Señor Director:Mons. Ezzati se ha manifiestado públicamente preocupado por “el clima de maledicencia” que, según él, se está dando en medio de los cuestionamientos éticos contra el clero y los diversos delitos sexuales cometidos por sacerdotes que (por fin) han salido a la luz.Hablar con susto sobre la maledicencia, desde la iglesia, me parece algo muy raro, siendo que, en los primeros siglos, la Iglesia se dedicó a condenar como anatema (maldito) todo lo que no cuadraba con sus creencias.En la tradición patrística vemos a los primeros Santos Cristianos condenando sin miramientos lo que consideraban repulsivo a Dios y a la humanidad entera.Los santos y eximios padres de la Iglesia Católica, si vivieran en esta época, no tendrían ningún problema en condenar el abuso sexual de menores, a los abusadores y a sus encubridores, es más, celebrarían un concilio exclusivamente para abordar el desorden interno y condenar todas estas conductas, maldiciendo a sus hechores.Quisiera recordarle entonces al Sr. Ezzati, que a los santos no sólo hay que pedirles que “rueguen por nosotros”, la idea es aprender de su ejemplo y seguirlo, no basta fiarse de sus méritos.Finalmente, para tranquilidad del jefe de la Iglesia Chilena, creo que la mayoría de los Chilenos no tenemos problema alguno con la institución que él representa. El problema es con los que usan a esa institución para cubrir sus delitos y pecados, gozando de un paraíso de impunidades y complicidades.A ese sector de la Iglesia, tal vez, le tenemos aversión. A esos malhechores, tal vez, maldecimos. Pero, como ya dije, no es nada que no hubieran hecho esos hombres y mujeres a los que se les levantan tantos altares y se les prenden tantas velas.
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