Los primeros indicios sobre la causa del incendio en Notre-Dame apuntan a un origen accidental del fuego, probablemente un cortocircuito. Pero también hay interrogantes sobre el lapso que se tomaron los responsables de la catedral para llamar a los bomberos.
En un informe sobre las fallas de seguridad, el semanario “Canard enchaîné” explica que éstos fueron advertidos 35 minutos después de que se disparara la primera alarma anti-incendio, y no 20 minutos, que es el dato oficial.
Una primera alarma sonó cinco minutos después de la alerta del detector de humo, pero se pensó que se trataba de una “falsa alarma”. El administrador y un agente de seguridad de la catedral, enviados para confirmar la alerta, no encontraron nada anormal. Ambos acusan al empleado de la oficina de seguridad de haberlos enviado al lugar equivocado.
El administrador y el agente de seguridad lograron finalmente encontrar las llamas en la base de la aguja y llamaron a los bomberos, pero ya habían transcurrido 35 minutos desde la primera señal del detector de humo.
¿Una colilla mal apagada?
Otras pistas evocadas para explicar el incendio han sido la de un cortocircuito en los ascensores pero éstos están lejos del lugar donde empezó el fuego. También se ha determinado que los obreros de Le Bras Frères, una de las empresas de renovación, fumaban en los andamios, lo cual era estrictamente prohibido.
Pero el dueño de la empresa, Marc Eskenazi, negó de manera enfática que una colilla mal apagada hubiera podido provocar el incendio.
“Cualquier persona que haya intentado alguna vez encender el fuego de una chimenea sabe que no pasa gran cosa cuando se lanza una colilla sobre un tronco de roble”, dijo en referencia a los 1.200 troncos que sostenían la cubierta de la catedral.
El semanario satírico entrevistó a responsables de la catedral que confirmaron que había cables eléctricos en los áticos del monumento, una práctica prohibida en razón de los riesgos de cortocircuito.
Campanas electrificadas
Otra pista son las tres campanas de la aguja ya que éstas fueron electrificadas en 2012 durante los trabajos de renovación en el campanario pero a pesar del fin de las obras, la electricidad no habría sido cortada. La última vez que las campanas sonaron antes del incendio fue a las 18h04, doce minutos antes de la primera alerta del detector de humo.
Una falla más: el plan anti-incendio establecido por la dirección regional de asuntos culturales no habría sido respetado, pues éste señalaba que debía existir un puesto de seguridad las 24 horas del día, con vigilantes pagados por el Estado, sin embargo, un solo hombre estaba presente entre 8 de la mañana y 11 de la noche.