Han pasado cuatro meses desde que el mundo de la investigación científica está a la espera de novedades respecto del futuro de las Becas Chile y el resto de los programas de investigación que quedaron suspendidos producto de la pandemia del COVID-19.
En los últimos días ha trascendido y tomado fuerza la opción de que éstas pasen a transformarse en créditos con intervinientes de la banca, lo que ha generado una respuesta crítica por parte del mundo científico. Pese a que desde el Ministerio de Ciencias aseguran que el tema aún está en evaluación, fuentes en La Moneda advierten que el tema ya estaría zanjado y el próximo año sólo habría becas para programas de doctorado, quedando sólo la opción de créditos para quienes busquen especializarse en el extranjero.
La situación en torno a las convocatorias anuales de posgrado y el financiamiento estatal para programas científicos ha generado un amplio debate, tanto en el mundo de las ciencias como en el resto de la academia. La opción de que las becas de especialización pasen a financiarse a través de créditos ha generado resquemor en muchos sectores, en donde la principal pregunta que ha surgido es por qué el Gobierno pretende quitarle financiamiento estatal a investigaciones y programas científicos, en momentos en que la principal preocupación debiera ser la crisis sanitaria derivada de la pandemia del coronavirus.
Son diversas las organizaciones y centros de estudio que han investigado las consecuencias de las políticas de endeudamiento en la educación superior, siendo el Crédito con Aval del Estado (CAE) una de las más conocidas y, a la vez, una de las que evidencian el alto nivel de endeudamiento y morosidad a los que se ven expuestos los “beneficiarios”. Por otra parte, está el caso del Crédito CORFO de Postgrado. Sobre esto, desde la organización Ciencia Contra el Recorte han insistido en que la alta masculinización en el acceso a los créditos es un ejemplo de retroceso en las políticas de inclusión y género, que debieran ser parte de la oferta educativa general. Sobre este punto, cabe recordar que el informe de OCDE y Banco Mundial sobre Becas Chile (2011) precisamente reconocía como positivos los aspectos de inclusión de este programa, en términos de género, discapacidad y descentralización.
Para el caso del primer criterio, dicen desde la agrupación, la implementación de este crédito sería totalmente contraproducente. Respecto al segundo, señalan que programas que apuntaban en esa línea como el programa Magíster en el Extranjero para personas en situación de discapacidad, fueron suspendidos. Sobre el tercer criterio, desde Ciencia Contra el Recorte advierten que, al observar los números y cifras que dejó la aplicación del Crédito Corfo, queda en evidencia que los resultados en cuanto a descentralización fueron bastante mediocres. Así también manifestaron su preocupación por la alta concentración de beneficiarios en la Región Metropolitana, en donde el año 2016 un 85% de los Créditos Corfo de Posgrado fueron entregados a estudiantes de esta región. Algo que para los científicos sugiere que la implementación de créditos no es efectiva como política de inclusión educativa, ya que, junto con el desmedro en cuanto a género y a inclusión de la banca, sectoriza y discrimina regionalmente.
En conversación con nuestro medio, el sociólogo y vocero de Ciencia Contra el Recorte, Camilo Godoy, enfatizó en la importancia que revisten los criterios de inclusión, género y descentralización en las políticas públicas enfocadas en el financiamiento de los postgrados; temas que no han sido abarcados de buena manera por las alternativas crediticias para financiar los estudios.
“Nosotros lo que vemos es que todas estas variables de alguna manera se están incumpliendo”, sostuvo Godoy. “Este año, por ejemplo, recortaron también las becas de magíster para personas con discapacidad. Entonces, junto con ello, el tema del Crédito CORFO de postgrado, fue una política pública que generó una alta masculinización de los becarios y a la vez que los beneficiarios se concentraron en la Región Metropolitana; esto, además de generar utilidades a la banca, a los Bancos Itaú y Banco de Chile, cosa que a nosotros nos parece que ya no puede seguir ocurriendo”, agregó el sociólogo y vocero de Ciencia Contra el Recorte.
Esta afirmación viene de la experiencia con el Crédito CORFO de Postgrado, el que durante sus años de funcionamiento tuvo una participación activa de la banca, enriqueciendo y aportando ganancias a instituciones privadas como el Banco Itaú y el Banco de Chile, ya que eran éstas las que finalmente facilitaban el dinero a los estudiantes para cubrir sus estudios.
