En conversación con Radio y Diario Universidad de Chile el ex ministro de Transporte y militante del Partido Socialista, Germán Correa, abordó la compleja situación institucional por la que atraviesa la colectividad.
La bullada elección interna que recrudeció la confrontación entre distintos sectores del partido, además de las denominadas “narco redes”, vinieron a coronar una crisis que se arrastra desde hace años y que tiene como uno de sus componentes el clientelismo.
Según su mirada, ¿cuál es el problema de fondo respecto de lo que está pasando en el PS, ¿cuál es su diagnóstico?
Creo que desde hace rato el tema del Partido Socialista dejó de ser un tema electoral. Desde luego esta elección, que fue muy competitiva, dura en algunos momentos, surgió porque una disidencia interna y dispersa que venía expresándose hace tiempo de manera más bien individual, con críticas, con planteamientos, decidió unirse con gente de muy distintas trayectorias para los efectos de salir al frente de una situación que calificamos como crítica del Partido Socialista, política y orgánicamente. En el camino se reitera esta denuncia que muestra de manera fehaciente que aquellos militantes que fueron expulsados del partido por vinculaciones con el narcotráfico y delitos comunes estaban manipulando y controlando la votación, particularmente, en la comuna de San Ramón, lo que le dio un carácter de gravedad extrema a la situación del partido. Entonces, hubo un cambio de carácter de la situación interna a partir de ese reportaje y quedó en evidencia que todo lo que se estuvo reclamando durante este año y medio, desde el primer reportaje respecto a enfrentar de raíz ese problema, fue absolutamente insuficiente, como el propio presidente del partido lo reconoció el domingo antepasado.
Aquí hay un cuadro de transparencia y un cuadro de credibilidad del partido frente a la ciudadanía que quedó en evidencia, lo que produjo un cambio de carácter definitivo en la situación interna del Partido Socialista, y eso, desgraciadamente, buena parte de la dirigencia ha mantenido el discurso y los planteamientos dentro del marco de lo que fue la competencia electoral. Hay sectores que han tratado de banalizar y de minimizar en relación a las dinámicas de un proceso electoral que fue muy fuerte, pero esto ya superó hace rato aquello y si no se quiere entender eso, no se está entendiendo que el Partido Socialista está enfrentando una de las crisis más graves de su historia –aparte de la dictadura- porque está de por medio nuestra credibilidad, nuestra legitimidad frente a la ciudadanía, ese es el gran tema.
A su juicio ¿cómo se puede salir de este estado actual? hay algunos que plantean como una solución limpiar el padrón ¿Crees que eso es suficiente o hay que ir más allá?
Hay que ir más allá. Yo diría que son varias medidas que debieran tomarse a fin de que predomine la absoluta transparencia, probidad, legitimidad dentro de las acciones de todos los dirigentes del Partido Socialista y, en particular, quienes lo conducen. Nosotros hace rato que lo hemos planteado, primero hay que enfrentar el problema más general que da origen a estas penetraciones de individuos indeseables en la militancia del partido, que es el clientelismo que se ha desarrollado como fenómeno estos últimos veinte tantos años que, al final, todos lo permitimos porque, de alguna manera, los grupos internos de los partidos se beneficiaron de eso. Pero ese clientelismo ha adquirido un nuevo carácter, ahora con la penetración de personajes vinculados al narcotráfico y a la delincuencia dentro de los rangos partidarios.
Uno de los mecanismos que hay que hacer es ese; filtrar previamente a quien entra a militar. Yo entré a militar al Partido Socialista el año 62 y uno tenía que pasar por un año de pre militancia en el que uno primero recibía formación política, segundo tenía que demostrar, con conductas concretas, que era digno de ser parte de la militancia del partido. Hoy día nada de eso existe. Entonces, primero hay que atacar el fenómeno del clientelismo, luego limpiar el partido de quienes puedan aparecer vinculados con conductas delictuales y, también, hacer una revisión profunda de las cuentas, los gastos del PS. Hay una ley de partidos que nos lo exige, hay fondos públicos que se están pasando que nos exige máxima transparencia en el uso de los recursos, y tenemos que dar garantías de eso. Y eso se refrenda cuando, inclusive, en la televisión el presidente del partido reconoce un contrato de honorarios de carácter retroactivo que nadie sabía y que entendíamos que no estaba autorizado por ninguna instancia colectiva del partido, entonces no puede suceder eso.
Cuando hoy día las instituciones en este país están bajo serio cuestionamiento, las Fuerzas Armadas, el Poder Judicial, la Iglesia, etc. simplemente hay que ponerle atajo y cada uno en la esfera que le corresponde y, por lo tanto, hay muchas medidas que tomar que signifiquen modificar, sanear, fortalecer la institucionalidad del partido y nosotros tenemos un listado de exigencias que estamos haciendo a quienes conduzcan el partido en el próximo período.
