“Ecocidio en la Amazonia y la Chiquitania”, ese fue el tema presentado hace un par de días en el Tribunal Internacional de los Derechos de la Naturaleza, que realizó su quinta versión en la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas de la Universidad de Chile.
La Amazonía es la selva tropical más grande del planeta, y representa un 50 por ciento de los bosques tropicales del mundo. Además, desde aquella zona se lanzan a la atmósfera más de 20.000 millones de litros de agua cada 24 horas a través de la transpiración, lo que ha sido denominado ríos voladores.
Sin embargo, la deforestación para poder plantar más soya para exportación o generar alimento de ganado, la deforestación, que incluso se da con tala ilegal y que altera los ciclos hídricos naturales son parte de las acciones concretas que han producido no solo la destrucción de la Amazonía durante los últimos años, sino también han propiciado ambientes para que se produzcan incendios forestales.
Esto fue expuesto ante el Tribunal Internacional de los Derechos de la Naturaleza, donde el investigador Pablo Solón, director de la Fundación Solón, señaló que “imaginarnos la vida del sistema del planeta tierra sin la Amazonía es imaginarnos otro planeta. Sin embargo, hasta el día de hoy, según diferentes estudios, ya se ha deforestado más de un quinto, y hay quienes afirman que si se deforesta más de un 30 por ciento la Amazonía empezará a morir sola”.
La situación no solo afecta una de las zonas más importantes en lo que a riquezas naturales refiere para la región, sino que también vulnera la vida de los pueblos indígenas que habitan la Amazonía y sus terrenos aledaños.
En conversación con Diario y Radio Universidad de Chile, Germinda Casupá Parabá, vicepresidenta de la Organización de Mujeres Indígenas Chiquitanas de San Ignacio de Velasco, Bolivia, comentó el daño que se está produciendo a las comunidades y a la naturaleza. Al respecto, dijo que hasta ahora no se han respetado sus derechos como comunidades.
“Se han pisoteado, porque realmente hay intereses políticos, hay intereses que han hecho que nuestra zona se vea destruida, muchas empresas entran, hacen deforestación de nuestros bosques y es lo que nosotros como indígenas no vamos a permitir. Vamos a luchar hombres y mujeres hasta lo último”, comentó.
A la vez, la líder indígena agregó que “ellos no saben nuestras costumbres en la Chiquitanía, nosotros como chiquitanos, que vivimos en las comunidades, cuando hacemos nuestros chaqueos sabemos cómo vamos a hacer nuestras quemazones. Sin embargo, gente del exterior que ha ido, que han llegado con títulos a instalarse en nuestra zona no saben nuestras costumbres. Solo piensan que es llegar y quemar lo chaqueado pero no es así. Nosotros tenemos nuestras propias costumbres y siempre lo hemos hecho así y nunca nos hemos visto afectados de esta forma”.
Por otra parte, Germinda Casupá Parabá comentó que a través de los casos que se expusieron en el Tribunal Internacional de los Derechos de la Naturaleza pudieron ver que en Chile también diversas industrian amenazan a los pueblos originarios, como ocurre con la extracción de litio en el norte que afecta a los atacameños, o el extractivismo en la Patagonia que vulnera a los Kawésqar y los Yagán.
“Ellos viven lo mismo que nosotros, por eso sabemos que no tienen voz, que no hay esa madre tierra donde se respira aire puro, ellos no lo tienen, y no queremos que nos pase a nosotros también. Por eso esperamos que podamos apoyarnos ambos países, para que salgamos adelante y lo poco que queda de nuestros bosques, de nuestra tierra, no sea vulnerado”.
En el Tribunal Internacional de los Derechos de la Naturaleza, el caso fue juzgado por la abogada de la Universidad de Chile, Nancy Yáñez, y tras conocerse la situación de la Amazonía se dictaminó que en la próxima sesión esto sea analizado a profundidad, y que a la vez una comisión del tribunal visite el lugar para recopilar más antecedentes.