Siete horas antes del cierre de la votación, 47,26% de los inscritos ya habían votado, lo que supera la participación total del 47,01% de las anteriores elecciones de 2015.
En toda la ciudad, se formaron largas filas delante de los colegios electorales.
Habitualmente este tipo de comicios, para elegir a 452 concejales en 18 distritos, que tratan cuestiones como la recolecta de basuras o el urbanismo, no despiertan mucho entusiasmo entre los electores.
Pero este territorio vive desde hace seis meses una situación excepcional y atraviesa su peor crisis política desde su retrocesión a China en 1997, con manifestaciones casi a diario y acciones cada vez más violentas para exigir reformas democráticas.
Estos concejales siempre han estado dominados por un bloque de políticos totalmente afines a Pekín.
Analistas estiman que una alta participación puede favorecer a la causa del bando pro democracia, que ha hecho de estos comicios una especie de plebiscito contra la jefa del ejecutivo, Carrie Lam, y su gobierno afín a Pekín, que rechazan cualquier concesión a los manifestantes.