Luego de años de negociaciones de carácter privado y de una pretensión de trámite parlamentario rápido, el Tratado Integral y Progresista de Asociación Transpacífico, mejor conocido como TPP-11, hoy se encuentra en veremos.
Debido a acciones de presión de organizaciones de la sociedad civil hacia los parlamentarios, el Gobierno, a última hora, decidió retirar de la Tabla de Votaciones del Parlamento el convenio multilateral que pretende transformar la relación entre los Estados y las empresas transnacionales. De hecho, el proyecto fue enviado a las comisiones de Trabajo y Agricultura.
Sectores de oposición, ante las nuevas revisiones, aseguraron que éstas son necesarias y velaron porque otras comisiones también vean el Tratado. De todas formas, criticaron el poco margen de acción con el que cuentan en estas instancias.
El senador de Revolución Democrática, Juan Ignacio Latorre, afirmó que es necesario que el convenio pase por todas las comisiones correspondientes. No obstante, se mostró pesimista debido a que, de acuerdo a sus palabras, este tipo de tratados sortean dichas revisiones con una amplia mayoría.
“Además de las actuales comisiones, creo que el tratado debería pasar por Medio Ambiente, Salud, entre otros, y con periodos de audiencia donde puedan ir otras voces a exponer. Pero, aún con esto, el problema de fondo se mantendría, ya que por más que pase por todas las comisiones, los parlamentarios tampoco podemos modificar el texto, y normalmente estos tratados pasan con aprobaciones muy mayoritarias porque en definitiva no hay espacio a cuestionamientos”.
El parlamentario por la Región del Valparaíso acusó que desde la Dirección General de Relaciones Económicas Internacionales (Direcon), el convenio se tramitó con bastante hermetismo, esto con el objetivo de conseguir su aprobación sin mayor contrapeso.
“Hubo mucho secretismo desde la Direcon, y finalmente se dio un espacio de negociación en que no existe ninguna posibilidad de revisar las clausulas desde el Parlamento o la sociedad civil. Detrás de esto la estrategia es que la sociedad en su conjunto se entere lo menos posible para poder aprobarlo rápido sin mayor condición, y finalmente quedar atrapado en esta superestructura internacional”.
Secretismo de Estado
Actualmente, Chile se posiciona como el país con mayor cantidad de tratados de libre comercio firmados en el mundo, alcanzando 26 acuerdos con 64 países que representan el 63 por ciento de la población mundial y el 86,3 por ciento del PIB global
Para el diputado Jorge Brito (RD), esto responde a una cultura de secretismo que ha tenido el Estado en esta materia. “En nuestro país hemos acostumbrado a permitir que los Gobiernos cierren tratados de dudosa legitimidad e incluso de dudosos efectos para el país”, y agregó que, de esta misma manera, fue tramitado el TPP-11.
“En los documentos que nos presentaron se hacía referencia a otros documentos que eran de carácter reservado, y para acceder, hay que cumplir ciertas discusiones. Yo no estoy dispuesto a entrar a esas discusiones de manera secreta. Chile se merece conocer cómo se comporta el Ministerio de Relaciones Exteriores”.
A mediados del 2018, Brito fue uno de los parlamentarios que levantó la iniciativa que “solicita al Ministerio de Relaciones Exteriores una evaluación de los tratados de libre comercio existentes y un mayor estándar de evaluación para los acuerdos de futuros tratados de este tipo y sus modificaciones”.
“Esperamos que este proyecto sirva a futuro. Aún así prefiero que el TPP-11 sea rechazado, al menos hasta que se responda cómo esto va a afectar los agricultores, a los trabajadores o a las inversiones. Yo hoy no tengo razones para confiar en un acuerdo que fue negociado entre cuatro paredes”, comentó el diputado.
Por otro lado, el diputado del Partido Socialista y presidente de la Comisión de Salud de la Cámara Baja, Juan Luis Castro, hizo hincapié en otra arista del convenio que aún no ha sido estudiada en profundidad. Esta hace referencia al precio de los medicamentos.
“Ha faltado socializar más los alcances del tratado. Creo que las condiciones en las que se gestó atentan contra la soberanía chilena y, particularmente, encarecerán los productos en materia de salud y medicamentos”.
El TPP-11, entre sus puntos más polémicos, asegura mediante el instrumento legal “linkage” que las farmacéuticas puedan prevalecer la patente exclusiva de sus medicamentos frente a los genéricos.
En palabras simples, un laboratorio que haga ingreso de un medicamento original en nuestro país se aseguraría que, mientras mantenga en vigencia su patente, sus competidores genéricos no podrán ingresar al mercado.
Juan Luis Castro, advirtió que esta nueva reglamentación se trata de un daño “inconmensurable”.
“Es un daño inconmensurable porque, justamente, va en un sentido inverso a las políticas de medicamentos en Chile, ya que hemos aprobado la nueva Ley de Fármacos que exige que precisamente sean los fármacos genéricos los privilegiados en la receta médica. Estoy de acuerdo con que la comisión de salud vea esto, pero tengo una disposición negativa a apoyarlo por las condiciones de adversidad que enfrentaríamos al suscribirlo”.
Para el diputado del PS, este sería otro de los perjuicios del que aún no nos hemos enterado.
Perjuicios no estudiados
En las últimas horas, el Ministro de Relaciones Exteriores, Roberto Ampuero, difundió un video en el que defiende y solicita a los parlamentarios la aprobación del TPP-11, debido a los beneficios que este significaría para nuestra economía, entre ellos la rebaja arancelaria de nuestros productos en el extranjero y los potenciales beneficios hacia las pymes del país.
Sin embargo, un informe realizado por la economista y académica de la Universidad de Buenos Aires, Patricia Laterra, da cuenta de los potenciales perjuicios y la baja efectividad de los beneficios que acarrearía el ingreso de nuestro país al convenio, y que no habrían sido considerados por el Gobierno.
De acuerdo al informe titulado “Tratados de Libre Comercio en Chile: CPTPP y Nueva Generación”, los beneficios en torno al crecimiento de Chile con el ingreso al TPP serán débiles, alcanzando un 1% del PBI hacia 2030, esto es un 0,07% de crecimiento por año.
No obstante, en conversación con nuestro medio, Laterra aseguró que la apertura económica podría significar otro gran perjuicio. Esta vez, en contra de la industria nacional.
“Lo que hace esta apertura sectorizada es decirnos que los beneficios van a ser suculentos, que van a traer más compras internacionales, pero justamente esas compras son así, sectorizadas. Los empresarios que tengan relación con esos sectores particulares van a incrementar su ganancia, pero la apertura comercial lo que implica es la mayor importación de ciertos productos donde la industria nacional se pone en contraposición”.
Sobre este punto, el informe de la economista argentina consignó otros reportes menos optimistas que concluyen que para el año 2025, se estima una contracción de -0,4 por ciento si el TPP entrase en vigencia, además de generar una pérdida de puestos de trabajo en conjunto con Perú de 14.000 personas y una disminución de la participación de las y los trabajadores en el PBI en un -0,7 por ciento.
Hasta el momento, el ingreso definitivo de Chile al TPP-11 se encuentra en incertidumbre. Ahora serán las comisiones de Trabajo y Agricultura las encargadas de resolver las interrogantes planteadas desde diversos sectores, ante el tratado de libre comercio más grande del mundo.