Este sábado 5 de enero es la primera movilización de 2019, pese a las concesiones de Emmanuel Macron, que se prepara para debatir las reivindicaciones del movimiento a mediados de enero.
En París, se declararon dos acciones principales: por la mañana, una marcha y una concentración en los Campos Elíseos, punto fuerte de las movilizaciones de los anteriores fines de semana.
Fue cerca de esa famosa avenida parisina que Eric Drouet, figura controvertida del movimiento, fue arrestado el miércoles por la noche, cuando estuvo detenido una decena de horas, lo que generó indignación entre la oposición y los “chalecos amarillos”, que denunciaron una detención “política” y prometieron “no rendirse”.
La otra cita ha sido en la plaza del Hotel de Ville, recinto que alberga al ayuntamiento de París a partir de las dos de la tarde. Después, ambas manifestaciones se encontraron frente a la Asamblea Nacional, no muy lejos de la plaza de la Concordia.
Nueva estrategia
Este “acto VIII” de la movilización constituye una prueba para el movimiento de protesta, que lleva mes y medio desafiando al Ejecutivo, si bien en las últimas semanas parece haber perdido fuerza.
En París, hacia el mediodía, entre 500 y 600 personas estaban reunidas en calma en la conocida avenida de los Campos Elíseos, no muy lejos de Arco del Triunfo, donde los manifestantes organizaron una asamblea general, indicó un periodista de la AFP.
“Vamos a manifestarnos aquí cada sábado, continuará en 2019”, decía en un megáfono Sophie, una de las figuras del movimiento. Varias personas invadieron la calzada gritando “¡Macron dimisión!“, encendiendo bengalas de humo y bloqueando la circulación.
En la región de París unas 300 personas se dirigían a pie este sábado hacia el aeropuerto de Beauvais pero la prefectura indicó que de momento “todo está en calma”.
También hubo manifestaciones en calma en otros puntos de Francia como Lyon (este), donde había un centenar de personas, en Grenoble (este, unos 300) o Rouen (norte, unos 1.000).
En la ciudad de Nancy (este) cuatro personas fueron detenidas el viernes por la noche por intentar entrar en el edificio donde se imprime el periódico regional L’Est Républicain, indicó este sábado la prefectura.
En la última manifestación, el 29 de diciembre, se registraron 12.000 manifestantes en todo el país, según el ministerio de Interior.
Esa institución había censado 38.600 el 22 de diciembre y282.000 el 17 de noviembre, durante el acto fundador del movimiento, que surgió contra el alza del precio de los carburantes, antes de defender reivindicaciones más amplias, relativas a la fiscalidad o al derecho a un referéndum de iniciativas ciudadanas.
Debilitado por esta protesta inédita, el jefe del Estado, Emmanuel Macron, anunció el 10 de diciembre una serie de medidas -como el aumento de 100 euros del salario mínimo y prometió, en su discurso de fin de año del 31 de diciembre, una vuelta al “orden republicano”. Pero las voces críticas distan mucho de acallarse.
“La ira se transformará en odio si usted continúa en su pedestal, usted y los que son como usted, considerando al pueblo como mendigos, desdentados, gente que no es nada”, advirtió el colectivo de los “chalecos amarillos” llamado “Francia en cólera” en una carta abierta dirigida al presidente y divulgada el jueves por la noche.
Frente a esta determinación, el Gobierno endureció el tono: “[El movimiento], para quienes sigan movilizándose, se ha convertido en un acto de agitadores que quieren la insurrección y, en el fondo, derrocar al gobierno”, consideró el viernes Benjamin Griveaux, portavoz del Gobierno.
El ministro de Interior, Christophe Castaner, instó a los prefectos a seguir evacuando, echando mano de la fuerza si es necesario, el “centenar de puntos de concentración” que siguen existiendo en las carreteras francesas.
Para tratar esquivar a las fuerzas de seguridad, algunos “chalecos amarillos” parecen plantear una nueva estrategia basada en la discreción.
Así, “Francia en cólera” sugirió a sus simpatizantes que se quiten los chalecos fluorescentes el sábado para “presentarse en las calles (…) como los meros ciudadanos que son”.
Desde el inicio del movimiento, más de 1.500 personas resultaron heridas, 53 de ellas, de gravedad entre los manifestantes, y casi 1.100 entre las fuerzas de seguridad. Además, diez personas han muerto, principalmente en accidentes al margen del bloqueo de carreteras.