Con mucha incertidumbre y desencanto. Así es como están acudiendo a votar en la jornada de este domingo los guatemaltecos. Más de ocho millones de ciudadanos están citados a las urnas para elegir a un nuevo presidente, con la ilusión de encontrar una salida a la pobreza, la violencia y la corrupción, los principales desafíos del país que han impulsado una migración masiva a Estados Unidos.
Los guatemaltecos elegirán al sucesor del impopular Jimmy Morales para el período 2020-2024, en comicios que se anticipan reñidos con candidatos que, según los sondeos, no conseguirán el 50% de los votos necesarios para ganar en la primera vuelta.
Se elegirán además 340 alcaldes, 160 diputados nacionales y 20 representantes para el Parlamento Centroamericano.
La favorita para tomar las riendas del gobierno en este país, donde está prohibida la reelección presidencial, es la exprimera dama socialdemócrata Sandra Torres (2008-2011), candidata del partido Unidad Nacional de la Esperanza (UNE). Torres, exesposa del presidente Álvaro Colom (2008-2012), concentra un 20% de la intención de voto, por delante de su principal oponente, el médico Alejandro Giammattei, del derechista VAMOS, con el 14%. El tercer puesto está peleado por tres candidatos, con entre 8% y 9% de la intención de voto. Entre ellos están el empresario Roberto Arzú, hijo del fallecido expresidente Álvaro Arzú (1996-2000), y la izquierdista Thelma Cabrera, la única mujer indígena que participa en los comicios.
La campaña electoral estuvo marcada por la exclusión de la exfiscal general Thelma Aldana, una de las favoritas y abanderada de la lucha contra la corrupción, por supuestas irregularidades cometidas cuando era jefa del Ministerio Público. La justicia dejó asimismo fuera de la contienda a Zury Ríos, hija del fallecido exdictador Efraín Ríos Montt, por una disposición constitucional que impide la postulación de familiares directos de personas que hayan participado en golpes de estado.
Desafíos urgentes
En la campaña abundaron las promesas para generar empleo y atajar la pobreza que afecta al 59% de los 17,7 millones de habitantes, motivando a miles de migrantes cada año a partir hacia Estados Unidos en busca de oportunidades. Muchos mueren en el camino.
Miles de personas se sumaron a caravanas migratorias que salieron desde octubre de 2018 de Honduras y que han provocado una crisis regional y la ira del presidente estadounidense Donald Trump.
El próximo gobernante guatemalteco heredará esa compleja situación, así como la desnutrición infantil crónica, que afecta a la mitad de los niños menores de 5 años y constituye la tasa más alta de Latinoamérica.
Otro de los ejes de la campaña de los 19 candidatos a la presidencia fue la corrupción, un mal enraizado en Guatemala.
Guatemala es uno de los Estados más corruptos según Transparencia Internacional, que lo ubica en el puesto 144 de un total de 180 países evaluados.
La violencia es otro de los males que tendrá que atajar el próximo gobierno, con 5.000 muertos cada año, la mitad atribuidos al narcotráfico y a las pandillas. Los tentáculos del narcotráfico se evidenciaron tras la detención en Estados Unidos del candidato presidencial Mario Estrada por presuntos vínculos con el cartel mexicano de Sinaloa, grupo al que habría pedido matar a dos contrincantes, cuyos nombres no se revelaron.
Además, las elecciones guatemaltecas se han visto afectadas por las amenazas contra el fiscal electoral, Óscar Schaad, quien abandonó el país con una licencia de tres meses, y por denuncias de compra de votos por el partido oficial.