Nunca antes se había elaborado un estudio como el que recoge Ruidos-imágenes-voces. El documental musical en el Chile postdictadura (Palimpsesto), libro que Martín Farías presentará durante los próximos días en Santiago y Valparaíso.
El autor, musicólogo de la Universidad de Chile y doctor de la Universidad de Edimburgo, había publicado antes libros sobre música para teatro y había trabajado en sus propias cintas, como Canción norteña: Los Cumaná de Coquimbo, codirigido con Eileen Karmy.
En este caso, se dio la tarea de revisar los documentales musicales producidos en Chile desde 1990 e hizo un catastro que considera más de dos centenares de títulos. “Me sorprendí, no sabía que iban a aparecer 207 documentales”, admitió en una entrevista que se emitirá este lunes en el programa Pasaje Nocturno de Radio Universidad de Chile.
De alguna forma, el estudio es una reivindicación para un género que crece en un territorio de límites difusos, dijo Farías: “Hay investigadores en música que son bastante reticentes a la idea de que el documental puede ser una fuente, lo ven con mucho escepticismo y en general validan más fuentes escritas. Por otro lado, en el mundo del documental es como un hermano poco simpático, que no cumple todos los requisitos o no tiene tanto estilo como el documental de autor más clásico. Es difícil ver documentales musicales en un festival de cine, por ejemplo”.
“Parece que lo musical no es suficiente para el medio cinematográfico, se espera que los documentales sean más que música y me pareció interesante eso. ¿Por qué no es suficiente? Por eso nace la idea de ver todo este repertorio y hacerle algunas preguntas para dejar de verlo con tanto prejuicio”, añadió.
Así, las casi 200 páginas analizan filmes que abordan músicas diversas: artistas como Violeta Parra, Víctor Jara, Los Ángeles Negros, Mauricio Redolés, Los Bunkers o Los Chileneros se cruzan con producciones en torno al punk, el hardcore o la música mexicana, entre muchos otros temas.
En lugar de concentrarse en los géneros musicales, Martín Farías ordenó los documentales de acuerdo a sus estrategias narrativas, hallando características comunes entre cintas que, aparentemente, son muy distintas. “No podía hablar de los 207 documentales en profundidad, entonces tenía que profundizar en temas que podían dar cuenta de procesos más amplios”, explicó.
Así, por ejemplo, pudo constatar con números el reinado de las cintas biográficas: “Una gran porción de documentales es la historia bastante lineal de un músico o una banda: cuándo comenzaron, sus principales hitos, etc. También hay otros procedimientos interesantes que aparecen y contradicen esta idea hegemónica de la biografía y hablan sobre una escena, sobre un género o sobre un lugar específico. Ahí hay otros desafíos”, indicó.
Uno de los ocho capítulos del libro, de hecho, está dedicado a piezas que han esquivado el relato más convencional. Ahí tienen lugar Variaciones espectrales, un retrato del compositor José Vicente Asuar; Supersordo. Historia y geografía de un ruido, un rescate de la banda noventera; o We are sudamerican beats, en torno a la electrónica local.
“El documental musical es bastante esquemático. Si vemos los 207, la gran mayoría es un retrato expositivo de la historia de los músicos, pero hay un pequeño grupo que hace operaciones más experimentales o que yo llamo de vínculo entre lo sonoro y lo visual. Paradójicamente en los documentales la música juega un rol bastante secundario, es un acompañamiento o una ilustración de lo que se está hablando. Hay poco juego. Este otro grupo da otras luces de cómo se puede contar lo musical desde una perspectiva audiovisual. Ya no se enfocan tanto en contar una historia o en las entrevistas, son otros los procedimientos”, concluyó Farías.
Jornada doble
Ruidos-imágenes-voces. El documental musical en el Chile postdictadura será presentado a las 16 horas del lunes 6 de enero en el Centex de Valparaíso (Sotomayor 233); y el martes 7, en el mismo horario, en la Universidad Alberto Hurtado (Almirante Barroso 31, Metro Los Héroes).
En ambas ocasiones será comentado por la periodista Marisol García y la musicóloga Fernanda Vera.