El presidente Donald Trump ha invitado este martes a la oposición demócrata a la Casa Blanca para negociar un posible acercamiento de posiciones tras 18 días de cierre parcial del gobierno, vinculado a su petición de construir un muro de acero con una partida presupuestaria de 5.700 millones de dólares.
Trump justificaba su petición en un discurso a la nación sombrío y huérfano de contenido nuevo, donde eludió declarar una emergencia nacional y apostó en cambio por hurgar en los sentimientos.
“En el transcurso de los años miles de estadounidenses han sido brutalmente asesinados por aquellos que entraron ilegalmente en nuestro país, y miles de vidas más se perderán si no actuamos ahora mismo. Esto es una crisis humanitaria, una crisis del corazón y una crisis del alma”, sostuvo.
En un tono que pretendía mostrarse conciliador, Trump indicó que el muro podía ser otro tipo de construcción. “A pedido de los demócratas, va a ser una barrera de acero y no un muro de concreto. Esta barrera es absolutamente crítica para nuestra seguridad fronteriza. Es algo que nuestros profesionales en la frontera quieren y necesitan”, dijo el presidente estadounidense.
“Es solo sentido común. El muro se pagará rápidamente por sí mismo”, añadió.
Al mismo tiempo, Trump acusó al liderazgo demócrata en el Congreso de dilatar el cierre parcial del gobierno federal por negarse a financiar el muro, una alusión que recibió esta réplica del líder de la oposición en el senado Chuck Schumer.
“Ningún presidente debería aporrear la mesa y exigir su solución o un cierre del gobierno. Separe el cierre del gobierno de las discusiones sobre seguridad fronteriza”, replicó el senador.
Según Schumer, el presidente usó el despacho oval para inventarse una crisis, generar miedo y desviar la atención de una administración en caída libre. El símbolo de Estados Unidos, añadía Schumer, debe ser la Estatua de la Libertad, y no un muro de 9 metros.
Tras el discurso presidencial, la Unión Estadounidense de Libertades Civiles (ACLU) respondió diciendo que el presidente Trump y la secretaria de Seguridad Nacional Kirstjen Nielsen han mentido sobre las estadísticas en la frontera, impulsando discursos que se ha probado que son “falsos”.
“Su negación de la humanidad y de los derechos de los inmigrantes están dirigiendo la agenda política de su gobierno y están matando gente”, dijo la organización.