Los macedonios decidirán este domingo si aceptan cambiar el nombre del país al de “Macedonia del Norte”, una “decisión histórica” que zanjaría un viejo conflicto con Grecia y los acercaría a la Unión Europea.
El referéndum es consultivo y su resultado tendrá que ser validado por el Parlamento, pero suscita mucho interés en Bruselas, en las sedes de la OTAN y de la Comisión Europea.
El país balcánico, uno de los más pobres de Europa, quiere entrar en esas organizaciones que muchos consideran como una promesa de estabilidad y de prosperidad.
Su objetivo se ha topado una y otra vez con el veto de Grecia, que afirma que el nombre de Macedonia sólo puede designar una de sus provincias septentrionales, alrededor de Tesalónica.
Desde que Macedonia se independizó de la desaparecida Yugoslavia en 1991, los griegos creen que trata de usurpar su patrimonio, especialmente el de Alejandro Magno, y que mantiene ambiciones territoriales ocultas.