Conversar con Caroline Chaspoul y Eduardo Henríquez, los dos integrantes de Nova Materia, puede ser un camino sin retorno. Aun después de una jornada intensiva de entrevistas, cuando anochece en Santiago, están dispuestos a hablar orgullosa y largamente sobre su primer disco, It comes (2018), pero también sobre temas heterogéneos e inesperados: conciertos en iglesias, música electrónica, ciencia ficción, internet.
Es algo injusto, por tanto, que cada cierto tiempo deban hablar de Pánico, el grupo que encabezaron entre 1994 y 2015, entre Santiago y París, y con el cual grabaron siete discos. El último de ellos, Resonancia (2012), no solo definió la disolución de la banda, sino que les mostró un nuevo rumbo. Tal como se ve en el documental La banda que buscó el sonido debajo (2011), un viaje al desierto de Atacama les mostró que las canciones no solo se podían hacer con guitarras, bajos, teclados, tornamesas o baterías. Piedras, fierros gastados, todo tipo de objetos les sirvieron para producir sonido.
Con esa premisa iniciaron Nova Materia, un dúo que a partir de esta semana mostrará las diez canciones de It comes en cinco presentaciones a lo largo de Chile, luego de cumplir con actuaciones en Lima y Arequipa. Luego, volverán a Europa para continuar una agenda de presentaciones en Francia y Suiza.
“La última vez que vinimos a Chile fue bastante antes del disco, incluso de la composición. Es primera vez que lo tocamos acá”, enfatiza Caroline Chaspoul, antes que Eduardo Henríquez adelante que “van a poder ver cómo hacemos la música en directo”.
“No ocupamos computador y todo es muy básico. Hay una caja de ritmos, dos sintes y el resto pura percusión. Es una especie de instalación sonora y el show tiene mucho de trance”, explica.
El festival Lollapalooza, la Sala Arrau del Municipal de Santiago y clubes de ciudades como Concepción y Quilpué contempla la gira de Nova Materia. Escenarios dispares, pero todos bienvenidos, dice Caroline Chaspoul: “Lo bueno de este proyecto es que siempre se puede reinventar. Desde el comienzo quisimos hacer algo que se pudiera hacer en todas partes y eso sigue vigente”.
It comes (“viene”, en castellano) puede significar muchas cosas. ¿Cómo llegaron a ese título?
Eduardo Henríquez (EH): Nos gusta, porque es misterioso. Se refiere a una entidad que podría aparecer. También se puede entender de una manera sexual y el trabajo de este disco fue súper erótico. Hay una parte femenina y una parte masculina muy fuerte que se cruzan. También es algo que viene y la carátula muestra una figura de la cultura romana, que puede simbolizar toda la cultura occidental, que está siendo cubierta por un plástico derretido, un líquido o algo que no se sabe qué es, que viene de un mundo más allá.
Caroline Chaspoul (CC): Es un título abierto. Como mucho en Nova Materia, cada uno tiene que inventarse su It comes. Es el futuro, eso está bastante claro, pero yo tengo una visión muy distinta a la de Eduardo. No la voy a revelar, porque me pertenece, y tú vas a tener otra visión y va a estar bien. Que sea un nombre futurístico es importante. Estamos viendo una época única a nivel de humanidad y ciencia y el álbum también marca esta época, tan rara y apasionante.
Uno puede sospechar que en Nova Materia hay mucha improvisación. ¿Cómo se componen estas canciones?
EH: Cuando hicimos Resonancia y la película en el norte, nos marcó un caballero que nos explicaba que los habitantes del desierto, al hacer música, escuchaban un río o la naturaleza por mucho rato y de esa sonoridad extraían melodías. Nosotros partimos de la materia: cuatro o cinco tubos y una placa de acero, piedras y un ritmo muy básico. Caro toca estos fierros, arma una construcción rítmica, lo grabamos y lo escuchamos. De tanto escuchar, sacamos notas que reproducimos con dos sintetizadores y con una guitarra que está horizontal y ocupamos como una superficie generadora de sonidos. Siempre vamos construyendo: primero parte la materia y luego viene la “música”. Son largos jams que luego escuchamos, tocamos cosas encima y luego hay una edición, para llegar a lo más mínimo posible.
A diferencia de lo que hacíamos antes, Nova Materia es lineal, progresivo. Muy poco se repite. Lo que nos gusta de la electrónica y el tecno es que induce el trance y queremos hacer eso en vivo, para que el público pueda ser parte de ese proceso. No queremos imponer algo desde un computador donde todo está hecho y el público solo tiene que esperar. El público es parte de la creación.
