El domingo pasado, el Presidente Sebastián Piñera anunció la creación de un Museo dedicado a la Democracia. En entrevista con el programa Mesa Central de Canal 13, el Mandatario señaló que este espacio se ubicaría en el Museo Histórico Nacional y que surgiría en el marco de los 30 años del plebiscito de 1988.
“Lo que queremos hacer es una especie de recuerdo, de enseñanza, de lección de la historia democrática de nuestro país”, dijo el Presidente durante la entrevista.
Una vez conocida la información, distintas voces surgieron para opinar sobre el anuncio que, de inmediato, dividió el escenario político. Esto, ya que mientras Ximena Ossandón (RN) aplaudió la iniciativa, señalando que el Museo debía llevar el nombre de Andrés Aylwin, la diputada Carmen Hertz (PC) dijo que el proyecto correspondía a un nuevo intento de la derecha por negar las violaciones a los DDHH.
Si Museo de la Democracia se hace realidad el mejor nombre que podría tener es “Andrés Aylwin”. Todos le reconocemos su aporte a las víctimas de tortura y violencia política antes,durante y después de 1973. Fue un ejemplo de diálogo, tolerancia y humanismo.
— Ximena Ossandón (@nonaossandon) 20 de agosto de 2018
Por su parte, Gabriel Salazar, premio nacional de Historia 2006, señaló que, de concretarse, el Museo estaría más asociado a la posverdad que a la democracia: “Si va a ser un museo de la democracia pura, lo que va a quedar en evidencia es que en Chile nunca ha existido eso que se llama democracia, sino al revés, se va a mostrar una especie de preparación o entrenamiento de lo que se hizo entre el ‘73 y el ’80, lo que no es para nada un ejemplo de democracia”.
“Si es así, creo que será un museo característico de lo que hoy llamamos un museo de la posverdad, es decir, un museo sobre el derecho a pataleo de quienes quedaron excluidos de la exposición de la verdad”, añadió el historiador.
Por otra parte, Felipe Agüero, académico del Instituto de Asuntos Públicos de la Universidad de Chile, cuestionó cómo la derecha valora la transición política vivida den el país en los años ’90.
Según comentó, en conversación con Radioanálisis, en Chile este proceso fue “imperfecto”. “Aquí existió la transición que se pudo hacer”, subrayó el analista.
Al mismo tiempo, dijo que “el mejor homenaje que puede hacerle el Presidente a la democracia es afirmar la necesidad de recordar y reconocer las complicidades de su sector en estas violaciones”.
Una revisión de la memoria
Para la psicóloga Isabel Piper, académica de la Universidad de Chile, es importante que frente a esta propuesta se entienda que la memoria no es única.“Por definición, la memoria es un campo en el cual pugnan por establecerse distintas versiones del pasado. Ahí está la gracia de la memoria y sus potencialidades, porque una de las cosas a las que contribuye la memoria es la creación de nuevos sentidos. Cuando una memoria se cristaliza en un relato único y pasa a formar parte de un libro de historia deja de perder la viveza y deja de tener una relación afectiva con las sociedades”, explicó la profesional.
Al mismo tiempo, la académica manifestó que “la memoria debe estar al servicio de la reflexión y de la comprensión del presente”.
“En ese sentido, la memoria es algo que no debería buscar la conservación, porque lo que hace es re-significar el pasado para poder comprender el presente y pensar nuevos futuros posibles”, concluyó.
El proyecto
La idea de generar un Museo de la Democracia no es nueva. En julio de 2017, el entonces candidato presidencial de Chile Vamos, Sebastián Piñera, había informado que en su programa se incluiría dicha propuesta.
Cristián Larroulet y Gonzalo Blumel eran, por esos días, los encargados de definir la propuesta.
No obstante, este domingo, el proyecto volvió a salir a la luz. Ahora, en el marco de la polémica protagonizada por el ex ministro Mauricio Rojas, quien calificó como un “montaje” al Museo de la Memoria y los Derechos Humanos.