“1988 – 2018. El Chile de la postdictadura”, así se tituló el debate radial desarrollado la mañana de este jueves por un grupo de académicas y académicos de la Universidad de Chile. El programa especial, organizado en conjunto por la Radio Universidad de Chile y la Vicerrectoría de Extensión y Comunicaciones (Vexcom), estuvo dedicado a la reflexión sobre este período a 30 años del triunfo del No, tema que abordó la última edición de la Revista Anales.
La instancia, conducida por el director de la Radio Universidad de Chile, el periodista Patricio López, contó con la participación de la vicerrectora de Extensión y Comunicaciones, Faride Zeran; la historiadora y académica de la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile, Sofía Correa; el académico de la Facultad de Ciencias Sociales (Facso) y Premio Nacional de Humanidades, Manuel Antonio Garretón; el coordinador académico de la Cátedra de Derechos Humanos de la Universidad de Chile, Claudio Nash; el profesor del Departamento de Sociología de Facso, Carlos Ruiz Encina; y el historiador mapuche Fernando Pairican.
Conscientes de la necesidad de reflexionar sobre el período de la transición, la Vicerrectoría de Extensión y Comunicaciones dedicó la última edición de la Revista Anales de la Universidad de Chile a este tema. En ésta, diferentes voces del mundo académico, cultural y político dialogaron sobre la definición y conceptualización de la transición, su impacto en la vida de chilenos y chilenas, y los principales hitos que marcaron el período.
¿Qué define al Chile de la postdictadura?
Para el sociólogo y Premio Nacional de Humanidades, Manuel Antonio Garretón, existe una diferencia fundamental entre el Chile que recibe la democracia y el Chile de hoy, pero aún más importante es que el modelo económico de la dictadura permanece vigente. “No estamos en presencia del mismo tipo de sociedad, ni de los mismos actores principales. Pero, por otro lado, el modelo económico social heredero de la dictadura está presente, aunque ha habido modificaciones. […] Un régimen verdaderamente democrático, que haya permitido o que permitiera superar ese modelo no se ha constituido aún, entre otras cosas, porque está vigente la Constitución impuesta por la dictadura”.
El profesor de la Facultad de Ciencias Sociales, Carlos Ruiz Encina, aseguró que “el paso de una situación de dictadura a una situación de democracia tiene que ver básicamente con la reconstrucción de la relación entre la política y la sociedad, y de alguna manera la política está secuestrada de la participación de la sociedad en el contexto dictatorial”.
En materia de derechos humanos existe un gran debate sobre el período de la transición y lo que se ha llamado la “justicia transicional”. A esto se refirió el coordinador académico de la Cátedra de Derechos Humanos de la Vexcom, Claudio Nash: “la justicia transicional es elaborar una serie de mecanismos para avanzar en verdad, avanzar en reparaciones, pero con límites. Y me parece que eso, desde el punto de vista de los Derechos Humanos, ha marcado el debate hasta el día de hoy porque cuando se generan las condiciones para efectivamente perseguir los crímenes, la decisión política que se toma en ese momento no es profundizar a partir de ese momento las investigaciones en derechos humanos, sino que sigue habiendo una apuesta por una salida política”.
A nivel cultural, la Premio Nacional de Periodismo, Faride Zeran, afirmó que este proceso de la postdictadura se da sobre la base del cierre sistemático de los medios de comunicación críticos a la dictadura en los años 90. “Para hablar del debate y del cambio cultural que se produce ahí es fundamental decir que se realiza sobre las cenizas de la prensa independiente, sobre la consolidación de los medios del duopolio, sobre la base de un relato que nos construye como sin historia y sin pueblos originarios”.
Por su parte, el historiador mapuche, Fernando Pairican, señaló que en la cultura mapuche se dieron espacios de democratización y politización que fueron detenidos por los gobiernos de la Concentración y la derecha. “Yo he planteado que con la Concertación, reconociéndole todo el aporte al trabajo contra la dictadura, a ponerle un cierre a la dictadura, se abre un nuevo proceso hacia el siglo XXI donde prima el multiculturalismo antes que la base democratizadora para los pueblos originarios y afrodescendientes”.
