Issur Danielovitch Demsky, su verdadero nombre, siempre fue un hombre enojado. Desde su infancia, que transcurrió en la miseria. Nació en 1916, en Amsterdam, una pequeña localidad del estado de Nueva York. Era hijo de un comerciante judío de trapos, alcohólico y analfabeto, con quien tuvo una relación conflictiva.
También fue víctima de antisemitismo, lo que suscitó en él un profundo compromiso contra la injusticia y el sentimiento de superación.
“A veces pienso que es una ventaja nacer en la miseria: no puedes llegar más bajo, sólo puedes subir”, llegó a decir.
Su único sueño fue convertirse en actor, por lo que luchó para ser aceptado en la academia de arte dramático de Nueva York, donde conoció a la futura actriz Lauren Bacall, quien sería una de sus grandes amigas.
Durante la Segunda Guerra Mundial, Kirk Douglas se enroló y participó en la campaña del Pacífico en un anti submarino. De regreso a Estados Unidos encadenó pequeños papeles hasta que en 1949 abrazó el éxito con “El ídolo de barro”, en donde interpretó a un boxeador.
Un galán rebelde
Tras esa cinta, sus ojos azules y el hoyuelo en su barbilla comenzaron a plasmarse en las pantallas grandes, en cintas de aventuras como “Veinte mil leguas de viaje submarino (1954) o “Espartaco” (1960), de guerra como “Senderos de Gloria (1958), westerns como “Duelos de titanes” (1957) o históricas como ¿Arde París? (1966), sobre la Liberación de la capital francesa por las tropas aliadas.
Douglas no se limitó a los roles de héroe o de galán. A contracorriente de lo que hacían otros grandes actores de Hollywood, también interpretó personajes menos llamativos como en “Sed de vivir” donde se puso en los zapatos del inestable pintor que terminó desquiciado Vincent Van Gogh.
Su físico agraciado y carisma le permitió ser un verdadero Donjuan, al punto que se le conocía como “el casanova más grande de Hollywood”. Entre sus conquistas estuvieron Gene Tierney, Rita Hayworth, Marlene Dietrci, Pier Angeli, Joan Crawford, Ava Gardner.
Entre sus talentos, se contaba el dominio del francés, lengua con la que agradeció a la academia francesa el César honorífico que se le entregó en París en 1990. Sesis años después Hollywood lo ensalzó con un Oscar al conjunto de su carrera.
Fue un actor comprometido, siempre de lado del partido demócrata.
Kirk Douglas deja una dinastía en el cine. Dos hijos actores, incluido Michael, nacido de su primer matrimonio, otros dos productores, una nuera actriz, Catherine Zeta-Jones, y un nieto, Cameron, también actor.