¿Qué espera que pase durante los próximos años, considerando que es muy probable que Elizalde conduzca nuevamente el PS?
Yo creo que eso sólo va a ser una demostración de esa mayoría que obviamente ganó las elecciones, como lo reconocimos la noche misma de las elecciones. Lo que estaba en discusión era la validez de las votaciones porque no habían actas, habían muchas irregularidades, pero nosotros, desde el primer momento, reconocimos que ellos tenían la mayoría y, para nosotros, fue un tremendo logro haber obtenido un tercio del Comité Central cuando no teníamos nada o muy poco.
Una minoría jamás puede vetar a una mayoría, pero lo que sí puede suceder es que una mayoría abuse de la institucionalidad, abuse de su mayoría y le imponga a la minoría sus propios designios y decisiones. Aquí hay un tema mucho más profundo; un tema de credibilidad y legitimidad de los dirigentes, nosotros no estamos vetando a nadie, pero si esa mayoría, en su pleno derecho –porque lo tienen-, reeligen a las mismas personas que han estado conduciendo al partido y que lo han llevado a la situación desastrosa que estamos viviendo ahí, no se está asumiendo la responsabilidad con el nivel y profundidad de seriedad que se requiere y cada cual, en ese caso, tiene que hacerse responsable de las decisiones que tome. Ellos tienen la mayoría, tienen el derecho a votar por quienes quieran, nosotros, como minoría, también tenemos el derecho de plantear nuestros puntos de vista, hacer nuestras exigencias porque sí somos parte del mismo partido. Nadie nos ha echado, no nos vamos a ir y tenemos que ser respetados como minoría.
¿Cree que bajo la conducción de Elizalde y de las mismas personas se puede salir de esa crisis?
Definitivamente no, y la prueba está en los hechos, los que en una entrevista en televisión el presidente del partido reconoció: lo que se hizo fue insuficiente y no sólo fue insuficiente, hubo oídos sordos a muchos requerimientos que en el Comité Central hicieron compañeros, miembros de la comisión política, incluso por escrito, y no fueron escuchados, se minimizó el asunto.
Uno tiene derecho a plantear que ha sido una conducción ineficaz con respecto a un punto tan importante como aquel que pone en entredicho la credibilidad del partido frente a la ciudadanía chilena. Una cosa es si nos hubiese destruido la dictadura que nos perseguía, habría sido una muerte gloriosa del Partido Socialista, pero terminar así, de manera vergonzosa, sin haber sido responsables de enfrentar los tremendos problemas de credibilidad, de transparencia que hay en el partido, eso no es posible.
A su juicio ¿qué está en juego de aquí en adelante para el Partido Socialista si no se toman las medidas que estás proponiendo?
El futuro del partido, de un partido que ha sido tan importante en la construcción democrática y en el cambio social profundo en nuestro país a través de toda su trayectoria va a estar en entredicho el futuro del partido. La historia muestra que los partidos pueden durar muchísimos años después de vivir grandes crisis o después de perder arraigo ciudadano, pero pasan a estar en un estado permanente de irrelevancia y de insignificancia política a lo que ha sido arrastrado el Partido Socialista por su actual conducción. El futuro va a ser muy malo si no estamos a la altura del tipo de decisiones que tenemos que tomar. No es un tema contra Álvaro Elizalde ni contra las personas, es un tema de que esas personas como dirigentes no dieron el ancho y no lo van a dar en el futuro.
¿Cuál es la autocrítica que hace particularmente en relación a esta crisis del partido? considerando que hay prácticas que vienen arrastrándose hace mucho tiempo; el tema del clientelismo, los militantes “ficha”, la perdida de adhesión política, no es de ahora.
Yo tengo una mirada autocrítica respecto a mí mismo en relación a que debí haber sido mucho más incisivo, más persuasivo, haber llevado el tema más hacia afuera. Más de una vez nosotros planteamos muchos de estos temas al interior del partido, yo mismo ahora me autocritico de haber estado en la inactividad partidaria por lo menos interna durante varios años dejándole paso a las nuevas generaciones, pero que lo están haciendo pésimo y volví a la militancia activa a raíz de esta tremenda crisis que estamos viviendo y que ahora se ha agravado. Yo debí haber llevado este tema a la opinión pública para ir generando presión externa para que la dirigencia hubiese estado a la altura de las decisiones que se tomaban. Dejamos que este fenómeno fuera avanzando y al final ha tenido esta deformación terrible que estamos observando.