Finalmente, la historiadora Sofía Correa Sutil explicó que más allá de las posturas que diferencian el concepto postdictadura del de transición -el que para ella es más adecuado en la medida en que obliga a definir y a darle contenido al concepto- éstas concuerdan en que la característica fundamental del período es la negociación.
Ante la idea de “justicia en la medida de lo posible”, la historia se preguntó “¿qué es lo posible? porque está bien, siempre en la medida de lo posible parece súper razonable, o sea, las cosas no se pueden hacer en un posible, pero ¿quién define lo posible?, ¿cómo se define lo posible?, eso es algo que quedó en el aire”.
La negociación
“Lo que se podía negociar, a lo más, eran ciertas condiciones de esa transición, y Pinochet era muy claro en que la transición se podía dar en la medida en que el modelo no se alterara, y efectivamente el modelo se mantiene”, explicó el abogado Claudio Nash.
Para Manuel Antonio Garretón “la única negociación, en términos estrictos, es si se abren los registros electorales o no, pero ni siquiera fue negociado, sino que se anunciaba. En términos estrictos aquí no hubo una negociación”.
Pero Sofía Correa discrepa. “El abrazo que se da Patricio Aylwin con Sergio Onofre Jarpa reconoce el triunfo del NO, es la culminación de una conversación, o acuerdo, o negociación que se estaba dando ya, y lo que yo planteo es que se estaba dando hace varios. En ese sentido, creo que es significativo para lo que continúa porque de alguna manera decir que no hubo ninguna negociación le resta responsabilidades a la Concertación y también niega la cooptación, que creo que es muy clave en este proceso para entender lo que vino después”.
“Hay una decisión política de los partidos que integran la Concertación de sencillamente no mirar hacia atrás. Eso es una decisión política que significa que hoy día tengamos una educación pública desmantelada, donde claramente estamos viendo que hay una decisión de aniquilar sus vestigios. El tema de si hay o no negociación nos remite a un país que hoy sigue siendo tributario de un pasado donde efectivamente existió una decisión política que hasta el día de hoy nos determina y el tipo de sociedad que construimos”, enfatizó Faride Zeran.
La izquierda y la impunidad
Fernando Pairican se refirió a la importancia de analizar también “cuánto la Concertación de la transición se neoliberalizó y se convirtió también, o un sector de la izquierda por lo menos, en propietarios. Creo que la dictadura es de Pinochet, pero también veamos quienes quedan en el poder y cómo se convierte en propietaria una clase política que tiene acceso a empresas donde tiene un nivel económico distinto al que tuvieron en los ’80, yo creo que eso hace analizar este modelo neoliberal de una forma distinta”.
“Lo voy a decir quizás de una manera provocadora, pero en la imposibilidad que hemos tenido, durante ya tres décadas, de plantearnos el problema de la educación pública en Chile, en ese asunto Pinochet es inocente. Los mayores conminadores en contra de la educación pública en estos últimos 30 años no vienen incluso de la derecha, o los más efectivos, sino que salieron de la propia Concertación. Eso tiene que ver con la forma en que se produce la transición y los horizontes posibles de la política como horizontes naturalizados”, explicó Carlos Ruiz.
Finalmente, Manuel Antonio Garretón abordó la relevancia de la impunidad explicando que “un elemento fundante de un clima de impunidad, que no impide que se haya hecho justicia parcial, consiste en que lo que quedó impune fue el golpe, en el golpe militar se consagró una impunidad y sobre eso nunca se volvió. Desde el crimen central, el crimen fundamental, que es el momento en que queda impune el bombardeo a La Moneda y el homicidio frustrado de Salvador Allende, desde ese momento todo está permitido. Puedes justificar la violación de derechos humanos porque aceptas la legitimidad del golpe”.