Ya son dos años de la emergencia ambiental que afectó a Quintero y Puchuncaví. Entre agosto y octubre del 2018, una intoxicación masiva afectó a más de 1600 vecinos, provocando nauseas, vómitos, cefaleas y pérdida de sensibilidad en las extremidades, sobre todo en las niñas y niños del sector.
El episodio causó indignación entre los habitantes de la zona, y fue el propio Presidente Sebastián Piñera que, en su alocución anual frente a la ONU, pidió disculpas por lo sucedido en esta zona de sacrificio.
Por otra parte, el Tribunal Supremo estableció 15 medidas para implementar en Quintero Puchunaví, sin embargo, aquellas medidas solo se han cumplido parcialmente.
Tanto en Quintero y Puchuncaví ha habido manifestaciones con el objetivo de visibilizar la situación de la zona, pues a dos años de la emergencia ambiental, el panorama sigue, más o menos, igual.
Así lo sostuvo Marta Aravena, miembro de Mujeres en Zona de Sacrificio y coordinadora del movimiento Buen Vivir, quien denunció un grave hecho ocurrido este lunes en la zona y que no ha causado el revuelo que merece.
“Hay autoridades que levantan la voz diciendo que quieren acabar con la zona de sacrificio, lo dijo el mismo Presidente Piñera en la ONU, sin embargo, en la práctica eso no es así, todo lo contrario, cada vez nos sumen más en una zona de sacrificio, cada día somos más sacrificados. Este lunes hubo un incidente terrible y sobre el cual no se han cuantificado los daños. Se trata de los cenizales de AES Gener, pues se le salió lo que cubre el cenizal que, a mi juicio, está pasada de altura y necesitamos que la Superintendencia lo investigue. Se levantaron las protecciones y el polvo voló para todos lados”.
Además, la dirigenta señaló que no solo las condiciones ambientales siguen iguales, sino también la asistencia de salud en la zona, ámbito que debiese tener especial dedicación y que, sin embargo, ha sido dejado de lado por las autoridades.
“Seguimos igual en los temas de salud, prácticamente no hemos avanzado en nada. Todavía a los profesionales de la salud no se les ha capacitado como corresponde para que puedan atender a personas que lleguen con efectos de la contaminación, entonces alguien puede llegar y la pueden derivar por gastritis, o la pueden derivar por otras razones siendo que el problema es el de la contaminación”.
Juan Pablo Arancibia es secretario de la Junta de Vecinos Alonso de Quintero, y también ve en el área de salud una gran deuda del Estado con la zona, pues no ha habido avances al respecto siendo que las enfermedades entre los vecinos tienen una incidencia mayor que el promedio nacional, justamente, debido a la contaminación.
“Nosotros, en la Junta de Vecinos, realizamos, por inquietud de la directiva, una encuesta a la gente y encontramos una alta tasa de enfermedades que ocurren, pero no a nivel de la tasa que encontramos, como soriasis, una gran cantidad de enfermedades asociadas a las afectaciones dermatológicos, los cánceres que son muy recurrentes acá por los químicos que consumimos a diario”.
Además, el dirigente fue tajante en afirmar que el Gobierno ha sido cómplice en la actual situación de Quintero y Puchuncaví, ejecutando planes que, en concreto, son más palabras que acción.
“Nosotros creemos que las autoridades del nivel central son cómplices activos de lo que acá sucede. Tenemos una seremi del medio ambiente, Victoria Gazmuri, que nos vende un plan de prevención y descontaminación ambiental que, evidentemente, no descontamina, lo único que hace es poner normas para que las empresas contaminen con regulación, así ocurre en la práctica. Antes no sabían cuánto podían emitir, ahora lo saben y lo emiten”.
Los vecinos de Quintero y Puchuncaví no han cesado las manifestaciones, pues afirman que la permanente crisis en la zona no puede dejarse a un lado y es necesario visibilizar el problema, ya que son sus propias vidas las que están en juego.