De las obras a las demandas: el escenario que enfrentará la nueva dirección del Bellas Artes

Durante la próxima semana, el Ministerio de las Culturas deberá notificar el nombre de quien encabezará la dirección del Museo Nacional de Bellas Artes. La persona que llegue a este cargo deberá enfrentar un escenario repleto de necesidades emanadas del campo artístico, entre ellas, la urgencia de un cambio en la orientación del espacio y la vinculación de lugar con los artistas nacionales.

Durante la próxima semana, el Ministerio de las Culturas deberá notificar el nombre de quien encabezará la dirección del Museo Nacional de Bellas Artes. La persona que llegue a este cargo deberá enfrentar un escenario repleto de necesidades emanadas del campo artístico, entre ellas, la urgencia de un cambio en la orientación del espacio y la vinculación de lugar con los artistas nacionales.

En julio de 2018, el Museo Nacional de Bellas Artes se instaló en el centro del debate público. La polémica tuvo relación con una solicitud de renuncia que apuntó directamente al entonces director del edificio patrimonial, Roberto Farriol, quien fue acusado de perpetuar una serie de malas prácticas que implicaban la toma de decisiones “a puertas cerradas” y diferentes situaciones de hostigamiento laboral.

A raíz de ese hecho, el Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio inició la búsqueda de un nuevo directivo, proceso que culminará durante esta semana cuando la cartera notifique, a los postulantes, los resultados del concurso público. El plazo límite para aquello es el 17 de enero.

Sin embargo, en el ambiente artístico ya circulan ciertos nombres que, en la cartera, se perfilarían como los favoritos para el cargo. Entre ellos, Fernando Pérez, ex decano de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Católica; Luz Barros, galerista y restauradora de arte; y Arturo Duclos, artista cuyo trabajo ha sido destacado a nivel internacional.

Pero, más allá de en qué manos caiga el puesto, una de las interrogantes que plantea este proceso tiene que ver con cómo se enfrentará la crisis que actualmente vive el Museo, sobre todo, porque con la salida de Farriol, el equipo quedó dividido.

“Con la salida de Farriol se creó un malísimo clima laboral que, evidentemente, hay que superar”, comentan quienes se han transformado en testigos de todo este proceso.

No obstante, a ello se suma otra arista: ¿cómo orientar el Museo cuando no existen los recursos para promover una gestión de calidad?

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Las dificultades de la futura administración

El nuevo ciclo que deberá enfrentar el Museo Nacional de Bellas estará dado por la implementación del Ministerio de las Culturas. Este marco, sin duda, generará mayores expectativas respecto de los cambios que podrían ejecutarse con la llegada de la nueva autoridad.

En este análisis, los puntos de interés son variados: van desde la gestión de recursos, el incremento del personal y hasta la revinculación del Museo con los creadores locales.

Para Marcelo Aravena, director de la Galería VALA, espacio que representa a artistas como José Balmes y Gracia Barrios, un ejercicio que permitirá sortear estas situaciones tiene que ver con la definición de metas y objetivos.

“¿Qué es lo que se va a hacer? ¿Un museo que va a levantar el patrimonio que tiene? ¿Un museo que va a conseguir que lleguen colecciones importantes o se va a inclinar por la dinámica de las grandes colecciones como se hacía con Milan Ivelic? Son varios los desafíos que va a tener que plantearse la nueva administración”, indica el galerista.

Por su parte, la curadora independiente, Inés Ortega Márquez, sostiene que el espacio debe “liderar la implementación de un modelo estratégico”, así como “destacar en la integración racional en el nuevo Ministerio”.

“Aquí, lo que interesa es que la persona que encabece esta nueva administración tenga una tremenda capacidad de gestión, que tenga contactos en el exterior y que tenga unas ganas tremendas de sacar a flote un Museo que está en la más puras de sus penurias”, dice la investigadora.

Otro de los puntos de interés respecto de esta situación tiene que ver con las colecciones. Mejorar los depósitos y catalogar nuevamente las obras son aspectos que, según Raúl Díaz, escultor miembro de la Asociación de Pintores y Escultores de Chile (APECH), serán fundamentales a la hora de repensar una nueva gestión.

“Hay muchas obras que se deterioraron durante las últimas administraciones producto del traslado desde las bodegas a las exposiciones y hoy el museo no cuenta con un equipo de restauración adecuado. Hay mucho que hacer”, dice.

“Por otro lado, también es necesario que su implementación museográfica esté al servicio de la gente, para que pueda generar exposiciones en distintos idiomas, que tengan mejores rampas para gente con dificultad para caminar y que estén todos los servicios puestos en beneficio de la gente y de la obra”, concluye el escultor.

Estos cambios, según advierten los especialistas, corresponden a procesos paulatinos. Sin embargo, coinciden en que la llegada de la nueva dirección podría darle un nuevo aire al Museo. La oportunidad, dicen, está sobre la mesa.





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