Como cada año desde 2013, el proyecto Bulnes Intervenido convoca a la comunidad a visibilizar las huellas de balas presentes en las fachadas de los edificios del paseo Bulnes, en pleno centro cívico de Santiago. Mediante punteros láser, los asistentes podrán iluminar las marcas de balas que quedaron posterior al 11 de septiembre de 1973, con el objetivo de reflexionar cómo aún sigue viva la violencia y represión institucional en la sociedad chilena en diferentes dimensiones.
Este año, la propuesta de arte político busca visibilizar y abrir la reflexión a una de las expresiones de esta violencia: la de carácter político sexual, que fue uno de los mecanismos de la represión utilizados en el período dictatorial, principalmente contra las mujeres.
“La violencia patriarcal y sus múltiples expresiones tienen en común que son un tipo de violencia invisibilizada, subestimada, naturalizada, reduccionista y despolitizadora, características que se pueden atribuir tanto a aquellas prácticas específicas durante la dictadura militar como a las que presenciamos y vivimos cotidianamente”, plantearon los integrantes del colectivo.
Para esta versión, que comenzará en la esquina de Alonso Ovalle con Bulnes el próximo 27 de septiembre a las 19:30 horas, mediante el ejercicio de memoria se convocará a los participantes y transeúntes a responder a la pregunta “¿cómo develamos/resistimos la violencia patriarcal?, ocasión en la que participarán las integrantes de la Colectiva La Jauría, además de diversas organizaciones que forman parte de “Memorias de Rebeldías Feministas”, convocado por la Coordinadora Feminista 8M.
Esta acción de arte y memoria se da en un contexto álgido en torno al reconocimiento de la violencia política sexual por la reciente venta a privados del centro de represión y desaparición Venda Sexy y la ausencia de una tipificación necesaria para el reconocimiento y condena de este tipo de práctica del terrorismo de estado.
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