“Timoun dive manje byen pou yo grandi” (“todos los niños deben comer bien para crecer”) repetían al unísono los estudiantes de la clase, con un poco de dificultad y entre risas. Así son las tardes de sábado de Jean Eddisson Cassamajor, un haitiano que lleva 9 años en Chile e imparte clases de créole en La Reina a toda persona que quiera aprender. Sus estudiantes son de todas las edades y de diferentes nacionalidades y muestran mucho interés en aprender el idioma, ya sea por razones laborales o simple curiosidad. Lo que se ve en esta aula de clase es una muestra del llamado nuevo Chile.
“A los 18 años dejé Haití porque cuando uno termina el colegio, la gente suele buscar otro rumbo, por la situación económica, política y social del país. Muchas personas, terminan el colegio y se van a otros países a estudiar”, explica Cassamajor sobre las razones que lo motivaron dejar su país.
Cassamajor es profesor de créole pero para él la enseñanza de su lengua materna es un pasatiempo. Se tituló en Chile en Administración de Empresas y actualmente trabaja en Atención al Cliente en Banco Estado. También habla 4 idiomas: creole, francés, inglés y español.
Haití es un país con una larga historia de crisis política, institucional y económica, lo que explica la desesperación de muchos de sus ciudadanos por escapar de esta realidad. Chile se presentó como una buena opción para aquellos que querían comenzar una nueva vida. “Yo primero fui a República Dominicana que queda más cerca, pero no me gustó mucho y empecé a buscar. Un amigo me recomendó Chile y así fue que me vine con mi hermano”. Para Cassamajor, Chile no era un proyecto a largo plazo, pero conoció a su pareja y formó una familia y casi por casualidad Santiago se convirtió en su hogar.
¿Chile país de migrantes?
Cuando Eddisson llegó a Chile, en marzo de 2009, lo hizo con visa de estudiante. Según afirma, su nacionalidad era una novedad. Además, está convencido que Chile antes era más amable con los inmigrantes. “En ese tiempo Chile era distinto a lo que es ahora. Con el boom de los extranjeros ha cambiando mucho, antes era un país bastante más acogedor”.
Según el Instituto Nacional de Estadísticas (INE), en el Censo de 2002, el 1,27 por ciento de la población residente era inmigrante; 15 años después, el 19 abril de 2017, se censaron 746.465 inmigrantes residentes, lo que representa el 4,35 por ciento del total de la población residente en el país. De los 746.465 extranjeros viviendo en Chile solo 62.863 (8,4 por ciento) representa a la comunidad haitiana.
Estas estadísticas coinciden con la observación de Cassamajor cuando explica que antes él era visto como una curiosidad. “Hace 10 años ser de otro país, ser negro, era distinto, una novedad y la gente te acogía. Pero ahora con el boom, eso ha ido cambiando. La gente tiene miedo de recibir al inmigrante y siente que le están robando trabajo, que lo están invadiendo”.
¿Plan humanitario o una política de Estado racista?
El gobierno del presidente Sebastián Piñera asegura que el Plan Retorno es una política humanitaria. “Aquí nadie está obligado, a nadie se le está expulsando o aplicando una sanción. Se les está otorgando un beneficio humanitario para que puedan retornar a su país los que deseen hacerlo y no tengan los medios económicos”, dijo en octubre, el Ministro de Interior, Andrés Chadwick. No obstante, uno de los requisitos más polémicos de este plan retorno, dirigido a la comunidad haitiana, es que si se acogen a este, no podrán regresar a Chile en 9 años.
“Esto tiene un poco de racismo también. Muchas personas piensan que el haitiano está invadiendo. Es verdad que hay bastante haitianos, pero no somos la mayor parte de extranjeros que han llegado acá. Pero sí por el color se hace más visible y eso molesta a la gente”, aseguró.
Eddison no ha tenido problemas en sus 9 años en Chile pero relata que a un amigo de él una vez lo tomó la policía al lado de su edificio, sin razón alguna, y como no tenía los papeles en el momento, querían obligarlo a firmar un documento para que se fuera de Chile. “Si deciden irse de forma voluntaria está bien, pero que lo obliguen lo encuentro insólito”, expresó.
“Siempre digo que el haitiano en sí es el más vulnerable”, afirma sobre los extranjeros que llegan a Chile. Para Cassamajor, el idioma y la desventaja en el nivel educacional de los haitianos promedio, les juega en contra a la hora de buscar trabajo y estabilidad en otros países.
Consultado sobre si ha sufrido racismo, Eddison asevera que personalmente no lo ha vivido, pero asegura que ha tenido suerte y también que esto es por los sectores donde se mueve. “Yo he tenido trato con personas bien educadas y súper bien. Pero muchos haitianos que vienen con poca educación, les toca estar con el pueblo y ahí tiene más problemas porque es donde hay menos educación y lo tratan súper mal. Si uno viene con estudios, vive en un lugar clase media y tienes trato con gente de mayor educación no es lo mismo”, dijo Cassamajor.
Se puede decir que la historia de Cassamajor está teniendo un final feliz. Sin proponérselo encontró estabilidad en Chile, tuvo un hijo al que llamó Benji, con su pareja que es chilena. Benji no habla mucho créole pero su plato favorito es el Sòs Pwa. Eddisson se considera como alguien con suerte y opina que es muy injusto lo que ocurre actualmente con su comunidad. “Habla muy mal de lo que está haciendo Chile, porque en vez de ayudar (al haitiano) lo está obligando irse y no volver. Hay algo de ellos que molesta”.
Sin embargo, hay un grupo considerable que sí quieren ayudar a esta comunidad. Muestra de esto se encuentra en sus alumnos, chilenos que quieren aprender este idioma para entenderlos mejor y conocer su cultura. Susana Carreño es parvularia y tiene muchos niños en su clase que son haitianos y quiere ayudarles a adaptarse. Por su parte, Sebastián Velásquez es trabajador social y le interesa mucho el fenómeno migratorio en Chile. “Enseño español (a los haitianos) y a su vez estudio créole con Eddisson”.
En el marco del llamado “Plan Humanitario de Retorno” el 7 de noviembre se realizó el primer regreso voluntario de 160 haitianos, luego este lunes 26 de noviembre, 179 fueron los que abordaron el avión para regresar a su país. Este es el segundo vuelo que se realiza bajo esta política de Estado que para unos es humanitaria y, para otros, dadas sus características, es simplemente una deportación.
Además, según la agencia de noticias AFP, la llegada a Puerto Príncipe de los haitianos no fue la más acogedora porque fueron recibidos por algunas autoridades locales, pero después quedaron a su suerte. Pierre Garot Néré, director ejecutivo del Colectivo de Organizaciones por la Defensa de los Derechos de los Migrantes y de los Repatriados (CODDEMIR), denunció la falta de planificación de las autoridades haitianas para recibir a los migrantes.
De acuerdo con el subsecretario del Interior, Rodrigo Ubilla, son cerca de mil 600 los haitianos inscritos en este plan. Ciudadanos que llegaron a Chile en busca de oportunidades y que, al parecer, por su color de piel fueron privados de encontrar una mejor vida en Chile.