Rector del Instituto Nacional: “La educación pública ha estado dejada de lado por décadas”

En entrevista con nuestro medio, Fernando Soto aseguró que la actual crisis del emblemático recinto obedece a "una acumulación de frustraciones que viene desde la época de la dictadura". Además, el rector sugirió a Carabineros ser más profesional en sus operativos en el liceo, pues su accionar afecta a toda la comunidad y no solo a los encapuchados.

En entrevista con nuestro medio, Fernando Soto aseguró que la actual crisis del emblemático recinto obedece a "una acumulación de frustraciones que viene desde la época de la dictadura". Además, el rector sugirió a Carabineros ser más profesional en sus operativos en el liceo, pues su accionar afecta a toda la comunidad y no solo a los encapuchados.

Se le nota cierta incomodidad al tener que compartir un punto de prensa con el Alcalde de Santiago, Felipe Alessandri, y la intendenta de Santiago, Karla Rubilar.

Y cómo no, si mientras Fernando Soto, rector del Instituto Nacional, habla en exclusiva para Radio Universidad de Chile, se oye de fondo al alcalde y a la intendenta calificando de delincuentes y terroristas a los alumnos del establecimiento, mismos con los que Soto tiene que lidiar día a día.

– ¿Hay, efectivamente, terroristas dentro del alumnado del Instituto Nacional?

“Hay alumnos que se encapuchan y cometen actos delictuales”.

– O sea, ¿no hay terroristas?

“Hay alumnos que se encapuchan y cometen actos delictuales”, insiste el rector, evadiendo la pregunta y evitando, quizás, desmentir a Alessandri, porque, aunque Soto no respondió, lo hizo igual.

El Instituto Nacional, donde han estudiado gran parte de los presidentes de Chile y personajes influyentes de nuestra historia, hoy pasa por una profunda crisis.

De resaltar en la prensa por su alto nivel académico, este liceo, ubicado en el corazón de Santiago, pasó a ser noticia por los diversos disturbios y enfrentamientos que protagonizan sus alumnos y Carabineros.

Medio Santiago lo sabe in situ. Basta acercarse a la esquina de la Alameda con Arturo Prat para respirar el tóxico humo de las bombas lacrimógenas utilizadas por la policía. Así es, aunque por ese momento todo esté en calma.

Precisamente este miércoles hubo lluvia de lacrimógenas en el establecimiento. Antes de comenzar la jornada, encapuchados se enfrentaron a Carabineros. ¿Resultado?, un estudiante quemado por manipulación de bomba molotov y cursos enteros amedrentados por Fuerzas Especiales que interrumpieron las clases a modo de amenaza.

Si bien el alcalde Felipe Alessandri y la intendenta Karla Rubilar defienden sin cuestionamientos el proceder policial, el rector Fernando Soto es más cauto. De hecho, calificó el accionar de Carabineros como un “error”.

“La acción de Carabineros, en búsqueda de estos actos delictuales a partir de bombas lacrimógenas, yo creo que fue un error, porque afecta a todos por igual, más allá de si hay responsables de por medio en eso. Creo que Carabineros tiene que afinar sus procedimientos”, afirmó.

“No debe ser una labor fácil de resolver, pero tratándose de una comunidad educativa, una comunidad escolar, donde hay niños, hay menores, y hay 200 o 300 funcionarios, Carabineros tiene que ser profesional y tomar las medidas del caso para que su accionar no ponga en riesgo a otras personas que son inocentes de acciones delictuales”, continuó el rector que, no está de más acotar, también estudió en el Instituto Nacional.

De hecho, recordó que los actuales pupitres del establecimiento son exactamente los mismos que estaban instalados cuando él fue alumno del Liceo, por allá a comienzo de los años setenta.

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Sala de clases del Instituto Nacional

Y el tiempo se nota, y los arreglos no. Situación que hace afirmar a Fernando Soto que la educación pública ha estado abandonada no solo por el actual gobierno, sino por todas las anteriores administraciones desde la época de la dictadura militar en adelante.

“Yo siento que la educación pública ha estado dejada de lado por décadas y por varios gobiernos de distinto color. Esto (la actual situación del Instituto Nacional), en el fondo, es una acumulación de frustraciones que viene desde la época de la dictadura. Si hablamos, por ejemplo, de la infraestructura, 20 años botado el colegio y sin inversión implica que tenemos problemas de goteras, problemas eléctricos, y pese al esfuerzo que ha hecho el Estado en entregarnos, por ejemplo, terminada una obra pendiente del Instituto por 52 años como lo es el Centro de Extensión, pese al esfuerzo que se hizo en remodelar los gimnasios, en corregir las filtraciones que había en uno de los patios, esas grandes inversiones que ha habido son insuficientes”.

De todas maneras Soto, que dejará su cargo en agosto de este año, guarda la esperanza de que los recursos lleguen no solo al liceo que dirige, sino que a todos los llamados “emblemáticos”, entre ellos, el Liceo de Aplicación, el Liceo 1, y el Barros Borgoño.

“No nos alcanzan los recursos que están disponibles. Ahora yo espero, y creo entender que desde las autoridades hay una apertura a buscar recursos de donde sea necesario para corregir no solo los problemas del Instituto, sino que de los liceos emblemáticos de la comuna de Santiago”, sostuvo.

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Mesa y silla del profesor en una sala del Instituto Nacional

Mucho se ha hablado en la prensa de las agresiones que los propios alumnos le han propinado al rector. El mismo Felipe Alessandri recordó, este miércoles, que Soto ha sido víctima de escupitajos por parte del estudiantado. Y el rector no lo niega.

Pero Fernando Soto, a diferencia del alcalde de Santiago, se da el trabajo de desentrañar el porqué de la agresividad hacia su persona. Sin justificarla -por supuesto- el rector aseguró que los jóvenes de hoy tienen suficientes razones para sentir rencor por los adultos y por la autoridad.

“Para las nuevas generaciones hay razones de sobra para desconfiar de los adultos. Cuando vemos el tremendo nivel de desprestigio de todas las instituciones de la República, el Poder Ejecutivo, el Poder Legislativo, el Poder Judicial, Fuerzas Armadas y Carabineros, las Iglesias, por eso, los jóvenes no les creen a los adultos, entonces, desgraciadamente, quienes pagamos los platos rotos somos los educadores, porque también los jóvenes, en su inmadurez, al vernos como adultos y a quienes ejercemos labores de dirección de colegios, somos la representación de la autoridad para ellos, y hay todo un rencor acumulado contra la autoridad”.

En ese sentido, Soto sostuvo que la única manera de salir de la crisis que enfrenta el Instituto Nacional es con la unidad de toda la comunidad: estudiantes, trabajadores y profesores.

Estudiantes, trabajadores y profesores que esperarán, a partir de este jueves, un par de semanas para verse las caras nuevamente, porque la Municipalidad de Santiago estimó que, para dar solución a este conflicto estudiantil, debía mandar a los estudiantes de vacaciones.





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