Según cifras del Instituto Nacional de Estadísticas (INE), un millón 300 mil chilenos y chilenas no nacieron en Chile, sino que llegaron al país en búsqueda de mejores oportunidades y se quedaron.
Ad portas de una nueva celebración de las fiestas patrias, cabe preguntarse, ¿cómo viven la chilenidad los miles de hombres y mujeres migrantes que han llegado a habitar nuestro país? ¿Qué es lo que más les llama la atención a la hora de identificar características propias de los chilenos?
Paola Palacios (30) llegó desde Colombia hace tres años y cuenta que, debido a origen afro-descendiente, le fue muy difícil encontrar en Chile la estabilidad que buscaba. Sin embargo, luego de un par de años viviendo en el país y desempeñándose arduamente en su trabajo como cualquier chilena, ha logrado conocer más en profundidad nuestra sociedad.
Es así como se ha dado cuenta de la que, para ella, es una de las principales características de los chilenos: la fuerza de sus movimientos sociales.
“Siento que el movimiento social aquí tiene harta fuerza y desde diferentes temáticas: vivienda, salud, feminismo, migración”, ejemplificó Paola.
“Tiene harta fuerza el movimiento, eso me gusta mucho de Chile. Creo que para mí eso ha sido muy importante porque he aprendido también a politizar mi posición aquí en Chile, en Colombia era mucho más pasiva, más dormida social y políticamente. Creo que estar aquí viendo esa fuerza de la gente me ha servido para mi crecimiento personal”, señaló respecto de su experiencia en nuestro país.
Por otro lado y frente a una creciente crisis económica en Venezuela, han sido miles los venezolanos y venezolanas que han migrado hacia nuestro país para encontrar tranquilidad y seguridad económica. Hoy, la comunidad venezolana en Chile superó a la peruana y son más de 230 mil los ‘llaneros’ que habitan nuestro país.
Uno de ellos es Andrys Ruiz (32), quien antes de venir a Chile se desempeñaba como oficial de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana y llegó a nuestro país hace dos meses en búsqueda de nuevas oportunidades.
En el poco tiempo que lleva en Chile, Andrys dice que, pese a que pensaba todo lo contrario, se ha sorprendido por la acogida que los chilenos y chilenas le han dado a él y a sus compatriotas. En ese sentido, el ex militar del Ejército venezolano destacó la generosidad de la sociedad chilena.
“El chileno es muy buena gente. Ese es mi punto de vista, quizás a otras personas le han tocado chilenos de otro tipo pero, por lo menos de mi parte, siempre me ha tocado gente muy generosa, muy amable, que me da su punto de vista de nosotros los venezolanos y lo que pasa en nuestro país“, comentó sobre las interacciones que ha tenido con cientos de chilenos y chilenas mientras trabaja como conductor de Uber.
“Nada más que el país, Chile como tal, nos abra las puertas a nosotros y que podamos estar aquí tranquilos trabajando, eso se agradece y por eso estoy completamente agradecido con este país“, valoró el venezolano, a dos meses de su arribo.
La progresiva prosperidad económica de Chile en las últimas décadas, contrastada con la inestabilidad y la oleada de violencia que azotó a Perú a fines de los ‘80, hicieron que entre 1990 y hasta 2018, la comunidad peruana en Chile fuese la más numerosa, influyendo en fenómenos culturales, gastronómicos, religiosos e, incluso, sociales.
Fue justamente en 1990 cuando Ernesto Surco (57) llegó a quedarse definitivamente. Pese a que admite que en el Chile de hoy en día el ser afrodescendiente es algo complicado, dice que ha logrado adaptarse y, después de casi 30 años, éste ya es su país.
“La sociedad chilena, como toda sociedad, es tema de adaptarse, entender su realidad y entender su idiosincrasia para poder actuar bien. Yo, por ejemplo, observo donde estoy y no tengo que actuar para llevarme bien con las personas”, sostuvo Ernesto.
“En los años que estoy en Chile, nunca tuve un problema por ser negro, nunca tuve un problema por temas de racismo. Me casé con mi esposa, con un pequeño recelo de su mamá, pero después en la comunidad, afuera, con el chileno común y corriente, no tenía problemas”, contó sobre su experiencia como inmigrante en una época en la que la migración no era un fenómeno tan común como ahora.
Y es que en los últimos años la presencia de inmigrantes en el país ha adquirido una mayor relevancia. Si bien en 1982 los extranjeros residentes representaban sólo un 1,2 por ciento de la población del país, hoy, según el Departamento de Extranjería y Migración (DEM), el país albergaría a un millón 363 mil personas que provienen de otros países, lo que equivale a casi un siete por ciento del total.
Es el nuevo Chile que se construye.