Para la Justicia chilena es alguien que constituye un peligro para la sociedad (razón por la cual está hoy privada de libertad), mientras, para la comunidad internacional, es considerado un héroe. A tal punto esto es así, que fue reconocido con el premio ambiental más distinguido del mundo.
Esa es la dualidad que atraviesa el Lonko Alberto Curamil. Tal como lo anticipó Radio Y Diario de la Universidad de Chile, el también portavoz para la Alianza Territorial Mapuche (ATM), fue reconocido, este lunes, como el activista ambiental más importante de Centro y Sud América, a través del Premio Ambiental Goldman.
El Lonko comenzó su lucha el año 2013, cuando se opuso con éxito a la construcción de los proyectos hidroeléctricos Alto Cautín y Doña Alicia. Iniciativas trasnacionales que, según la propia fundación ambientalista con sede en Estado Unidos, afectarían a la comunidad local, desviando cada día cientos de millones de litros de agua del río Cautín, dañando así ecosistemas y agravando el problema de sequía que vive la región de la Araucanía.
Sin embargo, el representante mapuche del Lof Radalco está hace nueve meses en prisión preventiva en la cárcel de Temuco, imputado como supuesto autor de un asalto a la caja de compensación “Los Héroes”, en la ciudad de Galvarino.
Durante el mes de mayo, el Lonko deberá responder ante la Justicia los cargos que se le imputan.
Para testigos y familiares que estarán presentes en el Juicio Oral, esto no es más que un nuevo montaje contra comuneros mapuches ya que, argumentan, Curamil no estaba ese día en Galvarino, sino que en un lugar distinto, por lo que existe abundante prueba de ello.
Para el abogado defensor de Alberto Curamil, Rodrigo Román, la presión empresarial y política hacia la Fiscalía de Temuco ha llevado adelante investigaciones “torcidas” que se repiten contra líderes de comunidades que se oponen a compañías forestales e hidroeléctricas.
“¿La Fundación sería tan irresponsable de entregar un premio a una persona que ha participado en actos de violencia? No es el caso de Alberto Curamil. Nosotros tenemos pruebas de sobra, abundante, para demostrar en el juicio que los hechos imputados son falsos, que acá hay más bien una motivación política para encarcelar a los peñis en general y el caso del Lonko como defensor del territorio y las aguas. Este reconocimiento ayuda revertir a la situación de cárcel a la que hoy está sometido y, en general, para visibilizar las demandas del Pueblo Nación Mapuche”, afirmó.
Producto de su prisión preventiva, la autoridad tradicional mapuche no estuvo presente este lunes entre los ganadores que recibieron el premio “Nobel Verde”, en una ceremonia que, a eso de las 20,30 horas de Chile, se realizó en la San Francisco Opera House, en los Estados Unidos.
Quienes asistieron a la ceremonia en representación de Alberto Curamil, fue el investigador y profesor intercultural, Miguel Melín y la hija del Lonko, Bélén Curamil. Esta última se refirió a cómo la familia ha tomado la prisión de su padre.
“Sabemos que el Estado chileno ha encarcelado injustamente a mi padre, por lo que este reconocimiento internacional les abrirá los ojos al mundo para darse cuenta que aquí hay una lucha por la vida, y que vamos a lograr su liberación. Somos sus tres hijos que estudiamos, mi madre está sola en el campo, pero nosotros, tal como lo ha hecho nuestro padre, asumimos su prisión política con dignidad. Y recalco: estamos seguros que lograremos su liberación”, argumentó.
El presidente de la ONG Ecosistemas y también galardonado con el premio Goldman para el medio ambiente 1997, Juan Pablo Orrego, expresó que, durante su lucha contra los proyectos hidroeléctricos Pangue y Ralco, las amenazas de muerte, la violencia y las descalificaciones devinieron en un duro momento cuando integraba el Grupo de acción por el Biobío.
“Nos desvalijaron completamente la oficina del Grupo de Acción por el Biobío en 2001, no quedó nada. Comenzaron a aparecer rayados en el frontis de las mismas dependencias, llamados telefónicos, amenazas de muerte y así todo tipo de hostigamientos. Imagínate, Eduardo Frei Ruiz-Tagle, cuando era presidente, me calificó de eco terrorista, de talibán del medioambiente”, subrayó.
En tanto, para la diputada de origen mapuche–huilliche, Emilia Nuyado, claramente hay un criterio racista que opera a través de los distintos gobiernos y que se reproduce a través de la criminalización y los montajes judiciales en contra de dirigentes sociales y pueblos originarios.
“Tiene que ver con una situación racista que se vive en Chile, además de la doctrina de la negación de los derechos colectivos de los pueblos indígenas, su derecho territorial, su derecho lingüístico, entonces, es muy complejo lo que se termina viviendo. Por otro lado, la comunidad internacional valora esas luchas y les parece que avancemos en derechos, reconocer la tarea pendiente que existe en el país, a través del caso del Lonko”, aseveró.
Desde la Fundación con sede en Estados Unidos, indicaron que Alberto Curamil fue amenazado por sus años de activismo ambiental y comunitario como líder mapuche y representante de sus tierras.
Explicaron finalmente que “existe un patrón bien establecido en todo el mundo de amenazar a los activistas, en especial a los voceros -y más aún si éstos son defensores del medio ambiente- con detenciones y cargos criminales no relacionados con su activismo. Nosotros creemos que el enjuiciamiento legal de Alberto Curamil es parte de un patrón de persecución al pueblo mapuche en Chile”.