La constitución de una Mesa Ejecutiva que excluye a cinco de sus movimientos remeció las aguas del Frente Amplio (FA) la semana pasada. No pasó inadvertida una jugada que, para los marginados, podría significar la parlamentarización de un conglomerado que desde su origen insistió en la idea de ser el canal para que los movimientos sociales instalaran su voz en la agenda pública.
La instancia, paralela a la Mesa Política Nacional (espacio de reunión de todas las plataformas políticas que componen el Frente Amplio), está integrada por Revolución Democrática (RD), Movimiento Autonomista (MA), Izquierda Autónoma (IA), Izquierda Libertaria (IL), Partido Liberal (PL), Humanista (PH), Ecologista Verde (PEV) e Igualdad (PI), este último el único de los seleccionados sin representación parlamentaria, pero sí constituido como colectividad legal.
Según la diputada de IA, Camila Rojas, la composición de un espacio como éste dice relación con la poca articulación orgánica que existe aún dentro del conglomerado: “Hay una necesidad de generar una institucionalidad dentro del Frente Amplio. Hoy hay un rol que se juega desde el Congreso -con nuestra bancada-, otro que juega la Mesa Política y el Frente Amplio también tiene una serie de asambleas y movimientos asociados a lo largo del país. Es una relación que no ha alcanzado a ser tan virtuosa y para eso hay harto trabajo que desplegar. Acá no solo se trata de rostros, que dicen algo y todos nos tenemos que poner detrás de ellos, sino que de discusiones sustantivas donde haya una claridad respecto de en qué temas estamos de acuerdo y en qué temas no”.
En el diario La Tercera, Rodrigo Echecopar, presidente de Revolución Democrática, señaló que “estamos fortaleciendo el Frente Amplio (…). La idea es que la Mesa Nacional pueda seguir marcando el camino desde una mirada estratégica y que el Consejo Ejecutivo revise la contingencia y coordinación semanal”.
Aun así, el episodio alcanzó a sacar ronchas en las demás fuerzas de la coalición. El Movimiento Democrático Popular (MDP), movimiento fundado por –entre otros- Alberto Mayol, no fue invitado a participar. Doris González fundó junto a Mayol el MDP y hace algunos meses renunció por diferencias internas. A pesar de eso, sigue formando parte de las orgánicas locales del Frente Amplio y desde esa tribuna esboza una crítica en contra la medida. “Lamentablemente ese tipo de políticas es lo que tanto criticamos, la política añeja que se hace en la cocina. Eso no lo queremos replicar, porque la gente que decimos representar, los movimientos sociales, la gente que quiere cambios, quiere que las decisiones se tomen en espacios en los que todos podamos participar. Con decisiones como ésta lo que se hace es seguir llevando a una pequeña cúpula las decisiones que debieran ser de todos y todas. Es un retroceso. Tiene que ver con pensar que solamente el poder está en el Congreso. Hay muchos militantes descontentos por esta situación. Es un error, no es la forma de construir un Chile distinto. No sé qué habrá pasado por la cabeza de los compañeros y compañeras que tomaron esa decisión, pero es seguir pensando que el poder se encuentra solo en las instituciones”.
Asimismo, la dirigenta de Ukamau enfatizó que “al igual que en otros episodios polémicos, se trata de disfrazar con otros motivos lo que es una decisión política. En este caso se dice que fue para buscar algo más eficiente pero ese argumento no se entiende en la medida en que de 13 organizaciones están casi todas. Por otro lado, sabemos que hay una decisión política, que es que el debate lo lleven las organizaciones que tienen representación parlamentaria y eso no se quiere asumir públicamente. Entonces tenemos esos dos problemas”.
El analista Miguel Urrutia, miembro de Izquierda Libertaria y panelista de Radioanálisis, contradice la visión de Doris González. Desde su punto de vista, la instancia era imprescindible para dotar de contenido político las demandas de los movimientos sociales: “Yo entiendo que esto podría leerse como una parlamentarización del Frente Amplio, y en ese sentido un distanciamiento de la posibilidad de representar a los movimientos sociales. Yo no lo creo, puesto que lo que hay detrás de acá es una medida aún más difícil de confesar, que es la medida de cuánto ha aportado cada uno de los sectores que hoy están presentes en el FA a la revitalización de los movimientos sociales y a su politización. Tampoco se trata de una especie de arrogancia. La vara de medida de lo que está aconteciendo hoy en el Frente Amplio, cambia. Ya no es solo la ejecutividad de una Mesa que se constituye para ciertos fines. Es decir, no hay una intención de parlamentarizar, sino decir ‘bueno, al servicio de quién estarían estos avances parlamentarios’. Porque no cabe duda que si hoy el Frente Amplio tiene un nombre y se habla de él también se debe a que tiene una bancada parlamentaria significativa y lo que ha puesto en una determinada escena, pero eso no implica que esa bancada tenga que acometer las tareas clásicas de cualquier otra bancada. Su tarea es la de hacer una política basada en los movimientos sociales, porque los movimientos sociales no tienen una política propia ni desplegada desde sí mismos. Aquí hay un esfuerzo de construir incidencia desde las instancias de las orgánicas políticas del FA y no únicamente desde su bancada parlamentaria”.
Antonia Orellana, miembro de la dirección del Movimiento Político Socialismo y Libertad, uno de los marginados para el espacio, es enfática a la hora de señalar que este acontecimiento consta de dos problemas: “Algunas voces afirmamos que existía la posibilidad de que se parlamentarizara la coalición, que se restringiera su capacidad de acción política exclusivamente al parlamento. Lo que se hace es confirmar que vamos rumbo a una parlamentarización del FA y eso es preocupante, porque no cumple con las expectativas que las personas se hicieron el año pasado, cuando se le prometió una forma de hacer política que no estuviera enclaustrada en espacios tradicionales y, sin embargo, ahora se repite eso. Por otro lado, vemos que se repite un problema constante de algunas dirigencias del FA que, al igual que otros episodios polémicos, tratan de disfrazar con otros motivos lo que es una decisión política. En este caso se trata de decir que fue por buscar algo más eficiente, pero ese argumento no se sostiene en la medida en que están casi todas las organizaciones. No va a ser mucho más eficiente. Nosotros sabemos que hay una decisión política, que es que el debate lo lleven organizaciones con representación parlamentaria y eso no se quiere asumir públicamente”.
La determinación de levantar una instancia de este tipo generó roces al interior del Frente Amplio y podría dilucidar las distintas propiedades u orientaciones políticas que existen en el conglomerado, justo en tiempos en que algunas fuerzas políticas se organizan para confluir en una plataforma que permita contrapesar la hegemonía de Revolución Democrática. A pesar de eso, la Mesa Política del Frente Amplio continuará funcionando regularmente con las 14 orgánicas que lo componen. La relevancia que adquiera luego de la creación de la otra nueva instancia es una interrogante.