Un año después de la promulgación de la ley sobre asilo e inmigración, el primer ministro francés Edouard Philippe admitió este lunes que el gobierno “no ha alcanzado todos sus objetivos”.
Destacó el aumento del 22% en el número de solicitudes de asilo entre 2017 y 2018. “El sistema de asilo francés está ahora saturado”, lamentó. Para él, la idea de las “cuotas” no es “tabú” y sería necesario considerarla en materia de nacionalidad o sector profesional. Sin embargo, no se trata de aplicarlas al derecho de asilo o a la inmigración familiar.
Philippe definió “seis orientaciones”, como una reflexión sobre las prestaciones sociales concedidas a los solicitantes de asilo. “Francia (…) no debe ser ni más ni menos atractiva que sus vecinos”, argumentó, y pidió “afrontar los hechos (…) sin negar nada de nuestros principios”, en particular sobre las condiciones de acceso a la asistencia sanitaria.
El primer ministro también pretende “hacer más y mejor en términos de integración”.
La oposición critica
Philippe denunció a los proveedores de “falsas soluciones”, criticando los “mitos y fantasías” de la “inmigración cero”, la “inmigración de sustitución” o “el fin del derecho de suelo”.
Antes de que se iniciaran los intercambios, Marine Le Pen, presidenta de la ultraderechista Agrupación Nacional, estableció un vínculo entre el ataque en la Prefectura de París, perpetrada por un francés convertido al Islam, y una “inmigración anárquica” que permite el desarrollo del “fundamentalismo islamista”. Le Pen, que defiende una “moratoria” sobre la inmigración, pidió al Ejecutivo que “tenga el valor de celebrar finalmente un gran referéndum” sobre este tema.
Por su parte, Guillaume Larrivé, de Los Republicanos (derecha) abogó por el establecimiento de una “Carta de inmigración” respaldada por la Constitución y sometida a un “referéndum”.
“Chivo expiatorio”
A la izquierda, el número uno del Partido Socialista Olivier Faure advirtió contra la tentación de un “populismo de Estado”. “Usted ha optado por convertir al inmigrante en el chivo expiatorio de los problemas del país, en lugar del financista que saquea nuestro país o el evasor de impuestos”, dijo por su parte Jean-Luc Mélenchon, jefe de La Francia Insumisa.
En conclusión, Edouard Philippe señaló un “disenso” tal que “es difícil tener un intercambio matizado” sobre la inmigración. Si bien no se trata de una nueva ley, confirmó sin embargo que el ejecutivo tenía la intención de “utilizar los textos futuros” para “traducir, medida por medida, estas decisiones en acciones”.