La antigua casona de Calle Santa Lucía, que durante dictadura funcionó como centro de tortura y que hoy acoge a la Comisión Chilena de Derechos Humanos (CCHDH), está casi vacía. Afuera, una que otra persona avanza indiferente. Pocos quizás conocen la historia de aquel sitio; el dolor de quienes fueron vistos por última vez en ese lugar que fue señalado por los agentes de la DINA como la “Clínica Santa María”.
Hay silencio. El piso cruje al avanzar. Lejanos parecen aquellos años en que la institución contaba con más de 300 socios a lo largo de todo el país.
En su interior, no obstante, tres voluntarias esperan concluir una tarea titánica: terminar de organizar el archivo de la Comisión que comenzó a constituirse apenas fue fundado el organismo en 1978.
Carmen Pinto Luna, directora de la institución y encargada del archivo, comenta entre risas: “¡Me quedé atrapada aquí! Me quedé atrapada porque el trabajar con estos registros es apasionante, sobre todo cuando a uno le interesa la memoria y la investigación”.
“Ahora, en este lugar el trabajo se complementa porque éste es además, un sitio de memoria. Entonces, hay una doble preocupación”, añade la socióloga.
En 2003, el Archivo de la Comisión Chilena de Derechos Humanos fue reconocido por la Unesco como “Memoria del Mundo”. Este programa, creado en 1992, tiene por objetivo resguardar aquellos patrimonios documentales que son símbolo de la memoria colectiva de la humanidad.
No obstante, pese a esta valoración, Carmen Pinto Luna señala que la investigación y conservación de los registros de la Comisión es algo que funciona gracias a buenas voluntades: no hay recursos ni especialistas que intermedien en la labor. De vez en cuando, aparecen estudiantes e investigadores extranjeros con peticiones para volver a abrir el archivo. Fuera de ello, no hay mayor interés.
Carlos Margotta, presidente de la organización, señala que este “olvido” se debe, en buena parte, a que el Estado chileno decidió pasar por alto la necesidad de una discusión sobre los DDHH.
“Efectivamente, a partir del año 90 hubo una división política del gobierno de la Concertación que les expresó a la agencia de cooperación internacional que no eran necesarias más las ONG de DDHH, porque ellos se iban a hacer cargo, por ende, se cortó el financiamiento externo a todas las ONG que habíamos trabajado duramente por la defensa y la promoción de los DDHH. La noticia fue que el Estado nunca se hizo cargo del tema ”, afirma.
“Por eso es que instituciones como la nuestra tienen mucho que decir y hacer. Por eso es también que hemos continuado nuestra labor desde la convicción y desde el compromiso, sin recursos, con muchas dificultades, pero convencidos que tenemos que jugar un rol muy importante para la sociedad chilena”, añade el abogado.
Abriendo el archivo
El archivo se divide en dos secciones principales: el fondo de la Comisión y el fondo Jaime Castillo Velasco, que reúne documentos de casos que el abogado condujo personalmente.
También existe una colección de 46 pinturas donadas por artistas como José Balmes, Roser Bru, Nemesio Antúnez y Gracia Barrios, entre otros. Incluso, hay una serie de 3 mil 200 fotografías, cerca de 277 afiches producidos entre 1978 y 2008, diversos collages, dibujos, grabados, un libro objeto, registros sonoros y videos. Entre estos documentos también se encuentra una carta que escribió Carmen Gloria Quintana apenas estuvo consciente de su tragedia.
“Tenemos un verdadero museo aquí adentro”, señala Carmen Pinto.
De estas colecciones, las que requieren mayor estudio son los registros fotográficos y los afiches. “Los videos grabados en formato VHS también necesitan ser revisados”, comenta Pinto.
Respecto de los registros sonoros, estos fueron analizados por un grupo de estudiantes de la Universidad de Chile en 2017. Esta labor dio como resultado un sitio Web que hoy almacena diferentes audios de la Comisión, entre ellos, cintas ligadas a asambleas de pobladores, conferencias de prensa e incluso, audios de noticiarios comunitarios de la época.
En 2013 el espacio también sufrió un acto vandálico: dos archivadores, que contenían testimonios de causas que se estaban investigando, fueron destruidos. Un grupo de individuos entró por una ventana y eliminó los documentos. Gran parte de ellos tenían que ver con la Operación Cóndor. Por lo mismo, Carmen Pinto subraya la necesidad de completar el trabajo de conservación de las colecciones.
“Tenemos muchos manuscritos. Gente que escribía sus propias cartas para denunciar casos específicos. Ahora, siempre está el temor de que algún día esto se pueda perder, no solo por un acto vandálico, sino por el paso del tiempo. A mi me impacta cada vez que leo un testimonio de un estudiante, de un dirigente social, porque son creíbles, son verosímiles, son cosas que estaban sucediendo y que es bueno que las nuevas generaciones lo sepan”, subraya la encargada del archivo.
A 40 años
Durante los próximos meses, la Comisión también celebrará sus 40 años. Por lo mismo, Carmen Pinto comenta que es importante volver a abrir el archivo de la Comisión: “Nos gustaría darle mayor visibilidad, porque aquí hay un material muy importante. Hay muchísimas cosas que se desconocen y es muy relevante volver a colocarlas en valor, sobre todo, cuando está presente el negacionismo. Hay que entender que los archivos no son una construcción desde ahora, son lo que quedó en el momento , cuando las cosas estaban pasando, eso los hace más veraces”.
Por su parte, Carlos Margotta, manifiesta que la celebración tendrá por objetivo “convocar a diferentes actores sociales”.
“Para nosotros este año es emblemático, muy significativo, cumplimos 40 años como institución, pero además se celebra en todo el mundo los 70 años de la declaración universal de los DDHH y, por lo tanto, queremos hacer de esta fecha una fecha que convoque para avanzar hacia una sociedad democrática, fundada en los derechos humanos”, concluye el abogado.
Coordenadas
La comisión se encuentra en calle Santa Lucía #162. Para mayor información respecto del archivo escribir a cedoc.cchdh@gmail.com.