En Uruguay, las principales encuestas coinciden en mostrar al candidato del oficialista partido Frente Amplio, el socialista Daniel Martínez, con una intención de voto de entre 42 y 44%, mientras que Luis Lacalle Pou, del Partido Nacional, superaría el 50% de los votos.
En su acto de cierre de campaña, Lacalle Pou aseguró que en la primera vuelta de octubre la ciudadanía optó por una alternancia en el gobierno, votando mayoritariamente por candidatos de la oposición: “Fue el pueblo, que no perdió la capacidad de indignarse y le dijo ‘quiero sacudirle la modorra al gobierno y lo quiero cambiar’”, declaró.
“Este gobierno ha tenido problemas de gestión también asociados al entorno económico mundial y regional, y por lo tanto un ralentización de la economía que da lugar a que las personas sientan esta insatisfacción o que por lo menos parte del electorado haya decidido cambiar su voto”, explica Rafael Piñero, politólogo de la Universidad Católica de Uruguay contactado por Raphaël Morán.
Según el analista, Uruguay es “bastante dependiente de cómo evoluciona la economía regional”. La crisis económica argentina repercutió fuertemente en el sector del turismo, “pero a pesar de eso el gobierno logró mantener cierta estabilidad económica, aunque con problemas crecientes”. Entre ellos, el desempleo y la seguridad ciudadana, con “un cierto aumento de los homicidios en los últimos años” y una penetración “mucho más fuerte del narcotráfico”.
Los cinco principales partidos opositores suscribieron a un acuerdo para conformar una coalición de cara al segundo turno. Sin embargo, comenta Piñero, Lacalle Pou es “el líder de una oposición que para estas elecciones se ha fragmentado más: ha surgido un nuevo partido mucho más conservador y nacionalista, con un perfil similar a las derechas más reaccionarias y nacionalistas como Bolsonaro en Brasil. Ese partido que se llama Cabildo Abierto ha alcanzado un 10% lo que le permite ser pivote de esta coalición”.
En cuanto a Lacalle Pou, “es un político que se puede parecer a Sebastián Piñera, es una derecha económicamente liberal, algo conservadora en términos valóricos, digamos que es un candidato que podemos ubicar en la centroderecha”, añade el politólogo.
De confirmarse en las urnas los resultados de las encuestas, Uruguay experimentará un giro a la centroderecha y comenzará el próximo lunes un proceso de transición entre dos partidos diferentes, algo que no ocurre desde el año 2004, cuando el Frente Amplio ganó por primera vez las elecciones nacionales.