiene que ver con la integración de nuevos socios. Esto, ya que actualmente el organismo cuenta con 30 miembros, entre los que destacan Sebastián Lelio, Silvio Caiozzi y Paulina García.
Frente a ello, Nasi es optimista. “Perfectamente podemos doblar el número y sólo con doblarlo ya estaríamos al nivel de Colombia, pero la idea es que se una la mayor cantidad de gente de todas las profesiones del cine”, concluye.