Año tras año, los resultados de la Prueba de Selección Universitaria (PSU) han dejado en evidencia la desigual situación en que se encuentra el país respecto de la educación. Esta vez, los puntajes obtenidos en el examen dieron cuenta de una amplia brecha de género con una centralización desmesurada, además de una dispar relación entre la tan manoseada meritocracia y los resultados obtenidos por los estudiantes.
Un análisis en el que han concordado los expertos de diversos sectores y que desde el Observatorio de Políticas Educativas de la Universidad de Chile (OPECh) también compartieron. Sin embargo, desde el centro de investigación quisieron ir más allá.
En entrevista con Diario y Radio Universidad de Chile, el investigador del OPECh, Jesús Redondo, analizó y comentó lo que para él es un problema intrínseco en la sociedad chilena. “Las pruebas técnicamente pueden estar bien hechas, evidentemente siempre hay mejoras que se le pueden hacer. Sin embargo, lo que hacen es reflejar lo que hay en la estructura del sistema educativo, y a su vez el sistema educativo es un reflejo de la estructura y la desigualdad social”, sostuvo el investigador.
A su vez, Redondo explicó que esta situación está enmarcada en un sistema educativo abocado hacia la libertad de enseñanza por sobre el derecho de los niños de acceder a una educación de calidad. “Por lo tanto, considerar una prueba como la forma de medir el mérito, es engañar a la población. Porque esa prueba lo que va a decirme es el mérito, pero un mérito mediado por el tipo de educación a la que he tenido acceso y a su vez, ese tipo de educación está mediado por mi lugar social dentro de esta estructura de desigualdad”, señaló.
Sobre el papel que juega la estructura desigual que identifica, el investigador de la OPECH de la Universidad de Chile es enfático. “No solo es desigual en el sentido de ‘naturalmente desigual’, sino que es socialmente construida como desigual, porque los principios ideológicos que la han guiado consideran que así debe funcionar una sociedad. Un planteamiento neoliberal, en donde se supone que los resultados de las personas dependen de su esfuerzo y de su libertad. Cosa que en realidad no es verdad y en los resultados de pruebas de este estilo, se reflejan claramente”, aclaró Redondo.
Finalmente, y consultado sobre el papel que debe jugar la educación en los profundos cambios que deben hacerse en el sistema, Redondo comentó que no se le ha permitido a la educación jugar el papel que debiese jugar.
“La educación tiene un papel que hacer, siempre que se le deje hacer. Pero en el diseño de las políticas la educación se coloca bajo el parámetro de mercado, bajo el parámetro de la supuesta elección de las familias y se restringen recursos en función de los resultados de las mismas pruebas que reflejan la desigualdad. Se está optando por políticas que, más que favorecer el que la educación haga un mayor aporte a esa mejora social, hacen todo lo contrario y la educación va a reforzar la desigualdad, va a reforzar la segmentación social”, señaló el investigador del OPECh.