Lo primero que llama la atención de Nova Materia es que utilicen objetos como instrumentos musicales, pero sería un error quedarse con eso, ¿no? Los usan justamente como instrumentos para llegar a otra cosa…
EH: Estoy totalmente de acuerdo. Nunca quisimos que eso se convierta en un gadget protagonista, el ruido por aquí y por allá. Al contrario, nos interesa un lenguaje musical y toda esta materia es parte de una construcción melódica.
CC: Además, si te enfocas en un aspecto de la música, te encierras. La materia es parte de, pero aparte de los tubos de fierro, en el disco no necesariamente se escucha toda la parte orgánica.
EH: Hay cosas que se escuchan, como los pedazos de metal percutidos: ¡clang! Eso da el aspecto industrial que queríamos tener, pero todos los minerales están en un plano más sutil. Este disco funciona como una puerta que te lleva a otra y otra puerta. Nos gustan esos discos, como las películas que puedes ver una y otra vez. Las películas de David Lynch son altamente simbólicas: te cuentan algo en primer plano y cuentan algo en varios otros planos. Nova Materia cuenta algo en primer plano que le puede gustar a mucha gente, porque hay ritmo, se puede bailar, pero hay un segundo, tercer y cuarto plano con una búsqueda filosófica, política, una posición frente a lo que hoy significa ser creadores y exploradores musicales.
¿Esa es la palabra: exploradores?
EH: Siempre hemos estado explorando y buscando territorios. A veces nos ha ido bien y otras veces, no. Hemos perdido público cada vez que hemos explorado lejos y después hemos vuelto a ganarlo. Nova Materia tiene buena aceptación, pero también hay mucha resistencia, porque no te pueden catalogar.
CC: Es complicado no ponerte en una cajilla. ¿Qué haces tú? ¿Haces rock, electro, etc.? ¿A quién está dirigido? Realmente, cuando estás entre una y otra cosa, es una complicación.
EH: El algoritmo se vuelve loco (risas).
CC: Eso tiene un impacto que descubrimos con este disco, es increíble. Hay gente que no sabe si te programa en este u otro festival, porque, ¿dónde estás?
En términos de Spotify, no sabes en qué playlist ponerlo…
EH: Es algo que asumimos, pero el fucking algoritmo encierra a la gente. Tú eres esto y te gusta esto, entonces te voy a proponer esto. Le achunta porque te conoce, pero hay que ir más allá. El algoritmo funciona por cálculos y asociaciones, pero puedes ir de una a otra disciplina y eso no lo hacen los algoritmos. En ese sentido, Nova Materia es un problema para cantidad de gente que quiere saber qué fucking cosa estamos haciendo. Tiene un aspecto rock, noise, que viene de Sonic Youth y la Velvet; todo lo que éramos en los ‘90 con Pánico está ahí. También tiene una fuerte cultura de techno y música radical de club; tiene de música experimental y concreta; y tiene letras, pero en varios idiomas, algunos inventados. No queremos encerrarnos. Al contrario, queremos que el auditor encuentre el placer y recompensa de descubrir cosas.
En los ‘90, cuando tocaban con Pánico, esas fronteras musicales eran bastante claras. Cuando irrumpió internet se pensó que se borrarían, pero al parecer ocurrió lo contrario…
EH: Todo lo contrario.
CC: Es un momento. Internet es una buena ilustración de las sociedades de hoy. Es posible que la gente se vaya encerrando cada vez más dentro de su realidad, pero las generaciones más chicas, los adolescentes, lo manejan de una manera más inteligente que nosotros. Hay que ver, pero puede ser una herramienta de democratización.
EH: Yo tengo otra visión. Hay que diferenciar internet con el concepto de redes sociales. Eso fue el punto de partida del encerramiento. Facebook, Instagram, Spotify, todas esas redes funcionan con algoritmos tan potentes que ni sus creadores saben mucho hacia dónde van. Yo creo que va a venir la vuelta de los websites, que son una manera de investigar y explorar, porque puedes ir de una página a otra, cada vez más lejos. El momento de la red social es muy fuerte, pero también provoca mucho rechazo. Con todas las fake news y cómo se difunden, hay preguntas: ¿qué es lo real? ¿En qué creer y en qué no? Tenemos un tema en el disco que se llama “Espacio”: ¿qué es el espacio digital, que no tiene ángulos ni fin? Vivimos como en una novela de Philip K. Dick: Ubik.