El martes 4 de junio la Cámara de Diputados aprobó el proyecto de ley de Fomento a las Artes Escénicas, iniciativa que, durante casi dos años, mantuvo expectantes a los trabajadores del teatro, la danza, el circo, la narración oral y la ópera.
Con ello, el Parlamento abrió la puerta para la creación del Consejo Nacional de Artes Escénicas, el Premio Presidente de la República para esta disciplina y el Fondo Nacional de Fomento y Desarrollo.
Pero, ¿en qué medida este proyecto favorece la creación y difusión de las artes escénicas en el país? ¿De qué forma la normativa transforma el actual escenario?
Para Franco Beghelli, vicepresidente del Sindicato de Actores de Chile (Sidarte), la aprobación del proyecto corresponde a un “hito” dentro de las artes escénicas, sobre todo, porque hasta ahora el sector se encontraba a la deriva dentro de la institucionalidad cultural.
De acuerdo a ello, afirma: “Estamos muy contentos. Esto es algo histórico, porque por primera vez se aprueba una ley que le da empuje al sector. Además, todo este proceso ha sido democrático, porque nace desde las organizaciones. Estamos muy conformes”, señala.
El proyecto de ley ingresó al Congreso en 2017. En ese camino, ¿qué tan diferente es el proyecto que se aprueba respecto del original?
El borrador sufrió algunos cambios, pero nada tan drásticos. Por ejemplo, en el borrador se hablaba de un Instituto Nacional de las Artes Escénicas, lo que, finalmente, pasó a ser el Consejo, porque la figura del Instituto no está dentro de la institucionalidad ministerial. Luego, en el Senado ingresó la ópera, que antes no estaba contemplada en la ley. También, hubo cambios en términos de la cantidad de consejeros y se ingresaron criterios de paridad de género y descentralización.
¿Por qué no se ingresó el tema de la ópera desde un principio?
En el momento en que nosotros redactamos y nos pusimos a trabajar, el sector de la ópera no estaba articulado en términos de haber una organización representativa de los trabajadores del sector. Pero nunca estuvimos en contra de que ingresara o de que se considerara aparte de las artes escénicas.
Pero, ¿están de acuerdo con que la ley señale que el fondo nuevo irá exclusivamente a regiones distintas a la Metropolitana?
Nos extrañamos mucho de que esta discusión, que estaba zanjada en la comisión del Senado y que tuvo su oportunidad de ser discutida en la comisión de la Cámara de Diputados apareciera en la última sesión en la Sala. Nos sorprendimos. Especialmente, porque el Gobierno ya lo tenía zanjado.
Además, hay que poner el tema en contexto: hoy el Municipal, que es la institución de la Región Metropolitana que genera y produce ópera, tiene un presupuesto de 9 mil millones, mientras que la ley de Fomento de las Artes Escénicas tiene un presupuesto de 4 mil millones, aproximadamente. Entonces, el Municipal recibe prácticamente el doble de lo que considera el presupuesto de la ley.
Entonces, nos sorprendemos un poco, porque es como que nos están pidiendo que la ley se haga cargo de algo que el Teatro Municipal puede hacer y, además, tiene el deber de hacerlo por ley. Por otro lado, lo que se está generando para regiones sí va a generar una descentralización de la ópera, si va a generar que compañías o gestores operísticos de las regiones puedan acceder a estos fondos y también descentralizar un poco la ópera que está bien centralizada en un solo espacio que sería el Teatro Municipal.
La ley pone mucho énfasis en la difusión y promoción del sector, pero, ¿en qué medida protege a los trabajadores del área?
La ley establece que uno de los deberes que tiene el Consejo Nacional de las Artes Escénicas es la defensa de los derechos laborales de los trabajadores del sector. ¿Qué significa esto? Que el Consejo puede proponer legislaciones, mecanismos y programas, que permitan preocuparse por la situación de precariedad que existe.
Entonces, ¿ese tema queda pendiente?
O sea, nosotros tenemos una ley de trabajadores de las artes y el espectáculo, que está dentro del código laboral. Esa ley fue hecha en 2003, pero ha cambiado mucho el contexto laboral. Entonces, claramente ahí habría que actualizar la ley. Desde ese punto de vista, desde Sidarte y desde las otras organizaciones, esperamos poder trabajar para perfeccionar la legislación laboral, perfeccionar los mecanismos de fiscalización y de gestión para que las instituciones del Estado resguarden las condiciones laborales de los trabajadores de la cultura.
¿En qué medida el nuevo fondo que se crea permitirá erradicar el Fondart como único mecanismo de financiamiento?
Al generar el fondo se está paliando el nivel de precarización que tenemos respecto de la dependencia que hay de los fondos concursables. Además, dentro del fondo, se aparta un 20 por ciento para asignaciones directas de proyectos culturales, para espacios de centros culturales, festivales y compañías. Es una forma de paliar la precariedad en que estamos como trabajadores de las artes escénicas.
¿Cuándo debería entrar en vigencia el proyecto?
Tiene que ser pronto, ya que una vez firmada por el Ejecutivo, hay 180 días para poder armar el reglamento y, lo que hemos conversado con el Ministerio de las Culturas, es que esto quede listo para que en enero ya esté en vigencia con su presupuesto aprobado y se pueda postular al primer fondo de las artes escénicas. La idea es que en 2020 esté todo listo.
Ahora, si bien la ley de Artes Escénicas resuelve ciertos problemas del sector, el Estado sigue en deuda. Esto se ve reflejado en el presupuesto que se destina a la industria cultural. Entonces, ahí hay un desafío.