En una columna publicada por nuestro medio, tanto Godoy como Jaime Cataldo, ambos de Ciencia Contra el Recorte, hacen referencia a investigaciones realizadas por CIPER y Fundación SOL para constatar los efectos negativos del financiamiento estatal a los bancos, en donde destacan que, junto con un endeudamiento del “cliente”, devienen situaciones como un significativo desembolso de dinero por parte del Estado y el enriquecimiento de la banca. “No entendemos cómo puede proponerse una medida tal como modo de subsanar un escenario de supuesta falta de ingresos por parte del Ejecutivo, pues esto puede ocasionar un mayor gasto para el Estado y una transferencia de dinero desde éste hacia el mundo privado”, sostienen Godoy y Cataldo en la mencionada columna. Sin embargo, ambos enfatizan en que están por la reformulación de los programas si es que así es necesario y que están a total disposición de apoyar en mejorarlos, pero que esto no implique eliminarlos.
En la misma línea, en conversación con nuestro medio, el director del Programa de Bachillerato de la Universidad de Chile, Jorge Babul, se refirió a la importancia estratégica que la inversión estatal para cualquier país y las consecuencias negativas que tiene el reducir este tipo de programas en circunstancias como la actual, en donde la pandemia del coronavirus ha dejado en evidencia las carencias derivadas de la ausencia de un plan de desarrollo estatal claro.
“No existe eso, que a uno lo tienten con resolver un problema nacional y seguir formando profesionales, investigadores que avancen en el conocimiento. ¿Por qué se necesita eso? Porque un país es lo que su gente sabe. Ahora en la pandemia se ha notado, y no hemos necesitado saber solamente del coronavirus: de psiquiatría, entretención, arte, todas las actividades humanas han salido a la superficie. Entonces, nosotros somos lo que sabemos”, sostuvo el bioquímico y académico de la Universidad de Chile.
“El destino del país tiene que ver con lo que la gente de este país sabe. Por lo tanto, nosotros lo vamos a poder hacer mejor en cualquier actividad humana si es que sabemos más. Pero obviamente que tiene que haber un plan de desarrollo y ese plan tiene que ver con lo que el país quiere: el cómo queremos ser como país. Si vamos a estar jugando a que por cuatro años vamos a hacer lo que quiere la izquierda y después por cuatro años lo que quiere la derecha, entonces no vamos a ir para ningún lado, porque hay ciertas cosas que necesitan de estabilidad en el tiempo”, agregó.
Asimismo, para Babul la política de créditos para financiar los programas especialización no resuelve el tema de fondo, ya que hoy en día cualquiera con los medios económicos necesarios podría acceder a ese préstamo simplemente acudiendo a un institución financiera. Para él, sin un plan de desarrollo estatal, no habrá beneficios a largo plazo para el país, independiente del sistema de financiamiento de los programas.
“Encuentro terrible esto de los préstamos para formar investigadores especializados en distintas áreas ¿Acaso debiera existir de todas maneras? Uno dice bueno, el que quiera que pida un préstamo y vaya a estudiar, pero eso uno lo puede ir a pedir a un banco. Si yo quiero desarrollar una empresa voy al banco, pido plata y la desarrollo”, indicó Babul. “Pero aquí estamos hablando de otra cosa, estamos hablando de becas y de promover ciertas actividades que el país necesita para los planes de desarrollo que ha decidido. En este momento tenemos becas, pero no tenemos un plan de desarrollo y ése es el problema. Entonces la gente dice ‘para qué estos cabros quieren ir a estudiar allá’, porque hay una disociación”, concluyó el bioquímico y director del Programa de Bachillerato de la Universidad de Chile.
Pero en el Ministerio de Ciencia y Tecnología descartan que ésta sea una decisión tomada. Desde la cartera argumentan que en medio de una discusión presupuestaria, todavía no están definidos los montos y el cómo van a funcionar las becas durante el próximo todavía es materia de análisis. En ese sentido, advierten que, pese a que el debate ya se está dando en el mundo académico, aún no hay una definición para el próximo año en torno a las Becas Chile; que ésta surgirá a partir de la tramitación de la Ley de Presupuesto 2021 y se concretará -si es que se concreta- con la modificación del respectivo decreto, cuestión que aún no se ha zanjado.
Foto en portada: Agencia UNO.